Despedida de las Hermanas Azules que dejaron la diócesis de La Rioja

  • 5 de julio, 2022
  • La Rioja (AICA)
La comunidad despidió a las religiosas de la congregación que hace 70 años se instalaron en el barrio capitalino de Tiro Federal y en la ciudad de Aimogasta. El obispo local les agradeció su misión.

Las Hermanas de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción, conocidas como Hermanas Azules, llegaron a la diócesis de La Rioja en los años 70 por invitación de monseñor Enrique Angelelli. Establecieron dos comunidades, una en el barrio Tiro Federal de la ciudad capital y la otra en Aimogasta. 

Hace unos años dejaron la ciudad y ahora dejaron Aimogasta y así la diócesis, si bien ellas ya no están, el carisma sigue presente en la gran cantidad de laicos que maduraron el Evangelio a través de ellas. 

La despedida fue en dos momentos de celebración compartida, el viernes 24 de junio en la parroquia Inmaculada Concepción de Aimogasta y el sábado 25 en Bañado de los Pantanos, lugar en donde pastoreó la hermana María Inés Coullery.

La última religiosa que quedaba es María Inés Coullery, quien estuvo 30 años en Aimogasta. La hermana Margarita Ana las estuvo acompañando durante más de un año, desde que la hermana Teresa María se enfermó y falleció el 12 de febrero pasado. 

La hermana María Inés, entrerriana, acompañó al pueblo de Bañado de los Pantanos que pertenece a la parroquia Inmaculada Concepción de Aimogasta.

Tanto el viernes como el sábado, con gran cariño le agradecieron el haber pastoreado generaciones de familias en esa zona de la Costa Riojana, misión que realizó con el carisma de su fundadora Santa Emilia de Villeuneve.

Recibió muchos regalos y ella obsequió un mantel para el altar de la capilla de Bañado de Los Pantanos con la siguiente frase: “Cuando la dignidad está en juego nos conmovemos”.

En la misa de despedida del sábado 25 de junio el párroco, presbítero Miguel Sosa, destacó el estilo maternal, protector conciliador de las religiosas y en particular la tarea misionera de la hermana Inés. 

El obispo de La Rioja, monseñor Dante Gustavo Braida, no pudo estar presente, pero envió como delegado al presbítero Roberto Queirolo, quien también transmitió la gratitud hacia todas las hermanas que sembraron de Evangelio y de estilo femenino esta diócesis. Lo mismo hizo el presbítero Carlo Baigorrí en la misa del viernes.

Roxana Correa, catequista desde hace 16 años en Bañado de Los Pantanos, dejó un testimonio sobre la siembra de hermana Inés: “Hace 17 años que la conozco, desde que vine de Tucumán. Llegué con mis hijos en edad de comunión. Ella venía todos los fines de semana a hacer la catequesis, hacía la de los niños y la de los padres también y me ofreció ser catequista. Mi hija tenía un añito ella me buscaba y pasábamos a la capilla, así empecé”.

“Me enseñó todo lo que yo sé. Nos ha enseñado muchas cosas, se enojaba porque no llegábamos a horario. Tiene un carisma muy especial. Ella tiene 88 años, está muy firme, no quiere que la lle-vemos del brazo, nos alentaba en todo, pero la ponía mal la impuntualidad, la falta de compromiso. Ahora tiene en el grupo de madres a las que ella enseñó la comunión. Con mucho cariño y tris-teza la despedimos. Pero la comunidad sigue con todo lo que las hermanas azules nos enseñaron”, aseguró.

“Darle las mil gracias es poco para todo lo que nos deja. Todos los años le renunciaba y después no podía dejar de catequizar”, concluyó la catequista.+