"No compren lo que Rusia ha saqueado", pidió el arzobispo Schevchuk

  • 8 de junio, 2022
  • Kiev (Ucrania) (AICA)
El primado católico destacó que Rusia está librando una guerra colonial contra Ucrania y quiere tener su colonia en el corazón de Europa. Y hoy se lleva todo lo que se puede robar de Ucrania.

El arzobispo mayor de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana, Su Beatitud Sviatoslav Shevchuk hizo este 9 de junio, un llamamiento a la comunidad internacional, para que “no compre lo que Rusia ha saqueado en Ucrania, porque de esta manera están cooperando con los criminales que han llegado a la tierra ucraniana”, expresó el arzobispo.

Asimismo, destacó que Rusia está librando una guerra colonial contra Ucrania y quiere tener su colonia en el corazón de Europa. Y hoy se lleva todo lo que se puede robar de Ucrania.

Y agregó que “esta guerra colonialista va acompañada de asesinatos, violaciones, saqueos, y resulta especialmente irritante que Rusia exporte y venda en el mercado internacional todo lo que saquea en Ucrania. 

De ahí su “llamamiento a la conciencia de los pueblos del mundo: ¡No compren productos saqueados a Ucrania!” 

Por otra parte, señaló que “en estos momentos -dijo- los combates más intensos tienen lugar en las provincias ucranianas de Luhansk y de Donetsk. También la mayoría de las zonas del este, del sur y del centro de Ucrania están bajo fuego. No hay palabras para describir la condición de nuestra población civil en los territorios ocupados. Es simplemente trágica y cada día empeora”. 

En su mensaje del 7 de junio, el arzobispo mayor ucraniano había manifestado: "Nuestra nación hace todo lo posible para alimentar a los hijos e hijas ucranianos, así como a todos los necesitados del mundo", enfatizó, pero “el bloqueo ruso de los puertos ucranianos, hace imposible exportar granos. La crisis alimentaria mundial ya se avecina, y esto empieza a preocupar a los líderes de varios países”, dijo el primado de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana. 

También agradeció al papa Francisco “por tan conmovedor llamado a no usar los granos como arma”, porque “hoy las personas más vulnerables la padecen, no solo en Ucrania, sino también en todo el mundo".

Ayer, 8 de junio, Schevchuk subrayó que “aunque todo el frente esté en llamas, nosotros podemos ver la luz del sol esta mañana, gracias a que nuestro ejército está mostrando un valor extraordinario. Contra todos los pronósticos posibles de los expertos militares, nuestras tropas se mantienen en la región ucraniana de Luhansk y siguen rechazando al enemigo. Las fuerzas principales de ataque a Ucrania se concentran en estos momentos del lado ruso”.

El arzobispo relató que la ciudad de Kharkiv volvió a arder en la noche durante un bombardeo nocturno. Las ciudades fronterizas de diferentes regiones de la provincia de Sumy también fueron bombardeadas y se están llevando a cabo duros combates en el sur del país..

"Sabemos que la situación se está volviendo totalmente crítica para los civiles en la región de Khersón. Es casi imposible entregar allí ayuda humanitaria, alimentos y medicamentos. Este territorio está aislado, como lo estaba Ucrania en la época del hambre artificial de 1933 y es muy difícil salir de allí o hacer llegar algo. Son muchas las personas que están siendo condenadas a una muerte lenta por el enemigo. Así que insto a todos a rezar por nuestro ejército y por los civiles que están sufriendo mucho por las hostilidades y en particular por la crueldad del agresor ruso", contó el arzobispo.

Como todos los días Su Beatitud concluye su mensaje invocado la protección de Dios: “Te pedimos oh Padre, recibe nuestras oraciones en el nombre de Jesús, y por el poder y la obra del Espíritu Santo ¡bendice nuestra Patria con la paz!”

Mensaje diario del 9 de junio
¡Alabado sea Jesucristo!
Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy es jueves 9 de junio de 2022 y Ucrania está viviendo ya 106 días de esta gran guerra que Rusia inició contra nuestro pueblo.

En estos momentos los combates más intensos tienen lugar en las provincias ucranianas de Luhansk y de Donetsk. También la mayoría de las zonas del este, del sur y del centro de Ucrania están bajo fuego. No hay palabras para describir la condición de nuestra población civil en los territorios ocupados. Es simplemente trágica y cada día empeora. De algún modo se esboza el hecho de que efectivamente esta guerra que Rusia comenzó contra Ucrania es una guerra de tipo colonialista. Una vez más en la historia se intenta convertir a Ucrania en una colonia… ¡casi en el corazón de Europa! Esta guerra colonialista va acompañada de asesinatos, violaciones, saqueos, y resulta especialmente irritante que Rusia exporte y venda en el mercado internacional todo lo que saquea en Ucrania. Me dirijo a la comunidad mundial, quiero hacer un llamamiento a la conciencia de los pueblos del mundo: ¡No compren productos saqueados a Ucrania! Porque de esta manera están cooperando con los criminales que han llegado a la tierra ucraniana. 

Hoy rezamos de modo particular por aquellas personas que están atrapadas en el cepo de los ocupantes y que no tienen ningún otro tipo de ayuda, ninguna otra esperanza más que aquella que se pone en Dios nuestro Señor y en la conciencia cristiana de todas las personas de buena voluntad.

Sin embargo… gracias al poder y a la gracia de Dios, gracias a los soldados ucranianos, podemos ver la luz del sol esta mañana y podemos elevar oraciones a Dios Nuestro Señor por Ucrania, por su pueblo que sufre y por el mundo entero.

Hoy estamos viviendo el séptimo día de la decada misionera. La Palabra de Dios nos habla hoy de la oración. Porque justamente el Espíritu Santo es Espíritu de oración. Es el Maestro de la oración. La verdadera oración cristiana es siempre una oración en el Espíritu Santo. Además, hoy en el Evangelio Cristo nos revela otra profunda verdad sobre la oración cristiana. Nos dice: “Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, os lo dará” .

¿Qué significa rezar en el nombre de Jesús? Evidentemente, no se trata sólo de invocar a Jesús o de nombrarlo en la oración. Aquí nuestro Salvador nos descubre la realidad sobre la verdadera naturaleza del hombre. La verdad sobre el hombre que fue creado por nuestro Dios y Creador como templo del Espíritu Santo. De ese Espíritu Santo que será infundido en nuestros corazones y clamará desde nuestra alma al Cielo, al Padre Celestial, llamando “¡Abba Padre!” , como nos enseña San Pablo. El Espíritu Santo, Maestro y Espíritu de Verdad de la oración cristiana, es Espíritu de comunidad y así, nos introduce en la vida en Cristo y hace posible en nosotros la presencia viva de la Santísima Trinidad, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Y así, el hombre, como templo del Espíritu Santo, es morada de la Santísima Trinidad. Por eso podemos decir que pedir al Padre, en el nombre de Jesús, significa permanecer en Jesús, permanecer en Cristo, vivir en Él.

Y entonces, como nos enseña San Agustín, “nos convertimos en miembros del cuerpo de Cristo, de la Iglesia, y Cristo mismo reza en nosotros, con nosotros y por nosotros al Padre celestial, como Cabeza de ese cuerpo”. Entonces no se trata de una oración privada, no se trata de una petición personal separada ni de la oración de toda la Iglesia ni de la oración del Salvador, sino que el Padre, al escuchar el clamor del Espíritu Santo, “Abba Padre”, en los corazones de los fieles, escucha la oración de su Hijo. Así es como el Padre escucha la oración elevada por aquellos a quienes el mismo Hijo le presenta como a sus discípulos, como a hijos de Dios. 

Hoy continuamos rezando. Estamos rezando juntos, rezamos enseñados por el Espíritu Santo y en nombre de nuestro Salvador, en el nombre de Jesús, clamando al Padre por una cosa: por la paz para Ucrania, por el fin de la guerra. Rezamos por el ejército ucraniano. Rezamos para que el Señor detenga la mano asesina de nuestros enemigos, porque Ucrania no sólo tiene derecho a defenderse, sino que incluso nuestro enemigo tiene derecho a que se le impida cometer más crímenes.

Te pedimos oh Padre, recibe nuestras oraciones en el nombre de Jesús, y por el poder y la obra del Espíritu Santo ¡bendice nuestra Patria con la paz!

La bendición del Señor y su misericordia descienda sobre ustedes por su divina gracia y amor y permanezcan ahora y siempre y por los siglos de los siglos, amén.
¡Alabado sea Jesucristo!+