"Nuestra Iglesia tiene futuro": culminó en Salta la etapa de escucha del Sínodo

  • 1 de junio, 2022
  • Salta (AICA)
Con un encuentro encabezado por el arzobispo de Salta, monseñor Mario Antonio Cargnello, el 28 de mayo culminó la fase diocesana de escucha y discernimiento en el marco del proceso sinodal.

Los fieles salteños participaron el sábado 28 de mayo en la Plaza España, de la ciudad capital, de la finalización del proceso sinodal de escucha y discernimiento, comenzado por la arquidiócesis en octubre de 2021.

Luego de leer las conclusiones de este tiempo, junto con una síntesis del proceso de escucha y las contribuciones recogidas durante el mismo, y de dar gracias por lo compartido en las distintas comunidades, el arzobispo de Salta, monseñor Mario Antonio Cargnello, presidió la Eucaristía.

En su homilía, el prelado recordó que en el Concilio Vaticano II, la Iglesia se preguntó acerca de su identidad con la expresión: “¿Qué dices de ti misma?”

Al respecto, señaló: “Ella no es una institución de poder paralelo a los Estados, a la organización de los diferentes pueblos, a los cambios de la historia. La Iglesia es una realidad profunda que se enraíza en Dios, que es comunión, porque es Padre, Hijo y Espíritu Santo. La Iglesia si existe, existe porque, desde el corazón del Padre y con la fuerza del Espíritu Santo Cristo nos envía: ‘Vayan, anuncien, enseñen, bauticen’, den luz y vida, den fuerza para vivir y para vivir en comunión”.

Aludiendo al camino sinodal, monseñor Cargnello señaló: “El Papa nos invita a recorrer caminos de escucha, de caminar juntos, de preguntarnos ¿Qué quiere Dios? El Papa se muestra necesitado de toda la Iglesia”. 

En ese sentido, animó: “Ayudémonos a poder ser una Iglesia fiel al Señor, ayudemos a toda la Iglesia y al Papa a ser una Iglesia fiel al Señor. Él tiene claro que está para anunciar el Evangelio. Si la Iglesia no sirve para evangelizar, no sirve”.

“Tenemos una riqueza: la piedad popular única en el país y más allá, no solamente en la devoción el Señor y la Virgen del Milagro sino en otras convocatorias ya sea en la ciudad, sea en el interior, ¿Cómo crecer a partir de allí, desarrollando su potencial evangelizador? ¿Cómo hacer para escuchar a los hermanos, para escuchar a Dios?”, detalló.

Volviendo sobre el proceso de escucha y discernimiento, expresó: “Siete meses pasaron desde que se lanzó el Sínodo de la Sinodalidad. Se ha trabajado mucho. El tiempo ha sido breve. Hemos tratado de escuchar a Dios. Se ha trabajado en los Decanatos y en las parroquias, en muchas instituciones y movimientos, se ha escuchado, se ha conversado, como nos pedían al comienzo. Estamos aprendiendo. Para nosotros, los sacerdotes, ha sido un desafío el aprender a callar y escuchar más. El Sínodo recién empieza, sólo terminamos una etapa. El Sínodo no es una moda, lo acaba de decir el Papa, ni el Sínodo ni la sinodalidad es una moda, sino que hace a la identidad de la Iglesia. La Iglesia siempre actuó así. Estamos tratando de aprender a ser así, metidos en la realidad humana que es buena porque es creada por Dios, pecadora porque somos hijos de Adán y redimida porque Jesús nos abraza a todos”.

“La Iglesia es vida, nace de la vida de Dios, y va para adelante, entonces refresca, hace nacer el árbol, contribuye a la vida de los animales… la Iglesia es así. Si queremos una Iglesia aburguesada, quieta, la estamos matando. La Iglesia se mide por esa disponibilidad para salir, como dice el papa Francisco, por evitar la autorreferencialidad, por reflejar la luz del sol”, afirmó.

Finalmente, valoró el testimonio y el apoyo de la comunidad, el trabajo de la comisión central, sacerdotes y laicos en general, religiosos y religiosas, “porque demuestran que la Iglesia vive”.

“Hay que seguir adelante y gracias porque sé que puedo contar con ustedes. Lo que se ha vivido en las reuniones de decanato ha sido muy lindo, eso es signo de que nuestra Iglesia tiene futuro. Demos gracias al Señor”, expresó. 

“Que nosotros seamos capaces de estirar los brazos tan grandes como los del Señor del Milagro porque en nuestro corazón tienen que caber todos los salteños y que tengamos la capacidad juntar las manos como la Virgen del Milagro para enganchar y abrazar a los salteños hasta la eternidad del mismo Padre Dios en cada Eucaristía que celebramos”, anheló el arzobispo.+