Exequias del Card. Sodano: "Creyó firmemente en Cristo y lo siguió fielmente"
- 31 de mayo, 2022
- Ciudad del Vaticano (AICA)
El card. Giovanni Battista Re, presidió hoy las exequias del card. Angelo Sodano fallecido el 28 de mayo. El Santo Padre presidió el rito de la última Commendatio y Valedictio.
El cardenal decano del Colegio cardenalicio, Giovanni Battista Re, durante mucho tiempo colaborador en la Secretaría de Estado del cardenal Angelo Sodano, fallecido el pasado 28 de mayo, presidió hoy los funerales en la basílica de San Pedro. Al final de la celebración, el papa Francisco encabezó el rito de la última Commendatio y la Valedictio.
“Muchos de nosotros pudimos apreciar de cerca el alto sentido del deber del cardenal Sodano, sus dotes de intelecto y de corazón, su sensibilidad para los fines pastorales de la acción de la Iglesia en el mundo, su sabiduría en la evaluación de los acontecimientos y situaciones y su disponibilidad para ayudar, buscando soluciones adecuadas en todo caso”, dijo el cardenal Re, durante diez años su colaborador en la Secretaría de Estado, en el conmovedor recuerdo del difunto cardenal en los funerales celebrados este martes 31 de mayo en el Altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro.
Desde finales de 1989 hasta 2000, el cardenal Re, seis años más joven, se desempeñó en la Secretaría de Estado como suplente de asuntos generales, mientras que el fallecido cardenal piamontés fue primero prosecretario y luego secretario de Estado del papa Wojtyla. En sus sesenta años de servicio a la Santa Sede, desde que era un joven diplomático en las nunciaturas de Ecuador, Uruguay y Chile, hasta su renuncia al cargo de decano del Colegio Cardenalicio a finales de 2019.
Angelo Sodano , subrayó el cardenal Re, “creyó firmemente en Cristo y lo siguió fielmente, sirviéndole con amor y entrega a la Iglesia y a su vicario”.
Amar a la Iglesia "trabajando en sus instituciones"
El tema del amor a la Iglesia, aclara el deán, era familiar para el cardenal Sodano, quien en varias ocasiones en sus homilías o en sus intervenciones citaba el libro del cardenal Ballestrero "Esta Iglesia para amar", de 1992, "subrayando que no basta creer en el misterio de la Iglesia, pero es necesario amarla no de manera abstracta sino trabajando en sus instituciones, compartiendo los problemas cotidianos de una Iglesia que enseña, de una Iglesia que santifica y de una Iglesia que guía en la caridad".
Recordó asimismo que hace cuatro años, habiendo cumplido noventa años, el cardenal Sodano había escrito en su testamento espiritual que esperaba con serenidad la hora en que el Señor lo llamara a sí, al término de su vida terrenal.
“Una vez más renuevo mi acto de fe, esperanza y caridad, tal como lo aprendí de niño en las rodillas de mi madre. Con esta actitud interior miro al Señor, esperando que un día me reciba misericordiosamente entre sus brazos. Con el mismo sentimiento miro a María Santísima, invocada desde mi juventud como la ‘puerta del paraíso’”
El decano del Colegio cardenalicio destacó que el cardenal Sodano vivió 71 años de sacerdocio y 60 al servicio a la Santa Sede. Mientras “en los casi 16 años en que fue el primer colaborador del Papa, trabajó por la paz con competencia y dedicación”, aunque “no faltaron momentos de especial compromiso debido a la complejidad de las situaciones geopolíticas”.
Después de recordar su formación y trayectoria a partir de su ordenación sacerdotal de 1950, tras licenciarse en Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana -en que dedicó su ministerio a la enseñanza y al apostolado entre la juventud estudiantil como asistente de la FUCI y del Movimiento de graduados católicos- el cardenal Re afirmó:
En América Latina
“En 1961 entró al servicio de la Santa Sede y sus primeros pasos fueron en América Latina en las nunciaturas apostólicas de Ecuador y luego en Uruguay y Chile. Fue una experiencia interesante para él, pero también exigente porque eran los años del Concilio Vaticano II y el primer período post-conciliar”
En Roma y Europa
“En 1968 fue llamado a Roma para formar parte del entonces Consejo para los Asuntos públicos de la Iglesia” y, bajo la dirección del entonces arzobispo Agostino Casaroli, “se dedicó a las relaciones de la Sede Apostólica con Europa del Este y tuvo la oportunidad de visitar Rumanía, Hungría y Alemania del Este”, cuando Europa se dividía en dos bloques, recordó también el cardenal Re.
El decano del Colegio cardenalicio recordó, además, que el papa Pablo VI lo nombró nuncio apostólico en Chile con la dignidad de arzobispo. Una nación que conocía, aunque su situación era ya diferente, puesto que atravesaba un momento crítico a causa de la disputa con la Argentina por el territorio del Beagle.
“Una de sus primeras tareas fue cooperar en la iniciativa de mediación que el papa Juan Pablo II había confiado al cardenal Antonio Samoré, con quien monseñor Sodano colaboró con gran empeño. Fueron años difíciles para Chile también por la dictadura del general Pinochet”.
Juan Pablo II y Benedicto XVI
Asimismo, el purpurado recordó que, en 1988, el Papa Juan Pablo II lo llamó a Roma y lo nombró Secretario para las Relaciones con los Estados; dos años más tarde, prosecretario de Estado y, poco después, Cardenal y Secretario de Estado, cargo que siguió ocupando con el Papa Benedicto XVI durante un año y medio.
“En los casi 16 años en que fue el primer colaborador del Papa, trabajó por la paz con competencia y dedicación. No faltaron momentos de especial compromiso debido a la complejidad de las situaciones geopolíticas: basta pensar en el final de la Guerra Fría, el conflicto del Golfo Pérsico, la guerra de Iraq, los conflictos de los Balcanes, el trágico 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y el posterior crecimiento del terrorismo en el mundo”
Tras cesar en su cargo de Secretario de Estado en el año 2006, el cardenal Sodano continuó ofreciendo su contribución a la Santa Sede en su función de Decano del Colegio cardenalicio hasta finales de 2019, cuando, “al declinar sus fuerzas, renunció a este cargo, dedicándose cada vez más a la oración”.
Ahora su alma está en la luz de Dios. La primera lectura nos ha recordado que "las almas de los justos están en manos de Dios". Y “su esperanza no ha sido defraudada”: está "llena de inmortalidad".
Y junto a los presentes el cardenal Re invitó a encomendar su alma a Dios, invocar la misericordia divina para el querido difunto y hacer propia la oración que el Coro cantaría tras la bendición del cuerpo impartida por el Santo Padre que presidió el rito de la Última Commendatio y la Valedictio.+