Los correntinos volvieron a las calles en la fiesta de la Cruz de los Milagros

  • 4 de mayo, 2022
  • Corrientes (AICA)
Numerosos fieles participaron de la procesión y misa presidida por Mons. Domingo Castagna, quien afirmó: "La Cruz es la declaración de amor de Dios a un mundo que pretende excluirlo de sus proyectos".

Numeros fieles correntinos se unieron este martes 3 de mayo de la procesión en el marco de la fiesta de la Santísima Cruz de los Milagros y de la posterior misa presidida por el arzobispo emérito de Corrientes, monseñor Domingo Salvador Castagna

La solemnidad tradicional desde los orígenes de la ciudad de Corrientes llevó por lema “Caminemos juntos, iluminados por la Cruz”.

La procesión recorrió las calles Belgrano, Buenos Aires, 25 de Mayo, Salta y Belgrano nuevamente, con la réplica del madero considerado milagroso.

Una vez en el templo, monseñor Castagna presidió la celebración eucarística, en la que recordó que “la Cruz de Cristo es el signo totalizador de tus creencias religiosas y de todos los valores que definen tu compromiso como pueblo”.

“Mis queridos hermanos correntinos, somos testigos de la fuerza y eficacia redentora de la Cruz  de Cristo. Es éste un momento de enorme aflicción y desafío donde, al revés de la incredulidad del mundo, llamado civilizado, debemos exhibir nuestra fe cristiana y elevar esta Cruz de los Milagros por sobre la insensatez que niega los valores espirituales que nuestros mayores cultivaron y nos transmitieron”, expresó.

Tras hacer un llamamiento a decir “No” a la guerra y señalar la necesidad de trabajar por una paz auténtica, tal la exhortación del papa Franciso, recordó: “La Cruz de los Milagros, guardada en este tradicional templo correntino, no es una mera reliquia ennoblecida por su antigüedad. Es un signo transmisor de la Vida, que Cristo ha preservado para quienes lo entiendan y acepten”.

“Constituye la expresión humana más perfecta e inexplicable del amor de Dios hacia cada uno de nosotros, criaturas suyas, imágenes de su libertad, que, en sus orígenes, cedieron a la tentación diabólica de mal usar el don que los asemejaba a Dios. Así se introdujo el egoísmo violento y destructor, gestor de la delincuencia y de la guerra. Es preciso advertir que la Cruz de Cristo cura la herida del egoísmo y de sus derivados: la soberbia y la violencia”, subrayó.

“Cristo, con su amor llegado al extremo de la Cruz, se constituye en vencedor del pecado y de la muerte. En Él, en quien Dios Padre expresa a la humanidad toda la ternura y paciencia de su amor, se encarnan la misericordia y el perdón. El sustrato de la Revelación divina, es el llamado a que todos los seres humanos hagan una opción libre por el amor, mediante la conversión. Jesús deja bien en claro que vino para recuperar a los pecadores. Su misterio de encarnación, muerte y Resurrección está dirigido a que todos los hombres reconozcan a Dios Padre y el carácter filial y fraterno de sus vidas”, sostuvo.

Monseñor Castagna aseguró que “la Cruz de Cristo no es una decoración piadosa para tiempos tranquilos. Es la declaración de amor de Dios a un mundo que pretende excluirlo de sus proyectos: ‘sí, Dios amó tanto al mundo que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna’”.

“Están cayendo todas las expectativas humanas; por la gracia de Dios, permanece firme la esperanza, estrictamente vinculada a la fe en esta Cruz, en la que Cristo es elevado como respuesta de Dios. Corrientes ha sabido anticiparse -en gestos reconocidos por la heroicidad de sus hijos- en acontecimientos inolvidables de la historia patria. Así, silenciosamente, seguirá manifestando su fe, mediante la elevación de esta milagrosa Cruz, en la que, de manera invisible, pende el Redentor del mundo”, concluyó.+

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