La diócesis de San Francisco rezó a Brochero por una Iglesia rica en vocaciones

  • 17 de marzo, 2022
  • San Francisco (Córdoba) (AICA)
La comunidad de San Francisco celebró este 16 de marzo la memoria del Santo Cura Brochero, que en la diócesis es patrono de la Obra de las Vocaciones Eclesiásticas.

Con ocasión de la fiesta de San José Gabriel del Rosario Brochero, la diócesis de San Francisco celebró este 16 de marzo una misa y relanzó la Obra de las Vocaciones Eclesiásticas, de la que el santo es patrono, para promover la oración por la santificación de los pastores, seminaristas y futuros diáconos, y para rezar por el surgimiento de vocaciones. 

La misa fue presidida por el obispo, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, quien destacó que Brochero “ha llegado a ser imagen viva de Jesucristo, el Buen Pastor”, habiendo realizado de manera ejemplar la vocación sacerdotal.

El obispo explicó luego el camino de la vocación sacerdotal, una vez que el candidato recibe la ordenación, y “el Espíritu Santo irrumpe en su vida de una manera nueva y promisoria: le regala la gracia de la caridad pastoral, es decir, infunde en su corazón el amor de Jesús por el rebaño que el Padre le confió”.

“Es un don confiado a la libertad del joven presbítero que, a partir de ese día, comienza a transitar la hermosa aventura de ser lo que es: signo y transparencia de Jesús Buen Pastor, de su generosidad, de su amor fiel y lleno de compasión, de su ardor misionero, de su deseo de que la Pascua sea un fuego que llene de vida al mundo”.

En ese sentido, recordó que Brochero realizó esto “en grado heroico”, por eso hoy es santo y modelo inspirador “para todos los que hemos recibido su misma vocación apostólica”.

Monseñor Buenanueva destacó un rasgo de Brochero: “Fue un cura misionero cabal, con ese amor loco de Cristo que sale a buscar a la oveja perdida, al que está lejos, al que todos miran de reojo o por encima del hombro. Y sale a buscarlo para traerlo y hacer fiesta: la de una vida que ha resucitado en el encuentro con Cristo”.

“Brochero no se comprende a sí mismo como el término y el fin de su sacerdocio. Él jamás se pone en el centro. El centro es Aquel a quien Brochero conoció, con conocimiento interior, sabroso y determinante, haciendo los Ejercicios Espirituales: el centro de la vida y misión de Brochero es Jesucristo, el Señor, su Amigo, el buen Pastor que busca, a través de sus sacerdotes, a todas las ovejas perdidas”, aclaró.

Dirigiéndose a los fieles, el obispo advirtió que “no hay Iglesia sin sacerdocio ministerial, porque no hay Iglesia sin Cristo presente, vivo y actuando para la salvación del mundo”. En ese sentido, señaló que no tenemos que acostumbrarnos a la escasez de sacerdotes, a la falta de vocaciones al ministerio sacerdotal y diaconal.

“El Señor quiere una Iglesia misionera, rica en carismas, en servicios, en vocaciones y ministerios. Por eso, quiere una Iglesia que viva de su presencia y de la acción de su Espíritu. Por eso, quiere una Iglesia en la que los ministros ordenados, en número suficiente, caminen las comunidades, prediquen con fervor la Palabra de Dios, sean testigos con su vida de la fuerza transformadora del Evangelio y nos partan el Pan santo de la Eucaristía y del Perdón”.

Y retomando una vez más el modelo de Brochero, recordó que “en un momento de madurez de su experiencia espiritual y pastoral, san José Gabriel comprendió que sus serranos necesitaban ser alcanzados por Jesucristo en esa experiencia transformadora que son los Ejercicios Espirituales”, lo que llevó a poner en marcha la Casa de Ejercicios donde acuden “miles de hombres y mujeres sedientos de Dios, de la Palabra del Evangelio y que, precisamente, ante el Cristo gaucho de la capilla se descubren amados, perdonados y renovados por el Señor y por su gloriosa pasión”.

“Una Iglesia misionera, en camino sinodal, reclama que cada bautizado-confirmado haya hecho esa experiencia del encuentro personal con Cristo que transfigura la vida”, consideró monseñor Buenanueva, pidiendo ese “espíritu brocheriano” para las comunidades que forman la Iglesia diocesana de San Francisco, en camino sinodal.

Finalmente, dirigéndose a los miembros de la Obra de las Vocaciones Eclesiásticas, expresó: “La misión que ustedes tienen toca el corazón de la Iglesia: promover la oración por la santificación de quienes somos pastores y servidores del pueblo de Dios (el obispo, los curas y, cuando estén entre nosotros, los diáconos), también por la fidelidad de nuestros seminaristas y candidatos al diaconado”.

“Rezar para que seamos hombres del Espíritu. No caciques, ni gerentes, ni agentes sociales. Sino hombres del Espíritu como lo fue Brochero”, aclaró.

“Y rezamos para que nuestras comunidades sientan la urgencia de las vocaciones al ministerio sacerdotal y diaconal. Sobre todo, la comisión diocesana de la OVE tiene por delante la misión de que vayan surgiendo grupos de OVE en cada comunidad de la diócesis”, concluyó, encomendando la diócesis a la Purísima, a san José, al beato Mamerto Esquiú y, por supuesto, a nuestro “Santo Cura Brochero”.+