El Papa canonizará a diez beatos el 15 de mayo

  • 4 de marzo, 2022
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
Titus Brandsma, Maria Rivier y Maria di Gesù Santocanale serán proclamados santos el 15 de mayo, así lo estableció el pontífice al presidir hoy el Consistorio Ordinario Público.

Beato Titus Brandsma, sacerdote profeso de la Orden Carmelita, mártir; Maria Rivier, fundadora de la Congregación de las Hermanas de la Presentación de María y María de Jesús (nacida Carolina Santocanale), fundadora de la Congregación de las Hermanas Capuchinas de la Inmaculada Concepción de Lourdes, serán proclamados santos el próximo 15 de mayo, así lo estableció este viernes 4 de marzo el papa Francisco al presidir, en el Salón del Consistorio del Palacio Apostólico Vaticano, la celebración de la Hora Tercera y el Consistorio Ordinario Público para la canonización de los beatos. 

En el Consistorio celebrado en noviembre de 2021, el Santo Padre ya había establecido el 15 de mayo como fecha para la canonización de otros siete beatos, que no se había podido fijar a causa de la pandemia, entre ellos destacan Charles de Foucauld, sacerdote diocesano, “pobre entre los pobres” y Maria Francesca di Gesù (nacida Anna Maria Rubatto), fundadora de las Hermanas Terciarias Capuchinas de Loano. 

Por lo tanto, la Iglesia contará con diez nuevos santos el próximo 15 de mayo.

“Los santos son nuestros hermanos y hermanas que acogieron la luz de Dios en su corazón y la transmitieron al mundo, cada uno según su propio tono”, expresó el cardenal Marcello Semeraro, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, trazando un breve perfil de los tres beatos, empezando por el beato Titus Brandsma, que murió mártir en el campo de concentración de Dachau. “Después de haber estudiado a fondo la ideología nazi, vislumbrando sus peligros y criticando su enfoque antihumano", recordó el cardenal Semeraro. 

"Hombre de paz en la Europa en guerra"
Es el título de la biografía de Tito Brandsma, publicada por la Congregación para las Causas de los Santos, que por desgracia suena actual incluso en estos días sombríos. 

Brandsma, nació Anno Sjoerd, en la granja de Oegeklooster, cerca de Bolsward, al este de Frisia, en los Países Bajos, el 23 de febrero de 1881. Su padre, Titus, era un agricultor rico, casado con Tjitsje Postma. La salud del joven Anno Sjoerd fue tan frágil que no le permitió trabajar en el negocio familiar, ni (como le gustaría) unirse a los franciscanos menores, donde completó sus primeros estudios. Entró en los Carmelitas de Boxmeer y tomó el nombre de su padre, Titus. Después de completar sus estudios de filosofía y teología, hizo su profesión religiosa y fue ordenado sacerdote el 17 de junio de 1905. 

Enviado a Roma, asistió a la facultad de filosofía de la Pontificia Universidad Gregoriana y cursó sociología en el Instituto Leoniano. De regreso a Holanda, enseñó filosofía y matemáticas en el estudiantado carmelita de Oss, hasta 1923. Al mismo tiempo cultivó la pasión por el periodismo, publicó artículos en varios periódicos, algunos de los cuales llegó a ser redactor jefe; comienzó también la publicación en varios volúmenes de las obras de Santa Teresa en holandés. En 1923 se convirtió en profesor de filosofía e historia del misticismo en la recién formada Universidad Católica de Nijmegen y en el año académico 1932-1933 fue elegido Rector Magnífico. 

En 1935 el obispo de Utrecht, monseñor Johannes De Jong lo nombró asistente eclesiástico de la asociación de periodistas católicos del país (una treintena de periódicos). Con el carnet de periodista internacional viajó a Irlanda y Estados Unidos, donde impartió conferencias sobre la espiritualidad y tradición carmelita, recogidas posteriormente en el volumen "La belleza del Carmelo".

Entre 1938 y 1939, mientras las oscuras sombras del nazismo comenzaban a acumularse en Europa, el padre Titus impartió cursos en la universidad sobre la ideología nazi, denunciando en voz alta su distorsión ideológica y criticando su enfoque pagano y antihumano. La guerra, que comenzó en septiembre de 1939 con la invasión de Polonia, estalló también en Occidente: el 10 de mayo de 1940, los alemanes invadieron Holanda, Bélgica, Luxemburgo y Francia, imponiendo poco a poco su propia ideología. El 26 de enero de 1941, los obispos de la Iglesia holandesa reaccionaron con firmeza contra las disposiciones nazis y el padre Titus, al frente, colaboró activamente con el episcopado, consciente de los riesgos a los que se enfrentaba.

El 19 de enero, tan pronto como regresó a Nijmegen, dio la última lección en la universidad; al regresar al convento, fue arrestado y encerrado en una celda de la prisión de Scheveningen. Se le permitió llevar consigo dos libros: La vida de Santa Teresa de Jesús de Kwalkman y Jesús de Cyriel Verschaeve (1939). En su celda Titus pudo dedicarse a escribir la vida de Santa Teresa y, a falta de papel, utilizó el libro sobre la vida de Jesús, escribiendo entre líneas la de la santa de Ávila. En esa época también escribió un diario, titulado "Mi celda", y la oración "Ante la imagen de Jesús", en los que expresaba su desolación, consolado por la presencia mística del Señor.

El 12 de marzo fue llevado al campo penal de Amersfoort, donde fue obligado a trabajar y vivir en condiciones extremadamente duras; el 13 de junio fue trasladado al campo de clasificación de Kleve, en Alemania, y de allí conducido en un vagón de ganado al campo de concentración de Dachau, donde llegó el 19 de junio de 1942. Debido al extremo debilitamiento de su ya precaria salud, fue internado en el hospital de campaña, el Revier. Allí permaneció hasta el domingo 26 de julio, cuando fue asesinado con una inyección de ácido fénico. A la enfermera que lo estaba matando, el padre Titus le entregó el rosario que le había hecho un recluso. La mujer dijo que no sabía rezar, y el padre Titus respondió: "Solo di Avemaría". Más tarde se convertió y pudo testificar en el proceso de beatificación, contando las últimas horas de la vida del carmelita. En 1952 se introdujo el proceso de beatificación y canonización: fue el primer proceso sobre un supuesto mártir del nacionalsocialismo. El 3 de noviembre de 1985, San Juan Pablo II proclamó beato al padre Titus Brandsma, como mártir de la fe.

Maria Rivier, una vida dedicada a la educación
La francesa Maria Rivier será canonizada con Brandsma. Una santidad, la suya, cultivada desde entonces, siendo niña y padeciendo una enfermedad que le impedía caminar, prometió a la Virgen María que, si se curaba, dedicaría su vida a la educación de los pequeños. Se recuperó y a los 18 años abrió una escuela para niños en su ciudad natal. En el período de la Revolución Francesa, tan hostil hacia la religión católica y sus instituciones, floreció su carisma fundacional: la joven dio a luz a la Congregación de las Hermanas de la Presentación de María. Las monjas se dedicaron no solo a la formación religiosa y a la educación de las niñas sino que se embarcaron en un verdadero apostolado para el despertar de la fe y la práctica religiosa en las parroquias donde reunían a la gente todos los domingos, explicando la doctrina e invitando a la oración. María Rivier murió el 3 de febrero de 1738; fue también Juan Pablo II quien la beatificó en 1982. El milagro atribuido a su intercesión se refiere a la recuperación vital en 2013 de un niño de Meru, Kenia, nacido en una "ausencia prolongada de actividad cardíaca, respiratoria y neurológica".

María de Jesús, la "señora" al servicio de los pobres y de los pequeños
María de Jesús, fundadora de los Capuchinos de la Inmaculada Concepción de Lourdes, nació en cambio en Palermo con el nombre de Carolina Santocanale en el seno de una familia acomodada. Asistiendo a la casa de sus abuelos en Monreale, vio la necesidad de asistencia y educación de su pueblo. Abandonó, pues, el propósito de la vida enclaustrada, cultivada desde niña, y se puso al servicio de la población que la llamaba "señora", pero que miraba con admiración su humildad. Abrazó la espiritualidad franciscana, haciéndose terciaria; reunió a otras chicas deseosas de pasar su vida ayudando a los demás. Se instaló en la localidad de Cinisi, donde abrió una escuela infantil, un internado y un taller de costura en el oratorio. Trabajó hasta el último de sus días y murió al final de una jornada fatigosa, en 1923. El milagro de su canonización se refiere a dos embarazos realizados, entre 2016 y 2017, por una mujer siciliana aquejada de una grave patología que le había provocado esterilidad.

Nueve cardenales elevados a la Orden de presbíteros
Al final del Consistorio siguió la Optatio de nueve cardenales de la Orden de los diáconos a la Orden de los presbíteros. Estos son los cardenales: Manuel Monteiro de Castro (Diaconia de Domenico di Guzmán); Santos Abril y Castelló (San Ponziano); Antonio Maria Vegliò (San Cesareo in Palatio); Giuseppe Bertello (Santissimi Vito, Modesto y Crescenzia); Francesco Coccopalmerio (San Giuseppe dei Falegnami); João Braz de Aviz (Santa Elena fuera de Porta Prenestina); Edwin Frederick O'Brien (San Sebastián al Palatino); Domenico Calcagno (Anunciación de la Santísima Virgen María en Via Ardeatina); y Giuseppe Versaldi (Sagrado Corazón de Jesús en Castro Pretorio).+