Papa: Experimentar la belleza de las etapas de la vida sin la prepotencia del reloj

  • 2 de marzo, 2022
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
Francisco insistió hoy en realizar una "alianza visible entre generaciones" que nos restituya "la esperanza de no vivir en vano y también el amor por nuestra vida vulnerable".

El papa Francisco prosiguió hoy, 2 de marzo, Miércoles de Ceniza, su segunda catequesis sobre el tema de la vejez. Tras escuchar el texto del Génesis, que habla de los patriarcas que vivieron siglos después de haber engendrado a sus propios hijos, propuso una reflexión sobre la longevidad como símbolo y oportunidad. 

El pontífice recordó que “padres e hijos viven juntos, y se puede “encontrar un significado simbólico en la relación que existe entre la longevidad y la genealogía”. 

“Cada paso del tiempo, reflexionó, en la historia humana, nos vuelve a ofrecer este sentimiento: es como si tuviéramos que retomar de cero y con serenidad nuestras preguntas sobre el sentido de la vida, cuando el escenario de la condición humana aparece colmado de nuevas experiencias y preguntas inéditas". 

“La asimilación requiere paciencia, pero hoy ésta choca con “el exceso de velocidad, que ahora acecha todos los pasos de nuestra vida, haciendo cada experiencia más superficial y menos 'nutritiva'. 

Los jóvenes son víctimas involuntarias de esta escisión entre el tiempo del reloj, que quiere ser quemado, y los tiempos de la vida, que requieren una adecuada “fermentación”. El sentido de la vida, en efecto, “no está sólo en la edad adulta”, sino en el interior de cada experiencia, “desde el nacimiento hasta la muerte”.

De ahí que el Santo Padre expresó que, ante la fragilidad de la condición mortal, se necesita el “apoyo mutuo entre las generaciones”:  para “entender las experiencias vividas y enfrentarse a las grandes preguntas de la vida”. 

El Papa pidió un pacto entre las dos generaciones en los extremos de la vida -los niños y los ancianos- que ayuda también a las otras dos -los jóvenes y los adultos- a vincularse mutuamente para hacer la existencia de todos más rica en humanidad.

“La ciudad moderna tiende a ser hostil con los ancianos (y no por casualidad también lo es con los niños). Cada uno se aferra a su propia pieza, que flota sobre los flujos de la ciudad-mercado, para la cual los ritmos lentos son pérdidas y la velocidad es dinero. El exceso de velocidad pulveriza la vida, no la hace más intensa”. 

Francisco reiteró que “la vejez impone ritmos más lentos, que crean espacios de reflexión profundos sobre el sentido de la vida, ritmos impensables cuando estamos sometidos a la dinámica obsesiva del tiempo. 

“La pandemia, recordó el pontífice, en la cual estamos todavía obligados a vivir, impuso –muy dolorosamente, lamentablemente– un revés para el obtuso culto a la velocidad”. 

Hemos visto cómo la pandemia ha obstaculizado el culto frenético a la velocidad; en este tiempo los abuelos se han convertido en una barrera que ha evitado que la vida afectiva de los más pequeños se marchite”, explicó. 

Así, insistió en realizar una “alianza visible entre generaciones” que nos restituya “la esperanza de no vivir en vano y también el amor por nuestra vida vulnerable”. Por lo que “asegura que nuestro destino es el de caminar hacia el encuentro con Dios” en todas las etapas de la vida. 

Por ello, el Papa pidió rezar por la gracia “de experimentar la belleza de cada etapa de la vida, que promueva la necesidad de una alianza entre las generaciones, llena de armonía y serenidad”.

“Que el Espíritu -concluyó el Papa- nos conceda la inteligencia y la fuerza para esta reforma: la arrogancia del tiempo del reloj debe convertirse en la belleza de los ritmos de la vida. La alianza de generaciones es indispensable. Dios nos ayude a encontrar la música adecuada para esta armonización”.+