Mons. Ojea: "Que esta 'locura de la guerra' no siga entre nosotros"

  • 27 de febrero, 2022
  • San Isidro (Buenos Aires) (AICA)
Fue el ruego a Dios que hizo el presidente del episcopado en su reflexión dominical, en la que también invitó a sumarse con seriedad y compromiso a la jornada de oración y ayuno del próximo miércoles.

El obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Oscar Vicente Ojea, comenzó su reflexión dominical recordando una frase de un autor medieval que decía: “Nosotros deberíamos tener dos corazones, un corazón de oro para Dios y un corazón de carne para con nuestros hermanos”.

“En realidad, lo que nos pasa es que muchas veces tenemos un corazón de oro para con nosotros mismos y un corazón de hierro para nuestros hermanos. Criticamos, juzgamos muy duramente, somos ‘muy livianos’ cuando se trata de hablar a los demás: rígidos, tremendos. Cuando se trata de juzgarnos a nosotros mismos, de mirar nuestro corazón, somos como niños malcriados, todo lo disculpamos”, planteó y contextualizó: “Esto tiene que ver con este maravilloso Evangelio que el Señor nos propone este domingo”.

En este sentido, explicó que “hipócrita”, como dice Jesús, significa “persona de dos caras” y precisó: “Porque al juzgar de ese modo y al criticar de esa forma que criticamos tantas veces al prójimo, nos ponemos en el lugar de Dios. Ese creer que sabemos todo, creer que sabemos bien lo que pasa en el corazón de los demás y dejamos de lado las cosas que tienen que ver con nosotros, por eso es esencial como conclusión del Evangelio que nos miremos, nos examinemos y nos acusemos a nosotros mismos”.

El prelado sanisidrense también reflexionó sobre el comienzo del año lectivo: “Algunas chicas y chicos han vuelto al colegio y otros están volviendo, gracias a Dios volvemos a las clases; en este tiempo de pandemia los chicos, nuestros chicos, han sido muy abandonados; hemos tenido las escuelas cerradas mucho tiempo y han ido cambiando los hábitos familiares y también los hábitos de los chicos”.

“Todavía no sabemos el riesgo que produce la hiperconectividad, el estar tanto tiempo delante de ´aparatos´, el estar tanto tiempo detrás de una pantalla. Para la experiencia que vamos a vivir, que es empezar a reconstruir esta presencialidad de las clases, tenemos mucho que transformar, es como comenzar, es volver a dar sentido a esa nobleza que tiene la tarea docente, la tarea de la educación; por ahí no sabemos con qué nos vamos a encontrar, por lo que es esencial que haya un trabajo complementario entre las familias y el colegio”.

“Cuidemos mucho en casa ciertos órdenes, horarios y costumbres que en estos tiempos pueden haber sido tergiversados y que tienen que ver con la responsabilidad de cada uno”.

Monseor Ojea terminó su reflexión dominical compartiendo unas palabras sobre la situación que se vive en Ucrania: “La guerra se ha desatado, ustedes saben una guerra tremenda, nuevamente entre dos potencias y dos fuerzas muy grandes”.

“El papa Francisco nos pidió que el Miércoles Ceniza, la semana que viene, al comienzo de la Cuaresma, hagamos un día de ayuno y oración. Tratemos de hacerlo de verdad, con seriedad y como cristianos comprometidos para entrar con el corazón en el drama de estos hermanos nuestros y pedirle a Dios que esta 'locura de la guerra' no siga entre nosotros”.+