Miles de fieles celebraron en Alta Gracia a Nuestra Señora de Lourdes

  • 15 de febrero, 2022
  • Alta Gracia (Córdoba) (AICA)
Pese a las lluvias, miles de peregrinos cordobeses llegaron durante el fin de semana al santuario de Nuestra Señora de Lourdes, en Alta Gracia, para celebrar a la Virgen.

Cerca de 20 mil peregrinos llegaron en la mañana del 11 de febrero, día de Nuestra Señora de Lourdes, al santuario cordobés de Alta Gracia, para celebrar las fiestas patronales en honor de la Virgen.

Pese a la lluvia, miles de peregrinos a pie se hicieron presentes en el lugar, aunque también llegaron numerosos vehículos y hasta un grupo de corredores. Todo se desarrolló en orden, con un operativo de seguridad y tránsito, que permitió a los fieles llevar sus promesas y agradecimientos a la patrona de los enfermos. Se calcula que en el transcurso del fin de semana, se movilizaron cerca de 50 mil personas.

La misa central fue presidida por el arzobispo de Córdoba, monseñor Ángel Sixto Rossi SJ, y concelebrada por el obispo auxiliar, monseñor Pedro Javier Torres.

En su homilía, monseñor Rossi se refirió a la expresión del Evangelio que dice: "Su madre estaba allí" y señaló que la Virgen es "la que está. Su presencia afectiva y efectiva es la que acompaña, por eso estuvo en la Anunciación, estuvo en la casa de Isabel, su prima, cuando supo que la necesitaba, estuvo al pie de la cruz. María es la que está".

"María, por otro lado, es la que se da cuenta de una carencia", destacó, haciendo referencia a las bodas de Caná, cuando falta el vino. "Y hace de su descubrimiento una petición a su hijo. María vio una carencia en la boda, la hizo suya y se puso manos a la obra. "Falta el vino, dice María. Mirada de madre, que pesca lo que nos hace falta y acompaña, está".

"Hoy venimos a su casa, por tantas veces que ella nos ha visitado en la nuestra y en nuestro corazón. Pero ustedes lo saben y yo también: necesitamos ir a la casa materna, ir a agradecer, ir a pedir, ir a comparecer, ir a curar nuestras heridas del camino, porque nuestra Madre no se queda en lágrimas".

"Si el vino es símbolo de la alegría y de la esperanza, venimos a que el Señor llene nuestras tinajas, a veces llenas, a veces a medias, a veces tinajas vacías, o a veces el vino se ha avinagrado. La tinaja es símbolo de nuestro corazón. Si nuestras tinajas se han agrietado por el dolor o han perdido, de a poquito, el vino que tenían, aquí venimos, a que el Señor restaure las tinajas de nuestro corazón" animó. En ese sentido llamó a los fieles a preguntarse: "¿Cuál es el vino que me falta? ¿El vino de la paz, el vino de la esperanza, el vino de la ternura, del amor?".

Finalmente animó a que, como Bernardita, "podamos sentir la sonrisa de la Virgen, que podamos sentir que la Virgen nos dice: 'Acercate'".

"Acercate a María, contale lo que pasa con tu corazón, pedile que ella te acompañe a donde está Jesús, que ella le susurre al oído a Jesús: 'Este hijo, esta hija no tiene vino, o se le avinagró, o necesita de Tu mano, pero quiere hacer lo que Tú le digas'", concluyó.+