La campana bendecida por el Papa en favor de la vida recorre Ecuador

  • 15 de febrero, 2022
  • Guayaquil (Ecuador) (AICA)
La campana "La Voz de los No Nacidos", para despertar la conciencia a favor de la cultura de la vida, llegó el 12 de febrero a la arquidiócesis de Guayaquil.

La arquidiócesis de Guayaquil, en Ecuador, recibió, el 12 de febrero de 2022 en la catedral San Pedro Apóstol, la campana “La Voz de los No Nacidos” bendecida por el papa Francisco.

El pasado 27 de octubre, el Santo Padre bendijo esta campana que tiene como objetivo recorrer cada rincón del país despertando la conciencia de todos los ecuatorianos en favor de la cultura de la vida. La bendición se realizó en los patios del Vaticano antes de la habitual audiencia general de los miércoles.

Tal y como informa una nota de la arquidiócesis de Guayaquil, en Ecuador, durante las últimas semanas la Asamblea Nacional ha estado debatiendo un proyecto de ley para despenalizar la práctica del aborto. Por eso, la campana “La Voz de los No Nacidos”, “llega en el momento preciso para despertar las conciencias de los ecuatorianos y recordarnos a todos la necesidad de defender el don de la vida humana que es inalienable en todas sus etapas, desde la concepción hasta la muerte natural”.

Durante la homilía de la misa de acogida, el arzobispo de Guayaquil, monseñor Luis Cabrera Herrera, arzobispo de Guayaquil, destacó que el secularismo, “bajo el concepto de Estado laico, fue destruyendo la conciencia religiosa; poco a poco, nos ha convencido que cada uno es un dios, capaz de hacer de su vida lo que quisiera, sin que importen los más pequeños y débiles”.

La “gran tentación del ser humano”, continúa, es “declararse creador de sí mismo y de cuanto existe y ser capaz de fabricarse sus ‘becerros de oro’, como el dinero, el poder, la fama, la ley, la ciencia y la política; dioses que deciden quién vive y quién muere”.

La campana, “en este contexto, tiene un gran significado. En varias regiones, su sonido es considerado como la voz de Dios que invita al pueblo a la oración, a la meditación y a la acción solidaria, como también a celebrar los grandes acontecimientos de la vida social”.

Remitiendo a las palabras de Francisco, al bendecir la campana, “que su sonido anuncie al mundo el Evangelio de la vida, despierte la conciencia de las personas y recuerde la voz de los no nacidos”, el prelado apuntó que la misión principal del sonido de la misma es “anunciar, despertar y recordar”.

“Cada año, mueren más de 42 millones de seres humanos por el aborto. Sus voces, aparentemente, no podrán levantarse para reclamar su derecho a vivir como los demás. Sin embargo, el sonido de la campana nos seguirá recordando sus voces, sobre todo cuando pretendamos olvidarlas, aduciendo que se trata solo de un óvulo fecundado, un cigoto, un embrión o un feto sin pensamiento ni sentimiento”, expuso el arzobispo de Guayaquil

“Pero no todo está perdido; sus voces también nos recuerdan que Dios siempre está dispuesto a perdonarnos y a sanar nuestras heridas si nos abrimos a su amor sin condiciones y a su infinita misericordia”, concluyó.

Tras la Eucaristía se realizó una caminata con la Campana de la Vida, en la cual los presentes pudieron escuchar el sonido de la misma y en actitud festiva manifestaron su “sí a la vida”.

La nota de la arquidiócesis de Guayaquil, describe que una vez que la campana se encuentre recorriendo las distintas parroquias del país, se invita a todos los católicos “a acercarse a ella para que se dejen cautivar por su belleza, y luego podrán hacer una oración personal y el compromiso de defender al más pequeño, al más indefenso: al no nacido”.

“La voz de los No Nacidos”
La arquidiócesis de Guayaquil indicó que la campana es una iniciativa de la fundación polaca Sí a la Vida, la empresa polaca Jan Felczyski, un grupo de fieles liderados por monseñor Giovanni Piccioli, aún obispo auxiliar de Guayaquil y obispo electo de Patar; y la empresa Citikold, encargada del traslado de Europa a Ecuador.

La campana “La voz de los No Nacidos” pesa más de una tonelada y está fabricada en puro bronce y adornada con símbolos teológicos muy profundos. Contiene dos códigos genéticos que simbolizan al padre y a la madre; la ecografía de un niño concebido junto a dos querubines que lo guardan; la frase del profeta Jeremías “Antes de que yo te formara en el vientre de tu madre, ya te conocía. Antes de que nacieras, ya te tenía consagrado”; dos tablas de piedra que simbolizan los 10 mandamientos de Dios, en una las palabras de Jesucristo: “No piensen que vine a abolir la ley”, en la otra el 5to mandamiento: “No matarás”; dos manos que sostienen un corazón con los escudos de Polonia y Ecuador, y finalmente la frase: “Respeta, defiende, ama y sirve a la vida, ¡A toda vida humana!” del Evangelio de la Vida, de san Juan Pablo II.+