Se llevó a cabo el Encuentro de Verano del Instituto Cristífero

  • 26 de enero, 2022
  • Buenos Aires (AICA)
Los miembros del Instituto Cristífero se congregaron del 16 al 23 de enero en el Encuentro de Verano de Formación y Retiro.

Con el objetivo de dar continuidad a los espacios de formación permanente que el Instituto Cristífero promueve de manera permanente, del 16 al 23 de enero se llevó a cabo el Encuentro de Verano de Formación y Retiro.

En esta oportunidad, y con el propósito de profundizar el carisma de secularidad consagrada, los días de Estudio fueron animados por el presbítero Pablo González, de la diócesis de Azul, quien propuso el lema “¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Cuando el misterio de Dios nos visita en la vida cotidiana. 

En ese marco, los presentes reflexionaron en torno a los relatos de la Anunciación y la Visitación, texto evangélico de Lucas 1, 26-56, profundizando desde un estudio bíblico orientado a iluminar los acontecimientos actuales de la vida consagrada en medio de las diferentes realidades seculares en las cuales se insertan y viven su misión los miembros del Instituto; reconociendo desde allí la dinámica de una espiritualidad abierta a la escucha de la Palabra de Dios que habla en lo cotidiano, que se convierte en actitud solidaria, en caridad encarnada y orientada a la justicia; que a la vez de presurosa sabe esperar el tiempo oportuno para ponerse en camino y llevar el saludo de Dios que bendice y dignifica toda vida.  

Parte de la formación también estuvo orientada a repensar el protagonismo laical desde un camino sinodal, que nos compromete desde una comunión efectiva, a una permanente conversión y construcción de espacios de corresponsabilidad como signo evangelizador que responda a los desafíos actuales de la Iglesia en las realidades temporales.

Durante los días de retiro, la propuesta de meditación estuvo guiada por el padre Enrique Lafforque, asesor del Instituto Cristífero. Siguiendo el lema “Cantar el Magníficat con la propia vida”, las intervenciones se centraron en la oración del Avemaría, oración impregnada de la Palabra de Dios y de la tradición de la Iglesia, que nos llama a reconocer en cada vida consagrada la alegría de sentirse anunciada, visitada e invitada a ensanchar el corazón, signo de nuestro interior, para recibir y hospedar la vida, desde un amor consagrado al Señor, impregnado de su fuerza creacional, y llamado a ofrecerlo en alabanza y servicio fraterno desde los pobres a todos.

Una vez más, se pudo articular el espacio virtual con signos reales de encuentro fraterno, tiempo de reflexión orante y profundización en torno al  carisma del Instituto cristífero: ser presencia del Amor de Dios a la manera de María de la Visitación, primera cristífera, primera portadora de Cristo.+