La comunidad de Concepción también vivió con solemnidad el Tinkunaco

  • 4 de enero, 2022
  • Concepción (Tucumán) (AICA)
El obispo José Antonio Díaz y el intendente Alejandro Molinuevo vivieron por primera vez esta celebración tradicional con connotaciones sociales, religiosas y cívicas. Procesión con las imágenes.

La diócesis de Concepción, al igual que La Rioja, también celebró en víspera de año nuevo el Tinkunaco, la tradicional solemnidad del "encuentro" con connotaciones sociales, religiosas y cívicas. 

La fiesta diocesana comenzó con un triduo el 27 de diciembre, en el que se realizaron tres peregrinaciones con imágenes de San Francisco Solano, San Nicolás de Bari y del Niño Alcalde desde distintos lugares de culto de la ciudad, correspondientes a dos parroquias: María Reina e Inmaculada Concepción. Esas procesiones confluyeron el jueves 30 en la catedral.

La Agrupación de Gauchos Nuestro Señor de la Peña escoltó la imagen de San Nicolás de Bari, patrono de La Rioja hoy y en tiempos del Tinkunaco, y en Concepción patrono de la capilla San Nicolás a cuya comunidad pertenecen varios barrios del sudeste de La Perla del Sur.

El jueves 30 a las 21 se realizó esta singular ceremonia que tuvo como participantes al obispo de Concepción, monseñor José Antonio Díaz, y al intendente de Concepción, Alejandro Molinuevo. El prelado y el jefe comunal pronunciaron alocuciones en las que destacaron la necesidad del diálogo, de la paz, de la confraternidad, de la solidaridad y otros valores a observar entre pueblo y gobierno. Uno de los momentos más emotivos fue cuando el obispo le entregó una Biblia a la autoridad civil y pronunció estas palabras: "Con esta Ley queremos ser gobernados". Previamente el intendente entregó las "Llaves de la Ciudad" al Niño Alcalde.

"Yo, Alejandro José Molinuevo, elegido para gobernar esta ciudad de Concepción, conciente de mis límites humanos y mis propios errores, deposito en tus manos está llave, símbolo de nuestra ciudad y de nuestro pueblo para que entres en ella y en nuestras vidas. Te pido desde lo más profundo de mi corazón que me ayudes a usarla a imitación tuya para abrir la vida de los habitantes de Concepción, a tu proyecto divino de vida en abundancia; respeto a la dignidad de todos, especialmente de los más pobres, desamparados y para que todos juntos alcancemos la felicidad", pidió el mandatario municipal.

La coordinación de la ceremonia estuvo a cargo del vicario diocesano y párroco de la catedral, presbítero Fabián Brito.

Primer Tinkunaco del obispo y del intendente
Al finalizar la ceremonia, monseñor Díaz dialogó con la prensa sobre cómo fue su primera vez presidiendo la solemnidad del Tinkunaco. "Una sorpresa, ya que mencionar el Tinkunaco es hablar de La Rioja. Que lo haya traído monseñor (Bernardo) Whitte (a su llegada hace casi 30 años)  a este gesto, es muy interesante ya que es todo un mensaje en las vísperas de un nuevo año, y en el contexto de la Navidad".

El prelado agregó que con la participación "de las autoridades civiles y eclesiásticas, habla de todo un encuentro, justamente en un tiempo que se impulsa la separación de la Iglesia y el Estado; eso no significa que no tenga que haber diálogo, comunión, encuentro".  Porque, consideró, "en realidad no solo somos personas civilizadas, sino que la Patria ha nacido bajo el signo de la fe cristiana y de la fe cristiana católica".

Asimismo, reflexionó que "recordar estos valores es fundamental porque el nuevo orden mundial y los nuevos proyectos, más bien tienden a barrer con los valores cristianos, a reemplazarlos y a formar un orden distinto, fundado en otro tipo de consignas, en otro tipo de valores que a veces son más antivalores que valores".

Monseñor Díaz enfatizó que el Tinkunaco es una "muy buena oportunidad para recordar que en realidad no es que la autoridad civil está supeditada a la autoridad eclesiástica". Al respecto, explicó que "la autoridad del obispo lo que hace es entregarle (a la autoridad civil) la Palabra de Dios que es algo que tiene un valor enorme desde el punto de vista pedagógico. Recordar que el aporte que hace la Iglesia es predicar la palabra de Dios y que el orden democrático tiene  que escuchar por lo menos la palabra de Dios para tomar las decisiones sabias que requiere gobernar un pueblo". 

El obispo manifestó que en estos tiempos difíciles le toca predicar esta Palabra, no solo a él, sino "a todos los cristianos. El problema es que por ahí nos olvidamos, de que somos profetas. Y hay muchos laicos que dejan de leer la Palabra de Dios y dejan de hablar de la Palabra de Dios. Entonces, ese quizás sea un olvido que huele a pecado de omisión, de nosotros como pueblo, pero eso es una educación cristiana que comienza en los hogares, continúa en la parroquia, en  la catequesis".

En cuanto a este tiempo de sinodalidad, monseñor Díaz señaló que este gesto cobra mayor significación "porque esto de  caminar juntos, no enfrentados, no dispersos, no disparados en sentidos distintos, sino caminar en el mismo sentido es muy pedagógico. Sobre todo para esta Argentina que se empeña en la grieta. En ver quién tiene más poder que el otro, quién se ríe más del otro, quién desautoriza más. Son actitudes que no construyen. Sólo desde la unidad se puede construir la grandeza de nuestro pueblo".

En otro orden de cosas, el obispo también conversó sobre el crecimiento de los casos de coronavirus en la provincia de Tucumán y las probables restricciones. En este sentido, aconsejó: "Hay que tener cada vez más cuidado. Es preocupante. Por lo que se ve es un fenómeno sanitario impredecible que dispara en direcciones diferentes y que es muy difícil de localizar. En las parroquias el aforo es el que indican las autoridades". Y observó que el tema del pase sanitario resulta difícil de implementar (en los templos), pero que "en la medida de lo posible se hará".+