Mons. Ojea invita a dejarse mirar por la Virgen para tener esperanza

  • 10 de diciembre, 2021
  • Tigre (Buenos Aires) (AICA)
El obispo de San Isidro presidió la misa de la solemnidad de la Inmaculada Concepción al aire libre, en la costanera del centro del Partido de Tigre. Luego se hizo la tradicional procesión náutica.

El obispo de San Isidro, monseñor Oscar Vicente Ojea, presidió la misa en la celebración de la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, que tuvo lugar el 8 de diciembre al aire libre, en la costanera ubicada en el centro del Partido de Tigre.

La Eucaristía fue concelebrada por el obispo auxiliar de San Isidro, monseñor Raúl Pizarro, y el presbítero José Luis Quijano, párroco de la Inmaculada Concepción, en Tigre.

En la homilía, monseñor Ojea señaló "la desigualdad que ha desnudado de un modo particular la pandemia: hay una parte del mundo que está vacunado, y otra parte del mundo que no", y agregó: "El mundo es interdependiente, entonces, las cosas no se terminan, si no se arreglan para todos".

"Todo esto, lo ponemos delante de esta mujer maravillosa, de quien Dios se enamoró", expresó, y recordó que Él la "eligió como camino para poder venir a este mundo".

Tras reconocer que "María tuvo miedo, como miedo tenemos nosotros, porque no sabemos cómo van a ser las cosas", destacó que sin embargo "ella no solamente acepta, sino que tiende un puente hacia el futuro; ese Hijo es un puente hacia el futuro, por eso ella es la Madre de la esperanza".

"En los momentos más difíciles, y en el más difícil de todos cuando a los pies de la cruz, parece que todo defrauda, parece que todas las palabras han sido mentiras, ahí la Virgen de pie, nos enseña a tener esperanza, por eso la resurrección es verdaderamente primero para ella", afirmó.

Monseñor Ojea se preguntó luego "cómo se hace para tener esperanza en medio de la dificultad",  para responder que para ello se requiere capacidad de escucha y que "María escuchaba al Señor, escuchaba la realidad y contemplaba y por eso la paciencia; por eso hoy más que nunca tenemos que mirarla a ella que es la elegida de Dios".

"Vamos a pedirle a María, en esta Eucaristía, que nos mire; la mirada de la Virgen es la mirada de la ternura, ella nos quiere como somos, ama nuestra realidad", indicó, y añadió: "Cuando nos mira la Virgen recuperamos dignidad, no nos sentimos rechazados, al sentirnos queridos, nos sentimos dignos de ser hijos de Dios, hermanos de Jesús, nos sentimos dignos de ser personas humanas, rescatadas por el amor de Dios".

Hacia el final de su homilía, el obispo sanisidrense aseguró que "la mirada de la Virgen nos hace hermanos; alrededor de la Madre podemos sentarnos a la mesa, podemos reconocernos, porque la Madre busca nuestra unidad", y continuó diciendo "por eso nos ponemos delante de la mirada de nuestra Madre purísima, de quien el Señor se enamoró y le pedimos que nos mire con su ternura, con esa mirada que nos hace dignos; con la mirada que nos hace hermanos".

Por último, monseñor Ojea invitó a dejarse mirar por María "para tener esperanza, para no sufrir en un momento difícil y para ayudar a sostenernos mutuamente, en un mundo que nos presenta en este momento muchísimas dificultades".

Luego de la misa, se realizó la procesión náutica a Tigre, una tradición litúrgica que se celebra hace 72 años, y que reúne a gran cantidad de fieles de la Iglesia diocesana.+