Muere a los 97 años el último monje sobreviviente de Tibhirine

  • 23 de noviembre, 2021
  • Rabat (Marruecos) (AICA)
Humilde y discreto, el hermano Jean-Pierre, el último de los monjes de Tibhirine, vivió los últimos años en el monasterio de Midelt, en Marruecos.

"Al quedarnos en Tibhirine no queríamos ser mártires, sino signos de amor y esperanza", expresó en una reciente entrevista, el hermano Jean Pierre Schumacher, el último de los monjes trapenses sobreviviente del secuestro y masacre de los siete monjes de Tibhirine, en Argelia, en 1996, fallecido este domingo 21 de noviembre a los 97 años.

En diciembre de 2018 regresó a Argelia para la beatificación de sus hermanos y otros mártires cristianos, asesinados por los terroristas en los años 90. Era la primera vez que volvía a ese país, más de 20 años después de aquella atroz masacre, que dejó una profunda herida no sólo en la Iglesia de Argelia sino también en la Iglesia universal.

Humilde y bueno, discreto y servicial, pasó los últimos años de su vida en el monasterio trapense de Midelt, en Marruecos. Tras años de silencio, se vio “embestido” por la atención del mundo, con motivo del estreno de la extraordinaria película "De dioses y hombres" del director francés Xavier Beauvois. 

El cineasta hizo que las miradas se centraran nuevamente en la presencia silenciosa y orante de los monjes de Tibhirine, profundamente arraigada en el contexto social y religioso del lugar, hasta las últimas consecuencias.

En cierta forma, fue una experiencia "catártica" para frère Jean-Pierre, explica la agencia AsiaNews en una nota, que recién entonces comenzó a relatar, con su estilo pausado, sin énfasis ni rencor, los acontecimientos de aquellos dramáticos días en los que la comunidad de Tibhirine decidió quedarse, a pesar de la amenaza de los terroristas y de la hostilidad del ejército. 

“Fue una decisión que tomamos juntos -nos dijo con toda naturalidad- quedarnos, a pesar de todo, para seguir siendo una comunidad de oración junto a nuestros vecinos musulmanes. No podíamos irnos. Nuestra presencia en el monasterio era un signo de fidelidad al Evangelio, a la Iglesia y al pueblo argelino. No queríamos ser mártires, sino signos de amor y esperanza”.

En aquella noche del 26 al 27 de marzo, él estaba en su habitación de la portería. Por eso no lo encontraron. Otro monje, el hermano Amedée, se salvó porque los terroristas tenían información de que había siete hermanos, pero en aquellos días había también dos visitantes, así que eran nueve. Sin embargo, los secuestradores se fueron con los siete primeros que encontraron, y no buscaron más. 

"Oí ruidos. Pensé que los terroristas habían venido a buscar medicinas, como en otras ocasiones. No me moví hasta que alguien llamó a mi puerta. Tenía miedo. Pero abrí. Era un sacerdote de la diócesis de Orán. Él estaba en el monasterio en esos días con el grupo de diálogo islámico-cristiano Ribat el Salaam, el "Vínculo de la Paz". Vino a decirme que mis hermanos habían sido secuestrados”.

En ese momento, nadie imaginaba que serían asesinados. Muchos pensaron que serían intercambiados por algunos prisioneros terroristas. Su asesinato -el de los monjes y, por lo tanto, el de los hombres de oración cristianos en medio de otros hombres de oración musulmanes- también consternó a una parte de la sociedad argelina. 

El hermano Jean-Pierre nunca dejó de preguntarse: “Si me hubiera dado cuenta de que se los llevaban, ¿me habría quedado en mi habitación o habría seguido a mis hermanos?”. Ahora su pregunta tendrá, por fin, una respuesta.+