Asamblea Eclesial: "Nos hermanamos en diversidad de ministerios y carismas"

  • 21 de noviembre, 2021
  • Ciudad de México (AICA)
Homilía del presidente del Celam, monseñor Miguel Cabrejos en la misa de apertura de la Asamblea Eclesial.

“Pido a Dios que abra nuestro corazón para dejarnos guiar en espíritu de escucha, sinodalidad y unidad eclesial, y descubrir lo que Él quiere decirnos como pueblo de Dios en camino”, expresó el presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), monseñor Miguel Cabrejos, durante la misa de apertura de la Asamblea Eclesial de América Latiana y el Caribe, celebrada a los pies de la Virgen de Guadalupe, en México.

En la Solemnidad de Cristo Rey, el también arzobispo de Trujillo (Perú), afirmó que los participantes de la Asamblea, más de mil, entre los presentes en Ciudad de México y quienes participan virtualmente, estaban allí para dar “gracias a Dios por esta nueva experiencia de vivir, sentir y participar en la Iglesia”.

En su homilía, monseñor Cabrejos afirmó que la Asamblea Eclesial llega después de “un largo camino recorrido juntos, escuchando a todos, sintiendo lo hermoso que es ser miembro del Cuerpo Místico de Cristo, protagonistas y corresponsables de la evangelización como discípulos misioneros”. 

El presidente del Celam indicó que “la verdadera grandeza está en dejarse iluminar por la Luz de la Verdad, en descubrir la acción de Dios en la historia, en adherirse al proyecto de Jesucristo y tener la verdad como norma suprema de comportamiento”. 

El prelado peruano comparó esta Asamblea con la Conferencia de Medellín, que definía como “la ‘recepción creativa’ del Concilio Vaticano II en un contexto marcado por la pobreza y la exclusión”. Del mismo modo, dijo ver esta Asamblea Eclesial como momento “para ‘reavivar Aparecida’, que reafirmó la renovación conciliar, y busca contribuir para una ‘segunda recepción’ del Vaticano II en el nuevo contexto en que vivimos”.

Una Asamblea del Pueblo de Dios
Según monseñor Cabrejos es una Asamblea histórica, “pues, en vez de haber realizado la VI Conferencia General de los Obispos, el papa Francisco, propuso esta Asamblea Eclesial, integrada por representantes de todo el Pueblo de Dios”. Estamos ante “el paso de una asamblea donde participaban sólo Obispos, a una Asamblea plenamente Eclesial”, insistió el presidente del Celam.

Destacando la amplia participación, monseñor Cabrejos señaló que en la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, “nos hermanamos en diversidad de ministerios y carismas”. Junto con ello, “inaugura un nuevo organismo sinodal en el ámbito continental, que sitúa la colegialidad episcopal en el seno de la sinodalidad eclesial, expresión de la vinculación del Obispo con el Pueblo de Dios en su Iglesia local, y de concepción de la Iglesia universal como una ‘Iglesia de Iglesias locales’, presididas en la unidad por el obispo de Roma, con Pedro y bajo Pedro”.

Nuevo Pentecostés
Es un nuevo Pentecostés, en el que también está presente “Nuestra Madre, María del Tepeyac, quien representa a todas las advocaciones que sostienen y sustentan la vida e identidad de nuestros pueblos Latinoamericanos y Caribeños”. 

A ella invocó “su fiel y potente intercesión, para que nos muestre el rostro y la mirada de Cristo en esta etapa de encuentro presencial y virtual”.

A María de Guadalupe también le pidió “que nos señale el camino que Dios desea para su Iglesia en nuestra región”, y docilidad “para asumir un proceso de conversión permanente, en comunión con el Concilio Vaticano II y el papa Francisco, en camino al Sínodo sobre la sinodalidad, y lo que signifiquen las exigencias pastorales hacia el Jubileo del acontecimiento Guadalupano (2031) y el de la Redención (2033)”. A ella le ofrecía el camino recorrido desde Aparecida, de la que, recordando las palabras del papa Francisco, “todavía tiene mucho que ofrecer”.

Mostrando la voluntad de acompañarle en este Kairós, monseñor Cabrejos dijo querer, “en la difícil unidad en la diversidad, responder y acompañar a todo el pueblo de Dios en una hora profundamente compleja y difícil”, insistiendo en no olvidar que en los vulnerables, “¡Cristo sigue crucificado en ellos!”.

A la luz del Evangelio de la solemnidad de Cristo Rey, denunció la ruptura de comunión y de fraternidad, lo que se hace presente “en la inequidad; en la violencia extendida; en los falsos testimonios de líderes que abandonan el sentido de servicio de sus responsabilidades; en la crisis sin precedentes de nuestra casa común, donde los preferidos del Señor son los más afectados”. 

Junto con ello se sentía interpelado por el dolor de las mujeres, “quienes han sufrido abusos o exclusión sistemática”, también por los migrantes, muchas veces rechazados.

Para la Asamblea que se inicia, el presidente del Celam pidió “el don de la escucha, la que nos lleve a salir de nuestras reducidas posiciones particulares, y nos acerque a los hermanos para buscar a Dios en común y en comunión”. También pidió seguir el ejemplo de San Juan Diego, “para abrir nuestros corazones a la interculturalidad, sin temores ni dudas”.+