Mons. Moon: "El amor es la esperanza que nos empuja para caminar"

  • 18 de noviembre, 2021
  • Venado Tuerto (Santa Fe) (AICA)
El obispo de Venado Tuerto reflexionó sobre la segunda venida del Señor y remarcó la importancia de tener esta meta para "no avanzar sin dirección".

En su homilía de este domingo, monseñor Han Lim Moon, obispo de Venado Tuerto, comentó una anécdota personal: “En una oportunidad en el aeropuerto, me encontré con una escena muy típica. Una señora esperaba a su marido que llegaba del exterior. Se ve que después de mucho tiempo de separación por distintos motivos. Se encuentran, se abrazan, se besan, todos los hijos se alegran en este encuentro, es una escena muy hermosa”. 

Esto lo comparó con la segunda venida del Señor, que se anuncia en el Evangelio próximo al fin de año litúrgico: “Nos presenta una escena donde el Señor Jesús viene a encontrarnos, pero no en forma humilde como vino Jesús hace dos mil años, sino que viene a encontrarnos entre las nubes gloriosamente”.

“Cuando Cristo venga en su Gloria, toda su luz caerá sobre nosotros, la Verdad saldrá abiertamente a la luz, nuestros pensamientos, nuestras obras, nada quedará oculto, conoceremos el sentido último de la creación, comprenderemos los maravillosos caminos de Dios para nuestra salvación, por fin recibiremos la respuesta a la pregunta de por qué el mar puede ser tan poderoso cuando Dios en realidad es el único que tiene poder”.

Y agregó: “El Señor se convertirá en Juez para todos los hombres, Juez justo, misericordioso y poderoso. Después de juzgar a todos los hombres, a todos los cristianos que intentaron vivir el camino del Señor, cómo han vivido mal a los ojos de este mundo, por así decirlo, nos enjugará las lágrimas y nos invitará a entrar a la casa de Dios, a la fiesta eterna con la Santísima Trinidad, con la Virgen María y con todos los Santos”.

“Es importantísimo -exhortó- tener esta meta final porque, de lo contrario, nuestras actividades pueden convertirse en una actividad repetidora, aburrida, como la rueda del hámster, que da vuelta en el mismo lugar y no avanza”. 

Con relación a esto, añadió: “Uno vive porque come simplemente, por el instinto o la ambición de este mundo. No avanza porque no tiene dirección. Parece que está vivo, pero no, porque siempre está en el mismo lugar”.

“En cambio, nosotros los cristianos que tenemos bien claro la meta final, el encuentro definitivo con el Señor Glorioso, todas las actividades que realizamos con sacrificio, es un paso más, otro paso para el encuentro definitivo con el Señor, amoroso, a quien amamos mucho. Eso es la segunda venida del Señor, que nos anuncia el Evangelio de hoy”.

“Cuando uno parte de este mundo a la casa de Dios Padre por la muerte -reflexionó-, ese momento no es un momento trágico, sino que es el momento en que nos encontraremos definitivamente con el Señor amoroso, misericordioso”.+