Mons. García Cuerva: Memoria agradecida, cultura del trabajo y sueños compartidos

  • 1 de noviembre, 2021
  • Río Gallegos (Santa Cruz) (AICA)
Con una celebración presidida por el obispo de Río Gallegos, monseñor Jorge García Cuerva, fue reinaugurada la capilla y el teatro del obispado, este último, dedicado a la memoria de Mons. D'Annibale.

El obispo de Río Gallegos, monseñor Jorge García Cuerva, presidió el viernes 29 de octubre la misa en la reinauguración de la capilla y el teatro auditorio del obispado, luego de un arduo trabajo de refacción y puesta en valor.

La reinauguración de estos espacios tiene un doble valor: la capilla fue, durante la pandemia, el lugar de encuentro de los fieles, que podían asistir de manera virtual a las misas que desde allí se transmitían. Y en su reinauguración, el teatro pasó a llamarse Monseñor Miguel Ángel D'Annibale, en homenaje a quien fue obispo de la diócesis de 2013 a 2018, fallecido el año pasado.

En su homilía, monseñor García Cuerva se refirió al Evangelio en el que "Jesús, como si fuese un buen arquitecto o ingeniero, nos habla de construcción y cimientos".

"Una casa construida sobre roca; otra construida sobre arena. Las dos sufren las mismas inclemencias del tiempo; lluvias torrenciales y fuertes vientos. Sin embargo, solo una de ellas soportó las dificultades: la construida sobre roca", recordó.

"Evidentemente el Señor quiere que prestemos atención a lo que no se ve, a las bases, a la que sostiene nuestra vida, a lo que nos salva o nos derrumba en momentos de tormentas", reflexionó el prelado.

"La capilla y el teatro auditorio, que reinauguraremos luego, expresan mucho de la vida de la Iglesia diocesana, de su historia, de su presente y también de su futuro. Son dos obras de arquitectura, tienen sus cimientos", valoró; y desde ellos, señaló los cimientos "sobre los que queremos también sostenernos nosotros".

En primer lugar, expresó: "La memoria agradecida: queremos hacernos cargo de nuestras raíces, porque de las raíces viene la fuerza que nos hace crecer, florecer y fructificar como dice el papa Francisco. 'Es fácil volarse' cuando no hay de dónde agarrarse, de dónde sujetarse. No podemos construir nuestra vida sin raíces, como si el mundo comenzara ahora, como si viviésemos en un eterno presente".

"Rezamos en la oración por los 60 años de la diócesis: 'Somos herederos de evangelizadores audaces que anunciaron el Evangelio en nuestra tierra con creatividad y pasión'", recordó. "Damos gracias a Dios por todos ellos. Por los misioneros salesianos y las Hijas de María Auxiliadora; por tantos sacerdotes, religiosos y diocesanos; por todas las comunidades de religiosos y religiosas que se fueron sumando al trabajo pastoral a lo largo de los años; por tantos laicos y laicas entusiastas y entregados; en definitiva, por todo el pueblo de Dios testigo de Cristo en nuestra diócesis, pueblo que peregrina en las provincias de Santa Cruz y Tierra del Fuego", reconoció.

Seguidamente, agradeció por sus pastores: monseñor Mauricio Magliano, primer obispo de la diócesis y precursor de este edificio; por sus sucesores, monseñor Miguel Angel Alemán, monseñor Alejandro Buccolini, monseñor Juan Carlos Romanín y monseñor Miguel Angel D’Annibale. Cada uno de ellos entregó su vida por esta Iglesia diocesana. Con sus luces y sus sombras, pero con compromiso y amor por su pueblo".

Hacer memoria agradecida, consideró, "es también mirar la historia sin apasionamientos que nublen la verdad, y sin ideologismos que reduzcan la vida de sus protagonistas a nuestros preconceptos, haciéndonos crueles y soberbios con el pasado; porque analizar la historia con los valores, los criterios y las ideas de hoy, es anacronismo".

"Como cristianos, queremos ser humildes, y hoy dar gracias por la vida de tantos testigos de Jesús en el pasado, sin condenarlos porque hoy pensamos distinto; así es fácil señalarlos y golpearlos. Pido a Dios que las generaciones futuras no lo hagan tampoco con nosotros. Que comprendan que hicimos lo que pudimos, que tuvimos algunos aciertos, muchos errores, pero que intentamos ser buena gente y construir entre todos una sociedad más justa y fraterna", manifestó.

"El segundo cimiento sobre el que está sostenida esta obra: la cultura del trabajo y del esfuerzo", afirmó. En ese sentido, valoró: "Muchos pusieron lo mejor de sí para apostar a esta obra: recursos económicos, esfuerzo cotidiano, profesionalismo, tiempo, dedicación".

"Gracias a todos y a cada uno; sin el trabajo de ellos nada de esto hubiese sido posible. Se confirman así las palabras del papa Francisco cuando dice en su última encíclica Fratelli tutti: “En una sociedad realmente desarrollada en trabajo es una dimensión irrenunciable de la vida social, ya que no solo es un modo de ganarse el pan, sino también un cauce para el crecimiento personal, para establecer relaciones sanas, para expresarse así mismo, para compartir dones, para sentirse corresponsable en el perfeccionamiento del mundo, y en definitiva para vivir como pueblo”.

Y un tercer cimiento: "Nuestros sueños; los sueños nos impulsan hacia adelante, nos dan energía, y con luz en la oscuridad de la vida. Soñar es animarnos a recuperar ideales", aseguró. "Son los horizontes que nos animan a seguir caminando como Iglesia diocesana".

"Decía Helder Cámara, obispo brasileño: 'Sueño que se sueña solo es para ilusión, sueño que se sueña juntos es señal de realización'", destacó.

"Queremos recorrer juntos la aventura de soñar, de seguir adelante sin bajar los brazos, reconociéndonos todos hermanos más allá de nuestras diferencias. Que hagamos carne entre nosotros las palabras del Papa: 'He ahí un hermoso secreto para soñar y hacer de nuestra vida una hermosa aventura. Nadie puede pelear la vida aisladamente. … Se necesita una comunidad que nos sostenga, que nos ayude y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar hacia adelante. ¡Qué importante es soñar juntos! … Solos, se corre el riesgo de tener espejismos, en los que ves lo que no hay; los sueños se construyen juntos. Soñemos como una única humanidad, como caminantes de la misma carne humana como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos, cada uno con la riqueza de su fe o de sus convicciones, cada una con su propia voz, todos hermanos'".

"Memoria agradecida, cultura del trabajo y del esfuerzo, soñar juntos: tres cimientos fuertes y sólidos", sostuvo. "Tendremos tempestades y tormentas, pero no nos derrumbaremos; seguiremos adelante, porque también nos acompaña una certeza: Dios que, como Padre y Madre misericordioso, acompaña a su pueblo en el camino de la vida", concluyó.+