Mons. Ojea: Escuchar al Espíritu, escuchándonos entre todos

  • 19 de octubre, 2021
  • San Isidro (Buenos Aires) (AICA)
En ocasión del inicio de la fase diocesana del Sínodo convocado por el papa Francisco, el obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, presidió una misa en la catedral.

El obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, presidió el 17 de octubre en la catedral San Isidro Labrador, la misa de inicio de la fase diocesana del Sínodo sobre la Sinodalidad convocado por el papa Francisco, que culminará en Roma en 2023.

Concelebraron la Eucaristía los obispos auxiliares, monseñores Guillermo Caride y Raúl Pizarro, y el presbítero Carlos Cagnassi, encargado de Liturgia.

Refiriéndose al Evangelio de san Marcos -un relato en el que se le presenta a Jesús una situación de conflicto generada por la ambición de poder- el obispo expresó: “El Evangelio que acabamos de escuchar, confirma que para Jesús la fraternidad se vive como servicio, el modo del servicio, es decir, el aportar lo que Dios nos dio como don a cada uno, el ponerlo al servicio, el darle ese dinamismo de la utilidad inmediatamente dirigida al prójimo, es lo que nos hace felices”.

En ese sentido, recordó la última parte de la vida de Jesús, cuando "Él les anunció tres veces a los apóstoles su destino final y ellos están todavía pensando quién es el más importante, qué lugar va a ocupar, qué protagonismo va a tener”. Entonces “Jesús, como en el lavatorio de los pies casi en el eclipse de su vida, nos deja esa enseñanza de que son bienaventurados los que practican este servicio”.

Para poder realizar este servicio con transparencia, con eficacia, principalmente el servicio de anunciar el Evangelio, que es la misión principal de la Iglesia, explicó monseñor Ojea, el Papa convoca a toda la Iglesia a un Sínodo, "que significa caminar juntos, una práctica que hace al estilo, a la naturaleza, al ser más profundo de la Iglesia, a su misma misión”.

“Cuando amamos mucho a una persona, nos sentimos responsables de su vida y nos sentimos responsables de su destino”, señaló a modo de ejemplo, para luego afirmar que “como amamos a la Iglesia y la amamos apasionadamente, por eso mismo vamos a aportar lo que salga de nuestro pensamiento, de nuestros sentimientos, cuando recibamos la consulta; al mismo tiempo vamos a escuchar con atención, entre nosotros, sacerdotes, laicos, obispos nos vamos a lanzar  a una escucha mutua necesaria ya que la evangelización es una tarea de toda la Iglesia”.

Profundizando en su mensaje, monseñor Ojea afirmó que “la Iglesia no es una corporación en la que algunos deciden, piensan, mandan, otros colaboran, ejecutan y obedecen” y llamó a entender que somos todos corresponsables y que será “un volver a las fuentes mismas del bautismo, a una profunda conversión pastoral que nos lleva a las raíces de la vida cristiana". 

“El Papa quiere que en esta larga consulta, que va a durar tres años -y que hoy comienza la fase diocesana, después comenzará la fase regional, luego la continental, y finalmente en Roma en el 2023 el Sínodo de los obispos-,  vayamos recogiendo con la escucha atenta,  lo que todos los fieles aporten, lo que todos los fieles vayan recibiendo”.

"Cuando nos convoca al Sínodo, el Papa nos recuerda que dependemos necesariamente unos de otros, y más en momentos difíciles, en momentos cuando todo parece nublarse, nos necesitamos unos a otros, necesitamos escucharnos, necesitamos escuchar bien”, admitió.

"Esto no va a ser un parlamento, ni una encuesta, ni un estudio que concluye en un documento”, sino que “es un modo de practicar lo que la Iglesia practicó desde su nacimiento, que es escuchar al Espíritu Santo a través del escucharnos todos”.

“Este primer tiempo es un tiempo que está marcado por la oración, la oración por la Iglesia, para que en este momento de crisis profunda de la humanidad pueda cumplir su misión, pueda vivir su misión, para que todos puedan participar: la Iglesia es una casa abierta”, afirmó.

"Están convocados aun quienes la Iglesia les es indiferente, pero que muchas veces ven a la Iglesia como útil en el plano social o en el plano moral, entonces también son importantes estos aportes de los hermanos y hermanas a quienes la Iglesia les es indiferente; son importantísimos los pensamientos y los sentimientos de los que han sufrido heridas en la Iglesia, que se han sentido decepcionados por muchas cosas, o enojados, tristes o lastimados por la Iglesia”.

Monseñor Ojea culminó su homilía señalando la importancia de la escucha mutua como ejercicio para mejorar, y la importancia de lograr una participación amplia en la próxima instancia que estará constituida por consultas "para que podamos escuchar con claridad al Espíritu Santo en tiempos difíciles en los que la Iglesia tiene que mantenerse fiel a su misión de predicar el Evangelio, y de servir en este desafío de fraternidad que nos impone el momento en el que estamos viviendo”. +