Nace la nueva Conferencia Episcopal católica de Asia Central

  • 7 de octubre, 2021
  • Moscú (Rusia) (AICA)
Reunirá a los católicos de Kazajistán, Uzbekistán, Kirguistán, Turkmenistán y Tayikistán.

Nació la nueva Conferencia Episcopal de Asia Central, que reunirá a los católicos de todos los países ex soviéticos de la región: Kazajistán, Uzbekistán, Kirguistán, Turkmenistán y Tayikistán. Se trata de Iglesias minoritarias, en naciones de mayoría musulmana y con una importante presencia de la Iglesia Ortodoxa Rusa, ya que todavía están muy rusificadas tras el largo dominio soviético.

En la 41ª sesión plenaria de la Conferencia Episcopal de Kazajistán, celebrada los días 20 y 21 de septiembre, los obispos locales expresaron su alegría por la creación del nuevo organismo regional por parte de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos.

En el encuentro también participó el auxiliar de Karaganda, monseñor Evgenij Zinkovskij, primer obispo originario de Kazajistán, nacido en 1975 en la aldea de Šortandy, que por aquel entonces formaba parte de la URSS. Por su reciente consagración episcopal lo felicitó en nombre de todos el nuncio apostólico, el arzobispo indio monseñor Francis Assisi Chullikat, quien desde 2016 se ocupa de las relaciones con Kazajistán y Tayikistán, asistido por el secretario italiano, monseñor Michele Tutalo, recientemente llegado a la capital kazaja, Nursultán, según precisó la agencia AsiaNews.

Kazajistán es la mayor de las cinco exrrepúblicas soviéticas de Asia Central; posee una población de 15 millones de habitantes y se estima que la comunidad católica reúne a 250.000 creyentes. 

El país cuenta con la arquidiócesis metropolitana de María Santísima, en Astaná, a cargo del obispo polaco monseñor Tomasz Peta; la diócesis de la Santísima Trinidad, en Almaty, guiada por el obispo español monseñor José Luis Mombiela Sierra; y la diócesis de Karaganda, dirigida por el obispo italiano monseñor Adelio Dell'Oro. 

La administración apostólica de Atirau también depende de la diócesis de Astaná. Por su parte, el obispo grecocatólico monseñor Vasyl Hovera se encarga de velar por los católicos de rito bizantino en Kazajistán y Asia Central.

En los demás Estados de la región, los católicos se reúnen en estructuras temporales, ya que no son lo suficientemente numerosos como para justificar la presencia de diócesis. 

En Uzbekistán y Kirguistán hay dos administraciones apostólicas: en Taskent, está el obispo franciscano polaco monseñor Jerzy Maculiewicz; en Biskek, desde 2017, está el jesuita estadounidense monseñor Anthony James Corcoran, quien fue durante largo tiempo misionero en Moscú. 

En Tayikistán y Turkmenistán hay dos misiones "sui juris": en Dusambé hay misioneros argentinos del Instituto del Verbo Encarnado, dirigidos por el padre Pedro Ramiro López; en Asjabad solo existe la parroquia de la Transfiguración, guiada por el misionero polaco de María Inmaculada, el padre Andrzej Madej.

Durante el encuentro, informa AsiaNews, los obispos de Kazajistán consagraron su Iglesia a la protección especial de San José, según las indicaciones de la carta del papa Francisco, que celebra el 20º aniversario de la visita apostólica del santo papa Juan Pablo II. Se abordaron diversas cuestiones pastorales, como el camino sinodal en las diócesis, para fomentar la participación de todos los fieles en la vida de la Iglesia. También se habló del Seminario Teológico de Karaganda y de la Cáritas nacional, destacando los progresos del centro de información católica, el Mediatsentr de Nursultán, y el nuevo concepto de la revista católica Credo.

Los obispos kazajos también comentaron los pasos dados para abrir el proceso de beatificación de Gertrude Detzel, la laica consagrada de Kazajistán, que fue perseguida en los campos estalinistas y murió en 1971, tras dejar un legado espiritual a los católicos locales. 

También se aprobaron las traducciones al kazajo de las principales oraciones cristianas: el Padre Nuestro, el Ave María y el Gloria. Kazajstán está transitando la adopción cada vez más generalizada del kazajo en lugar del ruso, hecho que generó bastantes contrastes con Moscú.

A pesar de ser comunidades pequeñas, en su humildad y testimonio, los católicos de Asia Central pueden contribuir enormemente al diálogo interconfesional y a la renovación cultural de las sociedades locales. Son realidades que viven suspendidas entre varios mundos y que muchas veces afrontan conflictos. Sin embargo, iluminadas por la fe y el anuncio del Evangelio de muchos creyentes, viven en fraternidad con toda la población en busca de su propia dimensión religiosa.+