Papa: La verdad nos hace libres y nunca se la puede forzar en nombre de Jesús

  • 6 de octubre, 2021
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
Continuando con el ciclo de catequesis sobre la Carta a los Gálatas, el Francisco centró hoy su meditación en el tema: "Cristo nos hizo libres".

El cristiano es libre, por esa libertad que le ha dado Jesús. "Una predicación que excluye la libertad en Cristo nunca será evangélica". “Nunca se puede forzar en el nombre de Jesús, no se puede esclavizar a nadie en nombre de Jesús, que nos hace libres”, dijo este miércoles 6 de octubre el papa Francisco, durante la audiencia general celebrada en el Aula Pablo VI, continuando con el ciclo de catequesis sobre la Carta a los Gálatas, que centró su meditación en el tema: "Cristo nos hizo libres".

En la reflexión el pontífice explicó que "en la Carta a los Gálatas, san Pablo escribió palabras inmortales sobre la libertad cristiana". 

Libertad que, prosiguió, “es un tesoro que solo se aprecia de verdad cuando se pierde. Para muchos de nosotros, acostumbrados a vivir en libertad, a menudo nos parece más un derecho adquirido que un don y una herencia que debemos custodiar. ¡Cuántos malentendidos en torno al tema de la libertad y cuántas visiones diferentes se han enfrentado a lo largo de los siglos!”.

Pablo, en cambio, "propone la enseñanza de Jesús, que encontramos también en el evangelio de Juan: «Si permanecen en mi Palabra, serán verdaderamente mis discípulos; conocerán la verdad y la verdad los hará libres». 

La llamada, por tanto, es ante todo a permanecer en Jesús, fuente de la verdad que nos hace libres”.

“La libertad cristiana se basa, entonces, en dos pilares fundamentales: primero, la gracia del Señor Jesús; segundo, la verdad que Cristo nos revela y que es Él mismo”. 

La libertad ganada en la cruz de Cristo
“En primer lugar, es don del Señor. La libertad que los gálatas han recibido –y nosotros igual que ellos, con el bautismo– es fruto de la muerte y resurrección de Jesús. El apóstol concentra toda su predicación sobre Cristo, que lo ha liberado de los vínculos con su vida pasada: solo de Él brotan los frutos de la vida nueva según el Espíritu”. 

“De hecho, dijo el Papa, la libertad más verdadera, la de la esclavitud del pecado, nació de la Cruz de Cristo”. 

"Precisamente -señaló- ahí donde Jesús se ha dejado clavar, donde se ha hecho esclavo, Dios ha puesto la fuente de la liberación del hombre. Esto no deja de sorprendernos: que el lugar donde somos despojados de toda libertad, es decir, la muerte, puede convertirse en fuente de la libertad. Pero este es el misterio del amor de Dios. 

“Pablo había experimentado en primera persona este misterio de amor. Por esto dice a los gálatas, con una expresión extremadamente audaz: ‘Con Cristo estoy crucificado’. En ese acto de suprema unión con el Señor él sabe que ha recibido el don más grande de su vida: la libertad”, explicó el pontífice.

Y añadió: “Sobre la Cruz, de hecho, ha clavado «la carne con sus pasiones y sus apetencias». Comprendemos -subrayó Francisco-, cuánta fe animaba al apóstol, qué grande era su intimidad con Jesús y si por un lado sentimos que a nosotros nos falta esto, por otro, el testimonio del apóstol nos alienta”.

La verdad nos hace libres
“El segundo pilar de la libertad es la verdad. También en este caso es necesario recordar que la verdad de la fe no es una teoría abstracta, sino la realidad de Cristo vivo, que toca directamente el sentido cotidiano y general de la vida personal”. 

“La libertad hace libres en la medida en que transforma la vida de una persona y la orienta hacia el bien. Para ser realmente libres necesitamos no solo conocernos a nosotros mismos, a nivel psicológico, sino sobre todo hacer verdad en nosotros mismos, a un nivel más profundo. Y ahí, en el corazón, abrirnos a la gracia de Cristo. La verdad nos debe inquietar”. 

“La inquietud es la señal de que está trabajando el Espíritu Santo. La verdad nos debe plantear continuamente preguntas para que podamos ir cada vez más al fondo de lo que realmente somos. Entonces descubrimos que el camino de la verdad y de la libertad es fatigoso y que dura toda la vida”. 

“Es un camino -concluyó Francisco- en el que nos guía y nos sostiene el Amor que viene de la Cruz, el amor que nos revela la verdad y que nos dona la libertad. Y ése es el camino de la felicidad”.+