Catamarca rezó a la Virgen del Valle "por un turismo que permita el encuentro"

  • 29 de septiembre, 2021
  • San Fernando del Valle de Catamarca (AICA)
El obispo de Catamarca, monseñor Luis Urbanc, presidió una misa en acción de gracias a la Virgen del Valle, Patrona Nacional del Turismo.

En el Día Mundial del Turismo, que se celebra el 27 de septiembre, el obispo de Catamarca, monseñor Luis Urbanc, presidió una misa en acción de gracias a la Virgen del Valle, Patrona Nacional del Turismo.

La Eucaristía fue concelebrada por el rector de la catedral y santuario mariano, presbítero Gustavo Flores, y delegado para la Animación Bíblica de la Pastoral, presbítero Oscar Tapia, en el altar mayor de la catedral basílica y santuario del Santísimo Sacramento y la Virgen del Valle, con transmisión a través de las redes sociales.

Durante su homilía, el prelado agradeció al Señor "por una de las tantas actividades humanas, de particular relieve en la vida moderna, que es el turismo, y lo hacemos en la casa de la Patrona Nacional del Turismo, Nuestra Señora del Valle”, apuntando que “la actividad turística es una de las principales fuentes de ocupación laboral, tanto por el empleo directo o indirecto, como por las actividades complementarias que genera”.

Monseñor Urbanc eflexionó sobre “lo valioso que es este trabajo y que está al alcance de todos, puesto que cada hogar catamarqueño debería estar embarcado en él. Para ello es importante tener una adecuada mirada del trabajo en general y de este en concreto”, dijo, considerando que “nos debemos preparar y estar bien dispuestos a recibir a quienes nos visitan”.

“Como sociedad catamarqueña, hijos de la Madre Morena del Valle, tenemos urgente necesidad de replantearnos a fondo qué significa el turismo y el indelegable papel que todos tenemos en él. Pero sólo será posible ver notorios cambios si lo emprendemos desde el compartir, que nos dejará muchas más ganancia, que si sólo lo vemos como mero negocio de unos pocos”, consideró.

Asimismo, contextualizó el desarrollo de la actividad turística en la actual situación por el Covid-19, afirmando que “si la mayoría de los trabajos han sufrido durante la pandemia, ésta es de las que más padeció, más aún, quedó totalmente paralizada y a muchos los ha sumido en la miseria, la desesperación y la quiebra”.

Luego rescató las palabras del papa Francisco para este año: “Es necesario centrarse en un enfoque inclusivo del turismo y resistir las tentaciones del individualismo y el nacionalismo, demasiado frecuentes en la sociedad contemporánea. Sólo así podremos evitar la ‘variante’ del virus que se propaga cuando fomentamos una economía enferma que permite a unos pocos muy ricos poseer más que el resto de la humanidad, y cuando los modelos de producción y consumo destruyen el planeta”.

En otro tramo de su predicación, monseñor Urbanc destacó el mensaje de la Comisión Episcopal de Migrantes e Itinerantes, que “anima a todos a comprometerse con un turismo que permita el encuentro entre personas y en territorios diferentes, donde la admiración de la belleza pueda abrir estilos de vida respetuosos con las personas y la naturaleza, y que promueva una economía justa e inclusiva”.

“Desde la Comisión Episcopal expresan un sincero agradecimiento a todos los que se comprometieron a sostener, material y espiritualmente, a las personas que se encuentran todavía en situaciones económicas difíciles debido a la suspensión de las actividades turísticas”, manifestó, y pidió “que la Virgen del Valle, Patrona Nacional del Turismo, nos ayude a ‘ir más allá’ de los datos económicos para ir al encuentro de las personas con dificultades, ejercitar la creatividad que nos permita encontrar soluciones en situaciones difíciles y sostener y acompañar el trabajo del turismo”.

Memoria de San Vicente de Paul
Luego de reflexionar sobre la Palabra de Dios proclamada, el obispo recordó a San Vicente de Paul, "el santo de los pobres, de los últimos, de los descartables”, rescatando “unas líneas de lo que supo recomendar a los que se preparaban al sacerdocio y a los cristianos en general: ‘Nosotros no debemos estimar a los pobres por su apariencia externa o su modo de vestir, ni tampoco por sus cualidades personales, ya que con frecuencia son rudos e incultos. Por el contrario, si consideran a los pobres a la luz de la fe, se darán cuenta de que representan el papel del Hijo de Dios, ya que él quiso también ser pobre. Y así, aun cuando en su pasión perdió casi la apariencia humana, haciéndose necio para los gentiles y escándalo para los judíos, sin embargo, se presentó a éstos como evangelizador de los pobres: Me envió a evangelizar a los pobres. También nosotros debemos estar imbuidos de estos sentimientos e imitar lo que Cristo hizo, cuidando de los pobres, consolándolos, ayudándolos y apoyándolos’”.

Y continuó: “El servicio a los pobres ha de ser preferido a todo, y hay que prestarlo sin demora. Por esto, si en el momento de la oración hay que llevar a algún pobre un medicamento o un auxilio cualquiera, vayan a él con el ánimo bien tranquilo y hagan lo que convenga, ofreciéndolo a Dios como una prolongación de la oración. Y no tengan ningún escrúpulo ni remordimiento de conciencia si, por prestar algún servicio a los pobres, han dejado la oración; salir de la presencia de Dios por alguna de las causas enumeradas no es ningún desprecio a Dios, ya que es por él por quien lo hacemos... La caridad, en efecto, es la máxima norma, a la que todo debe tender: ella es una ilustre señora, y hay que cumplir lo que ordena. Renovemos, pues, nuestro espíritu de servicio a los pobres, principalmente para con los abandonados y desamparados, ya que ellos nos han sido dados para que los sirvamos como a señores”.+