El Papa a los Movimientos: Ustedes son una fuerza misionera que nos da esperanza para el futuro
- 16 de septiembre, 2021
- Ciudad del Vaticano (AICA)
El deseo de poder y la deslealtad, son los dos "obstáculos" que impiden que un cristiano se convierta en "un verdadero servidor de Dios y de los demás", dijo el Papa a los movimientos.
“Quien tiene el Bautismo tiene la tarea de evangelizar”, destacó este jueves el papa Francisco en su mensaje dirigido a los participantes del encuentro de asociaciones de fieles, movimientos eclesiales y nuevas comunidades, a los que expresó su gratitud en particular por no haberse “rendido” durante la pandemia, incluso en los meses más duros, desde el compromiso trayendo solidaridad y testimonio evangélico.
“Ustedes representan una fuerza misionera y una presencia de profecía que nos da esperanza para el futuro”, subrayó el pontífice y agregó: “incluso con las limitaciones y los pecados de cada día, eres un signo claro de la vitalidad de la Iglesia”.
“Sé que muchos de ustedes -dijo Francisco- han multiplicado su compromiso, adaptándose a las situaciones concretas que tienen y estaban enfrentando, con esa creatividad que nace del amor, porque quienes se sienten amados por el Señor aman sin medida”.
Realidad y necesidad de cambio
Entrando en el corazón del discurso, Francisco recuerda que quienes tienen papeles de gobierno en agregaciones están llamados a servir, sin caer en el deseo de poder y deslealtad, y advierte del riesgo de vivir en un “mundo paralelo”, lejos de los desafíos de las personas que “esperan tu testimonio cristiano”.
Su discurso, lleno de incorporaciones improvisadas, gira en torno al Decreto “Las Asociaciones Internacionales de Fieles”, promulgado el pasado 11 de junio, que regula la duración y número de mandatos gubernamentales (con un máximo de 10 años consecutivos) en las asociaciones internacionales. de fieles, privados y públicos, y la necesaria representatividad de los miembros en el proceso de elección del órgano de gobierno internacional.
Páginas oscuras
En la Iglesia, “gobernar es servir”, repite Francisco, quien sin embargo recuerda cómo, cuando este principio fue olvidado, la Iglesia vivió momentos oscuros.
Las experiencias postconciliares, prosigue, llevaron a la Congregación de Religiosos a estudiar congregaciones y asociaciones, varias luego “acabaron en situaciones muy duras”, “bajo visita apostólica, acabaron con pecados inmundos, comisarías”. Francisco confirma que el ejercicio del gobierno dentro de las asociaciones y movimientos es un tema que le “toca particularmente en el corazón”, sobre todo considerando “, remarca,” los casos de abusos de diversa índole que también se han dado en estas realidades y que siempre encuentran su raíz en el abuso de poder “:
No pocas veces la Santa Sede, en los últimos años, tuvo que intervenir, iniciando procesos de reorganización no fáciles. Y no solo pienso en estas situaciones pésimas, que hacen ruido; pero también en las enfermedades que provienen del debilitamiento del carisma fundacional, que se vuelve tibio y pierde la capacidad de atracción. Las tareas de gobierno que se te han encomendado en los movimientos de laicos a los que perteneces no son más que una llamada al servicio.
El obstáculo del deseo de poder
El “deseo de poder” y la “deslealtad”, analiza el Papa, son los dos “obstáculos” que pueden impedir que un cristiano se convierta en “un verdadero servidor de Dios y de los demás”.
Las formas en que se manifiestan estos obstáculos son variadas. “Por ejemplo -observó- cuando creemos, en virtud de nuestro papel, que tenemos que tomar decisiones sobre todos los aspectos de la vida de nuestra asociación, la diócesis, la parroquia, la congregación. Se delegan en otras tareas y responsabilidades para determinadas áreas, ¡pero solo teóricamente!”.
“Mientras que en la práctica la delegación en otros se vacía del deseo de estar en todas partes”, lo que además “anula todas las formas de subsidiariedad”.
La deslealtad, entonces, se manifiesta jugando el “doble juego” con Dios al declarar con palabras que queremos servirle, “pero en realidad servimos a nuestro ego, y nos inclinamos ante nuestro deseo de aparecer, de obtener reconocimiento, aprecio”, señaló el Papa.
Ejemplos de traición son los puestos directivos “que se vuelven eternos”, los líderes que piden votos a cambio de promesas, otros que presumen tener la verdad sobre el carisma del fundador. Todo deriva en que, reafirmó Francisco, es “beneficioso y necesario prever una rotación en los puestos de gobierno y una representatividad de todos los miembros en sus elecciones”.
Quizás alguien piense que ese “deseo” no le concierne, que esto no sucede en su propia asociación. Tenemos en cuenta que el Decreto de Asociaciones Internacionales de Fieles no solo se dirige a algunas de las realidades aquí presentes, sino que es para todas ellas, ninguna excluida. Es para todos”, subrayó.
“No hay mejores ni menos buenos, perfectos o no. Todas las realidades eclesiales están llamadas a la conversión, a comprender e implementar el espíritu que anima las disposiciones que nos dan en el Decreto”, acotó el Papa.
El verdadero servicio, en cambio, es gratuito e incondicional, no conoce cálculos ni pretensiones y la exhortación del Papa es, por tanto, a jugar el papel de gobierno aprendiendo a decir que “somos servidores inútiles”, porque la actitud correcta para operar en la Iglesia es la del servicio humilde.
“Estén siempre en discernimiento”
En el Decreto, explica el Papa, se hace referencia a los fundadores, distinguiendo entre los que aún están vivos y las realidades de la tradición más antigua y consolidada en la que siempre es necesario comprobar “el estado del carisma fundacional y hacer los cambios necesarios en la propia legislación”, con una verificación “más continua en el caso de las realidades más recientes".
En todo caso, afirma Francisco, “pertenecer a una asociación, un movimiento o una comunidad, sobre todo si se refieren a un carisma, no debe encerrarnos en un” barril de hierro “, hacernos sentir seguros, como si no hubiera necesidad de dar respuesta a los desafíos y cambios. Lo importante es estar “siempre en movimiento” y “siempre en discernimiento”, evitando considerarse “la novedad” en la Iglesia “porque” hasta los nuevos envejecen rápidamente “.
El camino evangélico no es un viaje turístico. Es un desafío: cada paso es un desafío y cada paso es una llamada de Dios, cada paso es -como decimos en nuestra tierra- “poner toda la carne a la parrilla”. Siempre sigue adelante. Siempre estamos en camino, siempre en conversión, siempre en discernimiento para hacer la voluntad de Dios.+