"La Iglesia es su casa, siéntanse bienvenidos", dijo Francisco a la comunidad gitana de Eslovaquia

  • 14 de septiembre, 2021
  • Kosice (República de Eslovaquia) (AICA)
El Papa visitó el barrio Lunik IX de Kosice donde viven hacinadas cerca de 4.500 personas de etnia gitana. "Nadie en la Iglesia debe sentirse fuera de lugar o dejado de lado", subrayó el pontífice.

El papa Francisco visitó este martes el barrio Lunik IX de Kosice, la segunda ciudad más importante de Eslovaquia, donde viven hacinadas cerca de 4.500 personas de etnia gitana. Casi todos los habitantes de este barrio, el más pobre de la ciudad son gitanos. 

El Santo Padre quiso visitar este barrio y les dirigió uno de los discursos más importantes del viaje apostólico. 

“Nadie en la Iglesia debe sentirse fuera de lugar o dejado de lado. No es sólo un modo de decir, es el modo de ser de la Iglesia. Porque ser Iglesia es vivir como convocados por Dios, es sentirse titulares en la vida, formar parte del mismo equipo” ha dicho el obispo de Roma al comenzar su discurso.

El Santo Padre definió a la Iglesia como “una familia de hermanos y hermanas con el mismo Padre, que nos dio a Jesús como hermano, para que comprendamos cuánto ama la fraternidad. Y anhela que toda la humanidad llegue a ser una familia universal. Ustedes albergan gran amor y respeto por la familia, y miran a la Iglesia a partir de esta experiencia. Sí, la Iglesia es casa, es su casa”.

Francisco dio un mensaje de bienvenida al pueblo gitano dentro de la Iglesia: “Siéntanse siempre en casa en la Iglesia y nunca tengan miedo de estar aquí. ¡Que ninguno los deje, a ustedes o a cualquier otra persona, fuera de la Iglesia!”

A continuación: “No se puede reducir la realidad del otro a los propios modelos prefabricados, no se puede encasillar a las personas. Ante todo, para conocerlas verdaderamente, es necesario reconocerlas. Reconocer que cada uno lleva en sí la belleza imborrable de hijo de Dios, en la que se refleja el Creador”.

"Juicios y prejuicios sólo aumentan las distancias"
El Santo Padre agradeció el testimonio de Nikola y René, una historia de amor que nació en este barrio muy pobre de Kosice: “Su historia de amor nació aquí y maduró gracias a la cercanía y al aliento que recibieron. Se sintieron responsables y aspiraron a un trabajo, se sintieron amados y crecieron con el deseo de dar algo más a sus hijos”.

El obispo de Roma subrayó que los “juicios y prejuicios sólo aumentan las distancias. Conflictos y palabras fuertes no ayudan. Marginar a las personas no resuelve nada. Cuando se alimenta la cerrazón, antes o después estalla la rabia. El camino para una convivencia pacífica es la integración. Es un proceso orgánico, lento y vital que se inicia con un conocimiento recíproco, va adelante con paciencia y mira al futuro”.

El futuro, según el Papa, son los niños: “Ellos son los que nos orientan. Sus grandes sueños no pueden hacerse añicos contra nuestras barreras. Ellos quieren crecer junto a los demás, sin obstáculos ni exclusiones. Merecen una vida integrada y libre. Ellos son los que motivan decisiones con amplitud de miras que no buscan el consenso inmediato, sino que velan por el porvenir de todos. Por los hijos deben tomarse decisiones valientes; por su dignidad, por su educación, para que crezcan bien arraigados en sus orígenes y, al mismo tiempo, para que no vean coartada cualquier otra posibilidad”.

El Papa agradeció además a quienes llevan adelante este trabajo de integración que, “además de que comporta no poco esfuerzo, a veces recibe incomprensión e ingratitud, incluso dentro de la Iglesia. Gracias por todo el trabajo con quienes están en los márgenes. Pienso también en los refugiados y en los detenidos. A ellos, en particular, y a todo el mundo penitenciario expreso mi cercanía”.

"No tengan miedo de salir al encuentro de quien está marginado"
Francisco les pidió que “sigan adelante en este camino, que no engaña de poder dar todo y rápidamente, sino que es profético, porque incluye a los últimos, construye fraternidad, siembra la paz. No tengan miedo de salir al encuentro de quien está marginado. Se darán cuenta de que salen al encuentro de Jesús. Él los espera allí donde hay fragilidad, no comodidad; donde hay servicio, no poder; donde es posible encarnarse, no buscar sentirse satisfechos. Allí está Él”.

Y por último, el Santo Padre los ha invitado a “ir más allá de los miedos, más allá de las heridas del pasado, con confianza, un paso tras otro: en el trabajo honesto, en la dignidad de ganarse el pan cotidiano, alimentando la confianza recíproca”.

El barrio Lunik IX, de Kosice
En la segunda ciudad más importante de Eslovaquia, viven hacinadas cerca de 4.500 personas de etnia gitana en lo más parecido a un gueto. En 2013 los vecinos de los barrios cercanos decidieron levantar un muro de hormigón de 3 metros de altura para aislarlos, del que hoy apenas quedan restos. 

Casi todos los habitantes de este barrio, el más pobre de la ciudad son gitanos. Muchas de las casas se encuentran en estado ruinoso, pero no tienen otro lugar donde trasladarse. Tampoco disponen del aislamiento adecuado para protegerse del frío, por lo que son frecuentes los incendios cuando en invierno encienden hogueras dentro de los hogares para calentarse. La basura acumulada hace insalubres las calles y proliferan enfermedades erradicadas en Europa.

Según datos de Amnistía Internacional, de los 33 asentamientos gitanos segregados en Eslovaquia, al menos un 23% no tiene agua corriente de ningún tipo y un 50% no tiene acceso a agua potable.

Para preparar el viaje llevan días rezando una novena a los beatos gitanos españoles Ceferino Giménez y Emilia Fernández, un ejemplo de que algunos de los suyos dieron su vida por la fe, defendiendo incluso con su vida a quienes no pertenecían a su etnia.

Durante la visita de Francisco un coro de 35 niños y jóvenes cantó para él en romaní. El propio Francisco también pronunció algunas palabras en romaní y la oración del padrenuestro fue recitada en esta lengua.+