Mons. Colombo: "La Palabra de Dios, alimento que calma la sed de sabiduría"

  • 8 de septiembre, 2021
  • Mendoza (AICA)
El arzobispo de Mendoza también recordó que la Palabra de Dios es "referencia y horizonte para nuestro amar y servir en Cristo".

El arzobispo de Mendoza, monseñor Marcelo Daniel Colombo, presidió la misa dominical desde la capilla San José de la Montaña en Valle del Sol, en la localidad mendocina de Potrerillos, donde reflexionó sobre la curación del sordomudo.

“La curación del sordomudo tiene distintos momentos que nos hacen pensar cómo lo concreto de las acciones de Jesús buscan tocar el cuerpo del sordomudo, los oídos, la lengua, los ojos, para iluminar su existencia, para hacerlo sentir, en adelante, protagonista de la vida; para que puedan los demás ser también oyentes de su Palabra, para que él pueda oír a Dios en su corazón y manifestar la obra de Dios a los hombres”, destacó en la homilía.

“El sordomudo es un poco el símbolo, el signo de cada uno de nosotros. A veces nuestra sordera tiene que ver con nuestras propias decisiones, nuestra historia personal, o el encierro, o el aislamiento que nos imponemos”, comparó y diferenció: “En cambio, Jesús busca siempre reintegrarnos a la comunidad. Él busca siempre conectarnos, Él quiere que nosotros estemos en relación unos con otros”.

El arzobispo mendocino insistió en recordar que “La Iglesia, la comunidad cristiana, se nutre del diálogo, de la interacción, del intercambio de todos sus miembros”.

“Este Evangelio es provocativo en este Mes de la Biblia, porque nos hace también pensar en aquella definición del hombre como el oyente de la Palabra. Es decir, el hombre como aquel que escuchando a Dios, existe, es y puede manifestarse a los demás”, subrayó.

“Las celebraciones, la entrega de la Biblia a los niños, en los grupos de catequesis o a los jóvenes en los grupos de Confirmación, nos hacen pensar en la Palabra de Dios como alimento, como agua que calma nuestra sed de sabiduría;  y también como referencia y horizonte para amar y servir en Cristo”, agregó.

Monseñor Colombo contó que el sábado celebró en El Challao la misa con los consagrados, porque el 8 de septiembre es el Día de la Vida Consagrada.

“Los consagrados en la Iglesia, las familias religiosas, las familias, contemplativas, la virginidad consagrada, los distintos apostolados o institutos masculinos; educacionales, hospitalarios de animación pastoral o misionera, son para la Iglesia una bendición.

“Nosotros tenemos muchas comunidades consagradas, no todas las que necesitamos pero tantas como para dar gracias a Dios por el servicio que estos religiosos y consagrados, hombres y mujeres, prestan a la evangelización”.

“Queridos hermanos: que la Palabra de Dios mueva a nuestros corazones, que oyentes de la Palabra que podamos comunicar al mundo, siempre, la alegría del Evangelio", concluyó.+