Mons. Buenanueva: "Abre, Señor, nuestros oídos a tu Palabra"

  • 8 de septiembre, 2021
  • San Francisco (Córdoba) (AICA)
"Oídos para oír y labios para proclamar" es el título de la reflexión semanal sobre el Evangelio del obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva.

El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, compartió sus reflexiones sobre el Evangelio del domingo en el periódico "La Voz de San Justo".

“Después, levantando los ojos al cielo, suspiró y le dijo: «Effatá» que significa «Ábrete». Y enseguida se abrieron sus oídos, se le soltó la lengua, y comenzó a hablar normalmente”. Con esta cita del Evangelio, el prelado comenzó su meditación.

"Este gesto de Jesús que hoy nos cuenta San Marcos ha inspirado el último gesto litúrgico del Bautismo. Se llama precisamente: el 'Effatá'. Mientras el ministro toca los oídos y los labios del recién bautizado, dice la fórmula ritual: 'El Señor Jesús, que hizo oír a los sordos y hablar a los mudos, te permita, muy pronto, escuchar su Palabra y profesar la fe para gloria y alabanza de Dios Padre'", describió.

"Cada vez que nos acercamos con fe sincera a las Escrituras, suplicando escuchar en ellas la voz de Dios, este rito bautismal cobra todo su significado. Lo mismo, toda vez que, de palabra o de obra, testificamos nuestra condición de discípulos. Este domingo, pidamos la gracia de que el Espíritu actualice el don precioso del Bautismo que nos permite orar y confesar nuestra fe", animó.

"¡Ya estamos en septiembre! Es el mes de la Biblia, de la primavera y de la juventud. La lectura orante de las Escrituras, en cualquier momento del año o de nuestra vida, trae la frescura de Dios a nuestra vida. Renueva nuestra juventud y hace florecer la esperanza. Animémonos a dedicar, cada día, un buen tiempo a la 'lectura de Dios', como enseñan los maestros espirituales. 'Aprende a conocer el corazón de Dios en la lectura de sus palabras', escribía san Gregorio Magno a un discípulo suyo. Que sea nuestro lema motivador en este septiembre 2021", alentó.

Finalmente, invitó a orar: “Abre, Señor, nuestros oídos a tu Palabra. Haznos escuchar siempre tu Palabra, para que permanezcamos tus discípulos, atentos a tu voz de Buen Pastor. Y que nuestros labios siempre canten tu misericordia. Amén".+