Mons. Ojea: "Hay que pasar del paradigma tecnocrático al paradigma del cuidado"

  • 5 de septiembre, 2021
  • Buenos Aires (AICA)
El presidente del episcopado argentino dio su testimonio en la clausura del Congreso Interuniversitario Laudato si'. Insistió en la necesidad de escuchar el grito de la tierra y de los pobres.

El obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Oscar Vicente Ojea, dio su testimonio en la clausura del Congreso Interuniversitario Laudato sí´ “El cuidado de la casa común”, que realizó del 1° al 4 de septiembre en modalidad virtual.

Organizado por el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), el Consejo de Rectores de Universidades Privadas (CRUP) y la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), el encuentro internacional se enmarcó en el sexto aniversario de la encíclica social del papa Francisco.

“Se habló en diversos congresos de la necesidad  de trabajar juntos sobre los temas que provocan una crisis profunda en el planeta, sin embargo los poderes centrales han hecho oído sordos a tantas advertencias  de la ciencia, del sentido común y de las Iglesias”, expresó. 

Monseñor Ojea consideró que “no podemos negar que estamos ante una sociedad fuertemente abusadora, asi como en el abuso algo se ha disociado fuertemente en el fondo del ser humano, trastornando la relación y la armonía con el prójimo y esto impide una relación abierta y sinfónica en armonía con todos los seres” y advirtió: “También la hermana tierra es abusada”. 

Tras plantear que para pasar del paradigma tecnocrático al paradigma del cuidado hace falta un profundo cambio cultural, enfatizó que para optar por una vida más austera hay que ir “trabajando en una auténtica pedagogía del cuidado que vaya impregnando los distintos ámbitos de la educación”.

“¿En qué lugar debo situarme para escuchar con precisión el grito de la tierra y el grito de los pobres?”, se preguntó, y sostuvo: “Nos encontramos con muchos obstáculos para sintonizar con estas realidades, por eso tenemos el desafío de crear una nueva sensibilidad que nos lleve a una ecología integral”. 

“A mi modo de ver el corazón humano puede transformarse en profundidad si encuentra en un semejante un reflejo de sí mismo. Es lo que pasa en la parábola del buen samaritano. Él se detiene en el camino para auxiliar al hermano caído porque se vio a sí mismo en él, por eso se sintió en comunión profunda con el herido y lo cargó  hasta llevarlo a la posada”, ejemplificó. 

Monseñor Ojea afirmó que para producir un cambio profundo en el modo de percibir la realidad “es necesario que la experiencia del contacto estrecho con la persona caída refleje mi propio limite y por lo tanto mi propia pobreza para que yo perciba en un tipo de relación cuerpo a cuerpo es decir, no con la lejanía  de las encuestas, de las mediciones y de los números, lo que en realidad nos está pasando a ambos, que si bien somos diferentes compartimos la misma humanidad”.

“De allí que pienso que nuestra educación debe estar enriquecida por estas experiencias de compartir de modo cercano la vida concreta de los hermanos y hermanas mas pobres para ir construyendo una nueva mirada que nos permita avanzar en este nuevo paradigma que nos propone la encíclica”, concluyó.+