Benedicto XVI, sacerdote y liturgo
- 3 de julio, 2012
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La Plata (Buenos Aires) (AICA)
Con motivo de la fiesta de los santos Pedro y Pablo y el Día del Papa, el sábado 29 de junio Mons. Héctor Aguer, arzobispo de La Plata, dedicó su reflexión televisiva semanal a pedir una oración por Benedicto XVI, que ese día cumplía 60 años de ordenación sacerdotal, y destacó que el sacerdote es un liturgo", es decir, el mediador entre Dios y los hombres, un rasgo que entre otros aspectos de la vida sacerdotal dijo que le parecía valioso señalar en la vida de Benedicto XVI, porque el Papa tiene la convicción de que la liturgia es un don de Dios que la Iglesia recibe como un misterio de salvación, y agregó que lamentablemente se perdió de vista la cualidad de don que tiene la liturgia, y en muchas ocasiones, la dimensión contemplativa y estética de la liturgia como consecuencia de la pérdida del sentido de su sacralidad.
Con motivo de la fiesta de los Apóstoles Pedro y Pablo, en la que se celebra el Día del Papa, el sábado 29 de junio monseñor Héctor Aguer, arzobispo de La Plata, dedicó su reflexión televisiva semanal a pedir una oración especial "por nuestro Santo Padre Benedicto XVI" que "este año, ese día 29 de junio, tiene para el Papa un significado muy especial, porque se cumple el sexagésimo aniversario de su ordenación sacerdotal".
Monseñor Aguer destacó que Joseph Ratzinger se ordenó sacerdote junto con su hermano Georg el 29 de junio de 1951 y que ese día, aquel joven alemán empezó a ejercer su ministerio del que "me interesa destacar un rasgo esencial: el sacerdote es un liturgo".
Explicó que "liturgo designa a aquel mediador entre Dios y los hombres que, en el cumplimiento de esta actividad singular de la Iglesia, ofrece cotidianamente a Dios el sacrificio de la redención. Pensemos lo que significa esto como corazón mismo de la existencia sacerdotal. Hay otros aspectos por supuesto en la vida del sacerdote que correspondería destacar como su misión profética como evangelizador, como difusor del evangelio, como educador en la fe; su entrega pastoral, de caridad, para guiar a los fieles y gobernar a la comunidad cristiana que le es confiada".
Pero en el caso de este aniversario, dijo que le parece valioso "destacar la condición de liturgo de Benedicto XVI. Es decir aquel que está llamado a ofrecer cotidianamente la oración de la Iglesia toda, especialmente el sacrificio en el que se actualiza la muerte y resurrección de Jesucristo".
"En el caso del Papa Benedicto XVI, además, podemos notar que la temática litúrgica ocupa un lugar importantísimo en su pensamiento, en su obra de teólogo. A lo largo de su vida de investigador y de profesor, el papa Ratzinger publicó libros, conferencias y ensayos sobre la temática litúrgica".
Señaló que "el pensamiento litúrgico del Papa tiene un punto central: la convicción de que la liturgia no es algo que armamos nosotros los hombres, no es algo que construye la comunidad cristiana, la asamblea que se reúne para el culto de Dios, sino que es un don de Dios que la Iglesia recibe y acoge como un misterio de salvación".
También manifestó que "la Iglesia posee una tradición litúrgica que se va actualizando permanentemente, que es siempre antigua y siempre nueva" aunque "desgraciadamente muchas veces la aplicación de esa reforma se hizo de tal manera que se perdió de vista la cualidad de don que tiene la liturgia, de don que nosotros recibimos con fe, con espíritu de adoración, con gratitud. Es un misterio que nos supera enormemente. Se puede constatar con pesar que se perdió, en muchas ocasiones, la dimensión contemplativa y estética de la liturgia como consecuencia de la pérdida del sentido de su sacralidad".
"Todo cambia de sentido si se piensa que la liturgia es algo que transcurre entre nosotros, el resultado de una construcción que acomodamos a nuestro gusto, un encuentro de entrecasa en el que lo que importa es ?sentirnos bien?, experimentar emociones religiosas y manifestarlas. Entonces la liturgia se torna intrascendente, cuando su verdadera naturaleza le ofrece al pueblo cristiano, a la asamblea celebrante, la gracia de volverse hacia el Señor, de ?salir? hacia él".
Luego citó la Constitución sobre la Liturgia del Concilio Vaticano II, donde dice precisamente "que nadie, aunque sea sacerdote, añada, quite o cambie cosa alguna por iniciativa propia en la liturgia. Este precepto, del que desgraciadamente se hizo y se hace poco caso, tiene por finalidad tutelar la sacralidad del misterio".
Además dijo que "la liturgia es un tema capital en la obra teológica y pastoral del entonces cardenal Ratzinger y hoy lo advertimos en el modo como Benedicto XVI celebra los divinos misterios. Se ve que es un hombre de oración, un hombre de adoración, que nos invita a todos a vivir la liturgia como auténtica adoración de Dios que nos sale al encuentro para comunicarnos su vida divina".
Finalmente manifestó que "en este aniversario de la ordenación sacerdotal de Benedicto XVI tenemos la oportunidad de reflexionar sobre algo que es cotidiano o por lo menos dominical para los católicos: cómo participar cada vez mejor de la liturgia con auténtica devoción, con espíritu de adoración y reconociendo las sacralidad de ese misterio del cual el Señor nos concede participar para unirnos a él y entre todos".+