La diócesis de Concordia homenajeó a Mons. Rösch a 45 años de su partida

  • 24 de agosto, 2021
  • Concordia (Entre Ríos) (AICA)
A 45 años de su fallecimiento, la diócesis de Concordia recordó a su primer obispo, monseñor Ricardo Rösch.

La diócesis de Concordia recordó a su primer obispo, monseñor Ricardo Rösch, al cumplirse 45 años de su partida a la Casa del Padre.

Su santidad san Juan XXIII creó el 10 de abril de 1961 la diócesis de Concordia, porción del Pueblo de Dios que abarca los departamentos Concordia, Federación, Colón, Federal y San Salvador, nombrando como primer obispo al padre Ricardo Rösch, hasta entonces párroco de Nuestra Señora del Rosario de Goya, en dicha localidad Correntina. 

Fue consagrado obispo en Goya, Corrientes, el día de Cristo Rey, 29 de octubre de 1961. El obispo consagrante fue el arzobispo correntino, monseñor Francisco Vicentín, y los coconsagrantes fueron el arzobispo de Paraná, monseñor Zenobio Lorenzo Guilland y el obispo de Posadas, monseñor Jorge Kemerer.

A la ceremonia de consagración asistieron muchos obispos y sacerdotes, así como una gran cantidad de fieles de la nueva diócesis de Concordia, quienes viajaron por tren hasta la segunda ciudad de la provincia de Corrientes para acompañar a su primer padre y pastor.

Tomó posesión de la diócesis de Concordia el sábado 18 de noviembre de ese mismo año.

Fue recibido en el edificio municipal por el intendente Esteban A. Gómez y autoridades civiles, militares y religiosas, y desde  allí se trasladó a su iglesia catedral.

En el atrio del templo matriz fue leída la bula de nombramiento como primer obispo de Concordia, e ingresó a la catedral San Antonio de Padua de la Concordia bajo palio, donde fue cantado el Tedeum.

En la mañana del domingo 19 de noviembre de 1961 celebró por primera vez la misa en su iglesia catedral y matriz, con comunión general. A las 10 se realizó el solemne pontifical y luego un almuerzo.

Desde esos días, monseñor Rösch plantó su corazón en su nueva familia diocesana, hasta su pascua en la madrugada del 21 de agosto de 1976.

A 45 años de muerte, la diócesis destacó que “sigue vivo en medio de su pueblo, de sus diócesis”. Verdadero hombre de Dios, confiando siempre en la Providencia divina, fundó escuelas, creó parroquias y recorrió su diócesis como apóstol y misionero incansable.

Preocupado por la integridad del hombre, de quien no hizo distinción de credo, raza o condición social, fundó el Instituto del Profesorado de Concordia (I.P.C.) para dar una educación integral, y formar intelectual y humanamente a los miembros de la sociedad.

Creó el seminario diocesano en pos de la formación sacerdotal para guiar al pueblo de Dios, “pastores con olor a ovejas”, en palabras del papa Francisco.

Ocupándose de la niñez y adolescencia, llevó adelante el hogar escuela Juan XXIII, que albergaba niños y adolescentes de escasos recursos, quienes recibían formación en valores humanos y sociales, pero sobre todo recibían amor y cariño. No pasaba un día sin que visitara esta obra para estar con ellos un rato de la jornada.

Su lema episcopal reza “Lejos de mí gloriarme sino en la Cruz”. Sin dudas que desde pequeño vivió el suplicio de la Cruz, en la pobreza de la posguerra, la inmigración a nuestro país, la inculturación en la región Guaraní, su desarraigo para estudiar en Roma, y luego el corte con su parroquia para enraizarse en la que sería su nueva casa, la diócesis de Concordia.

Nació en Marktredwitz, Baviera alemana el 12 de octubre de 1911, fue bautizado el día 23 de ese mismo mes y año en la parroquia del pueblo dedicado a San José. En su Alemania natal conoció el dolor, la pobreza y el hambre, causados por la guerra.

Él y su familia llegaron al puerto de Buenos Aires en el vapor General Mitre. De allí viajaron a Eldorado, provincia de Misiones, donde se radicaron. Trabajó en los yerbatales, la cosecha del tung, la huerta, la cosecha de mandiocas y ayudó en el negocio familiar: el almacén de los Rösch. En esta realidad fue madurando su vocación sacerdotal y se fue despertando ese amor al ser humano, amor que se fundió en la Gloria de la Cruz de Cristo.

En el año 1933 comenzó su formación para la diócesis de Corrientes, en el seminario de Villa Devoto, en Buenos Aires. Fue acreedor de una beca para continuar sus estudios en Roma, donde recibió las órdenes menores, y en 1939 fue consagrado sacerdote. En este periodo conoció al Padre Pio, con quien mantuvo charlas y al que visitó esporádicamente. Siendo obispo volvió a encontrarse con este santo a quien presentó a sus hermanas Dominica y Alfonsa, religiosas de la Tercera Orden Franciscana Educacionista.

Ya sacerdote, regresó a su diócesis de Corrientes, donde fue destinado como teniente cura en la localidad de Bella Vista, y al cabo de unos años fue nombrado párroco de la ciudad de Goya, donde recibió el nombramiento y consagración como primer obispo de Concordia.

Solía decir “Con la esperanza puesta en Dios, emprendamos camino”, ese es su legado para la diócesis de Concordia.

Hombre de Dios, conocedor del sufrimiento humano en primera persona, preocupado y ocupado por la integridad del prójimo, profeta, visionario, ecuménico, pobre, humilde, trabajador, padre y pastor, así fue monseñor Ricardo Rösch.

La Acción Católica Argentina homenajeó a monseñor Rösch con una misa el sábado 21 de agosto a las 9.30 en la iglesia catedral San Antonio de Padua de la Concordia, donde descansan sus restos mortales.+