Obispo advierte que la mitad de la iglesias de Haití están destruidas

  • 20 de agosto, 2021
  • Puerto Príncipe (Haití) (AICA)
Mons. Dumas indicó que la situación de las estructuras diocesanas es dramática, y destacó que sacerdotes y monjas siguen asistiendo a los sobrevivientes: "Son el testimonio de que Dios nunca abandona"

Monseñor Pierre André Dumas, obispo de Anse-à-Veau-Miragoâne, aseguró que la mitad de las iglesias de Haití fueron destruidas tras el terremoto de 7.2 grados del pasado 14 de agosto que sacudió ese país caribeño, uno de los más pobres del mundo y por el que al menos 2.000 personas murieron y otras 10.000 resultaron heridos, además de daños materiales cuantiosos.

El prelado haitiano advirtió que los habitantes de su diócesis se encuentran sin nada: "Siete de cada diez casas ya no existen, incluso las parroquias y las casas canónicas han sido barridas. Falta todo, incluso el agua", aseveró.

Asimismo, destacó que los sacerdotes, monjas y misioneros están dispuestos a ayudar en medio de la situación dramática que vive Haití: "Son el testimonio de que Dios nunca abandona a nadie".

Cuantas más horas pasan, más dramático es el balance de víctimas del terremoto que devastó Haití el 15 de agosto. Las últimas cifras, publicadas por la Agencia de Protección Civil del país, sitúan el número de muertos en algo más de 2.000, mientras que casi 10.000 personas resultaron heridas. Las operaciones de rescate de ayer se complicaron por el paso de la tormenta tropical Grace, pero a pesar de las dificultades a las que se enfrentaron los voluntarios y la policía, 16 personas fueron encontradas con vida bajo los escombros de un antiguo edificio de la ONU en la localidad de Brefet.

Mientras Cáritas da la voz de alarma por la falta de alimentos y agua, la Conferencia Episcopal Italiana decidió destinar un millón de euros en ayudas, financiadas a través del impuesto 8 x 1000, y ha convocado una jornada de oración en todas las parroquias italianas el próximo domingo.

"Es un momento duro, de prueba, que tenemos que vivir con mucha fe", afirmó monseñor Dumas desde su diócesis, una de las más afectadas de Haití.

"También es un momento en el que hay que intervenir, estando cerca y escuchando las necesidades de la gente", aseguró.

Toda la zona de la diócesis de Anse-à-Veau-Miragoâne quedó literalmente arrasada: siete de cada diez casas quedaron destruidas por el potente seísmo de 7,2. "Todavía no tenemos contacto con la gente que vive en las montañas y en las zonas aisladas", dijo el obispo. La gente ahora necesita todo, incluso el agua. Por eso pedimos ayuda a otros países.

Monseñor Dumas sostuvo que los sacerdotes de su diócesis, junto con las monjas y los misioneros, están haciendo todo lo posible para ayudar a los sobrevivientes. "El acompañamiento de mis sacerdotes, religiosas y hermanos es constante", dice, "los momentos de solidaridad se alternan con los de oración", subrayó. Además, los pocos productos de primera necesidad que ha recibido nuestra Iglesia local han sido compartidos inmediatamente.

"La situación de las estructuras diocesanas también es dramática: muchas casas canónicas y parroquias han sido literalmente arrasadas. Hicimos algunas comprobaciones", explicó monseñor Dumas.

"Nos dimos cuenta de que más de la mitad de las iglesias ya no existen. Pero, a pesar de todo, los sacerdotes están presentes: acompañan a los fieles y tratan de satisfacer sus necesidades. Están en el pueblo para demostrar que Dios no ha abandonado a su pueblo", valoró.+