Mons. Montini llamó a fortalecer la familia y pidió a la Virgen que inspire la esperanza

  • 17 de agosto, 2021
  • Santo Tomé (Corrientes)
El obispo de Santo Tomé, monseñor Gustavo Montini presidió en la localidad de La Cruz, una misa en honor de Nuestra Señora de la Asunción de Acaraguá y Mbororé.

Como cada 15 de agosto, la comunidad de La Cruz celebró la fiesta patronal en honor de Nuestra Señora de la Asunción de Acaraguá y Mbororé, reconocida como una de las pocas advocaciones marianas surgida en las Reducciones Jesuíticas-guaraníes.

La ceremonia estuvo presidida por monseñor Gustavo Montini, obispo de Santo Tomé, y fue concelebrada por el párroco local, presbítero Jorge Gómez y el párroco de la comunidad de Alvear, presbítero Aníbal Ciarrochi.

Un gran número de fieles participó de la misa central, que tuvo lugar frente a la parroquia, al aire libre, para cumplir estrictamente con el protocolo de distanciamiento, dando ejemplo de responsabilidad ante la situación sanitaria que se vive por la pandemia.

En su homilía, monseñor Montini se focalizó en el lema diocesano de este año, "la profecía de ser familia", tomando la imagen maternal de María, que supo ser fiel testigo y discípula de Jesús.

En ese sentido, el obispo llamó a cuidar la familia y fortalecerla: "Debemos ayudarnos y complementarnos para defender a nuestras familias, para que vivan de modo digno, no solo desde lo sanitario y emocional", expresó el prelado, y recalcó que "muchas familias entran en crisis y se preguntan por qué. Estamos en crisis porque nunca hemos pensado en nosotros, nunca nos hemos dicho gracias ni nos hemos pedido perdón, y el tren de la vida pasa, y el daño en la familia, entre los que la integran es irremediable. No se cura con terapias. Hay heridas y dolores que marcan para siempre". Y advirtió que "los que terminan pagando el pato son los niños, los adolescentes y los jóvenes".

El obispo pidió, en medio de este desconcierto que vive la sociedad, "ayudarnos hacer un pacto para defender realidades escenciales a la vida humana, y una realidad escencial es la familia".

"La familia no pasa de moda. No se aprende de un día para el otro. Por eso el lema de la diócesis dice 'La profecía de ser familia'. La familia pequeña, doméstica, pero también la familia de la comunidad cristiana, la familia de la comunidad humana", resaltó.

En la misma línea, advirtió que "sin este pacto somos los únicos seres que nos estamos destruyendo. La pandemia nos ha significado y nos significa un fuerte sacudón. Nos ha movido y nos mueve la estantería". En ese contexto, planteó que es un momento para  "barajar y volver a dar", e invitó a tener presente que "de la pandemia se sale o mejor o peor, no igual". 

"Y no depende solo de la intercesión de la Virgen, depende de nosotros. Mi presente y mí futuro no lo determina la bruja de turno ni el chamán que puedo contratar. Lo determina mi libertad y lo que hago con ella", afirmó.

En ese sentido, alentó a la vida comunitaria desde el compromiso y el amor, cómo lo hizo María. "Cada uno desde el lugar que ocupa y desde la responsabilidad que tiene. Sin dejar de poner lo propio. Que nadie se haga el distraído. Si uno se comporta mal, su comportamiento daña a la comunidad", alertó, y pidió que "esté tiempo nos permita recogernos con nuestra interioridad. ¿Qué estamos haciendo con nuestra vida, con nuestra comunidad cristiana?", motivó a reflexionar.

La esperanza del cielo
Al hablar de la festividad Mariana, aseguró que "la Asunción es celebrar la esperanza". "Es una fiesta profundamente esperanzadora, desde una perspectiva cristiana, una esperanza fundada en Dios. Es redireccionar el barco", sostuvo, para luego contextualizar con el presente y señalar: "La pandemia nos ha demostrado que la plata poco vale. La esperanza de la Asunción es la certeza que no estamos solos. Dios está con nosotros. Si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros? Celebramos la presencia de Dios que no abandona a su gente y está presente. Dios está, y cuando Él está, el corazón se siente de otra manera".

Finalmente, recordó que estamos llamados a redireccionar la vida y nuestra barca hacia el cielo, donde están la Virgen y Jesús. "Por eso miramos con esperanza a los que han partido, con el corazón lastimado, pero con esperanza", aseguró.

"No pongamos todo en el asador acá en la tierra, porque lo definitivo es el cielo, donde está Jesús. La muerte ha sido vencida y es un paso, la muerte no tiene la última palabra. La fiesta de la Virgen nos pone está realidad, mirar con esta perspectiva, porque nuestro bienestar está en el cielo", sostuvo, pidiendo fortalecer la fe y la esperanza en la promesa de Jesús, con "los pies en la tierra y las manos a la obra".

Finalizada la misa se llevó a cabo una multitudinaria caravana vehicular por las calles de la localidad.+