A 45 años de su martirio, La Rioja recordó al beato Angelelli

  • 5 de agosto, 2021
  • La Rioja (AICA)
El obispo de La Rioja, monseñor Dante Gustavo Braida, presidió el 4 de agosto la misa en memoria del beato Enrique Angelelli, a 45 años de su martirio.

Con el lema "Beato Angelelli, profeta de la justicia y la paz", la diócesis de La Rioja conmemoró el 4 de agosto el 45° aniversario del martirio del beato Enrique Angelelli. La misa estuvo presidida por el obispo de La Rioja, monseñor Dante Braida, en la catedral San Nicolás de Bari.

Allí, con memoria agradecida, la comunidad celebró la entrega de la vida del mártir riojano, a 45 años de aquel trágico y doloroso día, teniendo muy presente a la familia de Enrique, a las comunidades de las que formó parte, a los laicos, sacerdotes y religiosos que compartieron su vida, como también a quienes hoy mantienen viva su memoria.

"Al contemplar su sangre derramada por amor podemos decir con sus mismas palabras pronunciadas en las exequias de Carlos y Gabriel: 'Esta sangre es feliz, sangre mártir, derramada por el Evangelio, el nombre del Señor, y para servirles y anunciarles la Buena Nueva de la Paz, la Buena Nueva de la felicidad' que proclaman las bienaventuranzas", expresó el obispo.

"La sangre derramada por nuestro beato fue por vivir el Evangelio y por llevar adelante los cambios discernidos y aprobados en el Concilio Vaticano II. Como claramente lo dijo el cardenal Becciú en el día de la beatificación: 'Angelelli es mártir de los decretos conciliares', de una Iglesia abierta, que propicia la comunión y la participación de todos los bautizados, que dialoga y es servidora de la sociedad. Así, siguiendo las huellas de Jesús, buscó llegar a todos con su Buena Noticia, especialmente a los más alejados, a los pobres y desahuciados por las injusticias y falta de oportunidades", valoró. 

"También hoy queremos seguir tras estas huellas que él nos dejó. Queremos acrecentar la actitud misionera de una Iglesia en salida, atenta a responder a los signos de este tiempo desde una actitud de mayor 'cercanía y proximidad promoviendo la cultura del cuidado, haciéndonos cargo los unos de los otros y también del cuidado de la creación, erradicando la cultura de la indiferencia, la exclusión y la confrontación'", afirmó, tal como lo propone en la primera línea pastoral. 

Por otra parte, animó a las comunidades, a imagen de Angelelli, "a estar cerca de todas las realidades juveniles, prestarles atención y acompañar procesos de sanación y crecimiento. Como la mujer del Evangelio, comprometámonos con la realidad de nuestros jóvenes", alentó.

Y a los jóvenes, los exhortó a buscar siempre su lugar en la Iglesia y en la sociedad, fortalezcan su relación con Cristo. "No caminen solos en la vida, caminen con sus familias, intégrense a algún grupo, caminen con otros. Nadie crece aislado.  Solamente crecemos juntos".

"Hoy, al celebrar al santo Cura de Ars y al beato mártir Angelelli, que tanto amó su ministerio sacerdotal y lo vivió desde una profunda relación con Dios y desde un profundo amor a su pueblo, queridos hermanos sacerdotes, en ellos tenemos ejemplos muy claros de una vida entregada por amor", expresó.

"Que estos tiempos de tantos cambios y desafíos, en los que también experimentamos muchas veces los límites y las fragilidades, pongamos los ojos fijos en Jesús, buen Pastor, caminemos juntos valorando mucho la fraternidad sacerdotal y entreguémonos con generosidad al servicio de nuestro pueblo", aconsejó. En esa entrega generosa Dios nos va asistiendo con su providencia y va manifestando su amor redentor por todos".

"El beato Enrique derramó su sangre hace 45 años por dejarse conducir por el Espíritu Santo en el pastoreo de una Iglesia samaritana y misionera y por construir un mundo mejor donde todos estén incluidos. Él nos ayude con sus enseñanzas, su testimonio e intercesión para que seamos fieles a la vocación recibida y la vivamos con entrega generosa y alegría", concluyó.+

» Texto completo de la homilía