Mons. Fernández llama a estar cerca de los que la sociedad excluye

  • 26 de julio, 2021
  • La Plata (Buenos Aires) (AICA)
El arzobispo de La Plata destacó la riqueza de abuelos y adultos mayores en una misa por los 150 años de la Congregación de las Hermanas Siervas de Jesús de la Caridad.

El arzobispo de La Plata, monseñor Víctor Manuel Fernández, presidió el pasado domingo 25 de julio la misa para conmemorar el 150° aniversario de la Congregación de las Hermanas Siervas de Jesús de la Caridad.

“Nos hemos reunido hoy domingo para celebrar los 150 años de la Congregación de las Hermanas Siervas de Jesús de la Caridad”, expresó en la homilía, y agregó: “Queremos recordar a todas las religiosas fallecidas a causa del Covid y otras enfermedades. La mayoría de ellas han sido hermanas mayores y muchas comunidades -lamentó- han perdido la riqueza de los mayores, de su historia, de su experiencia, de su rostro plagado de arrugas que contiene un camino de amor y de fidelidad”.

El arzobispo platense señaló que “precisamente, en este día el papa Francisco ha querido que celebremos una jornada por los abuelos y adultos mayores, para tomar conciencia de la importancia de sus vidas, para que Dios nos libere de sentir que están de más, que sobran, o que son un peso del cual hay que liberarse”.

“Eso ocurría en el mundo pagano, y lamentablemente tiende a repetirse en este mundo que consideramos 'moderno' y 'evolucionado', donde aparecen tantos reclamos de minorías pero a los viejos se los esconde, se los relega, y más de una vez aparece la eutanasia como un modo fácil de descartarlos y liberarnos de toda culpa”.

Monseñor Fernández afirmó, sin embargo, que “nuestra fe nos despierta para que recordemos siempre cuánto vale un ser humano, más allá de cómo se encuentre su salud, más allá de que su cuerpo haya perdido el candor de la juventud, más allá de los límites que impone la edad”.

"Con la alegría de sabernos movidos por el amor que provocó el nacimiento de esta congregación de las Siervas de Jesús, le pedimos a Jesús que abra su Corazón sagrado y derrame en nosotros un espíritu de amor que nos mueva a estar cerca de los últimos, de los que la sociedad aparta al costado del camino y excluye de su marcha”.

“Que Jesús nos conceda amarlos con ese mismo amor que lo llevó a Él a estar cerca de los frágiles y a dar su vida por todos”, concluyó.

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