Mons. Domínguez animó a la esperanza en la resurrección

  • 26 de julio, 2021
  • San Juan (AICA)
La arquidiócesis de San Juan de Cuyo se unió a la Jornada de Oración por las víctimas del Covid-19. En la catedral, la Eucaristía fue presidida por el obispo auxiliar, monseñor Domínguez OAR.

En diferentes templos parroquiales y capillas de la provincia de San Juan, se rezó el viernes 23 de julio por las víctimas del Covid-19, pidiendo al Señor el eterno descanso de los muertos y el consuelo y fortaleza de sus familiares y amigos.

En la catedral San Juan Bautista, de la capital sanjuanina, monseñor Carlos María Domínguez OAR, obispo auxiliar de la arquidiócesis, presidió la Eucaristía. El prelado fue acompañado por sacerdotes y seminaristas y por las autoridades provinciales, encabezadas por el Gobernador, doctor Sergio Uñac.

En su homilía, tomando como referencia el Evangelio, el prelado señaló: "La revelación de Jesús hoy nos interpela a todos. Estamos llamados a creer en la resurrección, no como un espejismo en el horizonte, sino como algo que está presente y nos involucra misteriosamente, ya desde ahora. Y sin embargo esta misma fe en la resurrección, no ignora ni enmascara el desconcierto que humanamente experimentamos ante la muerte", reconoció.

"Hoy es a nosotros a quienes el Señor nos repite: 'Yo soy la resurrección y la vida'. Él nos llama a renovar este gran salto de fe, entrando ya desde ahora en la luz de la resurrección. 'El que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre'. Cuando se produce este salto, nuestra forma de pensar y ver las cosas, cambia. La mirada de la fe, trascendiendo lo visible, ve en cierto modo lo invisible. Cada evento, entonces, se evalúa a través de otra dimensión: la de la eternidad".

"Cuando en marzo del año pasado empezó a golpearnos esta pandemia que aún nos duele, no podíamos imaginarnos las consecuencias que nos traería. Se comenzaba a hacer proyecciones y a multiplicarse los números de contagiados y fallecidos. Tuvimos que aprender a convivir con medidas de prevención que nos incomodaban, porque veíamos que vertiginosamente, se nos cambiaba la vida. Miedo, angustia, dolor, soledad, muerte, eran y son algunos sentimientos que estrujaban nuestro corazón".

En ese sentido, advirtió sobre el riesgo de ser insensibles ante la situación: "Los más de 4 millones de fallecidos en el mundo, los más de 100 mil en nuestro país, y mil en San Juan, no son cifras y estadísticas. Detrás de cada número hay un rostro y un nombre, una vida que se fue, una historia que se cortó, una familia que vive un doloroso vacío, que sólo puede llenar la memoria y el recuerdo lleno de amor".

"Recemos por los que han muerto solos, sin la caricia de sus seres queridos. Que no han podido ser despedidos como nuestra religiosidad nos enseñó. Por todas las personas que han dado la vida por servir a los enfermos. "Y que este recuerdo lleno de amor por los que ya no están entre nosotros, nos agrande el corazón en la esperanza de la resurrección y del reencuentro con nuestros seres queridos".

Un momento de gran emoción fue cuando monseñor Domínguez pidió a los presentes que levantaran su mano para indicar si en sus familias habían perdido algún ser querido. La mayoría de los presentes así lo hicieron, muestra muy clara del significado doloroso del paso de esta pandemia por la provincia.+