Obispo argentino cuenta la grave crisis en el sur africano que el Papa visibilizó

  • 13 de julio, 2021
  • Mbabane (Eswatini) (AICA)
Mons. José Luis Ponce de León describe la situación sociopolítica en Eswatini y cuál fue su intervención para favorecer el diálogo y la pacificación en el contexto de violencia imperante en este país.

El obispo de Manzini, monseñor José Luis Gerardo Ponce de León, se refirió a la grave crisis sociopolítica desatada en el Reino de Eswatini (Suazilandia), el pequeño país entre Sudáfrica y Mozambique, hoy sumido en la violencia y cuya situación el papa Francisco visibilizó en el Ángelus del 3 de julio pasado, poco antes de internarse para someterse a una operación de colon.

El prelado argentino y misionero de la Consolata describió en una entrevista con AICA cómo el crimen de un estudiante universitario, al parecer con responsabilidad de la policía local, derivó en una protesta generalizada y la mayor crisis de la historia del joven país del sur de África.

Monseñor Ponce de León contó cómo ha intervenido para intentar fomentar el diálogo y la pacificación a fin de que la crisis no se haga todavía más grave en un contexto de pandemia desbordada, el papel que juega el Consejo de Iglesias Cristianas y si hay una posible salida consensuada ante el pedido de un cambio de sistema político, que permita la elección democrática del primer ministro.

-¿Cómo está la situación en el sur de África?
-El Reino de Eswatini es un pequeño país entre dos grandes: Sudáfrica y Mozambique. Conocido normalmente como un país tranquilo (comparado quizás con sus vecinos), dos semanas atrás comenzó a vivir la crisis más grande que nadie pueda recordar. 

Se podría decir que las primeras tensiones comenzaron a vivirse en el mes de mayo cuando un estudiante universitario apareció muerto y se sospechó que la policía estuviera implicada. El día anterior a su entierro (aquí los entierros no se hacen enseguida como en la Argentina) hubo una manifestación en la ciudad de Manzini. La ciudad estuvo repleta de policías como nunca antes y el día terminó con hechos de violencia. El gobierno aceptó investigar la muerte del joven. La diócesis (única diócesis en este país) tiene un sacerdote como observador de este proceso a pedido de la familia.

Los jóvenes comenzaron a presentar documentos a sus legisladores locales. El gobierno frenó esto a causa de que en algunos casos hubo violencia contra los legisladores y por la tercera ola del Covid que inicia en este país.  Esto no fue recibido con agrado. El Consejo de las Iglesias Cristianas (del cual somos fundadores junto a la Iglesia Anglicana y la Iglesia Luterana) pidió encontrarse con el primer ministro temiendo que la violencia se generalizara. El martes 29 de junio nos recibió en sus oficinas pero ya ese día, mientras yo iba de Manzini (donde vivo) a Mbabane (la capital del país a 30 km) pude ver piedras en la autopista y un camión que había sido incendiado. En Mbabane habían comenzado las manifestaciones y se sentían los efectos del gas lacrimógeno. 

La violencia se generalizó en muchas partes del país. Los jóvenes bloquearon las rutas e incendiaron negocios y autos. Cuando regresaba a Manzini pude pagar al primer grupo de jóvenes para que me dejaran pasar (tenían un peaje “fijo” para todos) pero los dos siguientes que encontré no aceptaban dinero sino que había que volver atrás. Afortunadamente pude encontrar refugio en una de nuestras parroquias junto a una religiosa y un sacerdote salesiano. Los tres sin poder volver a nuestras comunidades. Solo muy temprano la mañana siguiente pudimos hacerlo en medio de piedras, autos incendiados, gomas de auto quemadas durante la noche...

-¿Hay posibilidad de fomentar el diálogo a fin de que la crisis no se haga más grave?
-En nuestro encuentro con el primer ministro llamamos a un diálogo nacional. Esto fue aceptado sin dificultad siendo que históricamente este país presenta el diálogo como el instrumento usado históricamente. Sin embargo no es algo fácil de llevar a la práctica. Los partidos políticos fueron prohibidos en 1973 y a menos que se levante la prohibición no podrían participar de este diálogo como tales. Tres miembros del Congreso son acusados de haber instigado la violencia vivida a fin de junio. Si fueran detenidos, no podrían participar de este diálogo.

-¿Qué papel juega usted en medio del descontento social? ¿lo escuchan los gobernantes?
-La Iglesia Católica es una pequeña presencia en este país mayoritariamente cristiano. Sin embargo, con un 5% de la población quizás seamos una de las iglesias más importantes (o la más importante). Llevamos adelante un servicio social importante con 60 escuelas, un hospital (el único hospital católico de la conferencia episcopal que reúne tres países), siete clínicas, un hospicio, Cáritas Eswatini coordina el centro de refugiados que llegan particularmente de la zona de los grandes lagos. Estos y otros proyectos requieren estar en contacto con el gobierno nacional y los distintos ministerios. En este momento, nuestro servicio es como parte del Consejo de las Iglesias Cristianas. Le hemos ofrecido al gobierno encontrar las distintas organizaciones políticas (reconocidas o no), civiles y cristianas para evaluar la disponibilidad al diálogo. Si bien no hemos recibido una respuesta oficial, este proceso ya comenzó de manera de poder tener un panorama más claro de la situación. 

-¿Tiene instrumentos y ayuda internacional para fomentar la pacificación?
-Eswatini es un país poco conocido y por eso nos ha ayudado que esta crisis fuera conocida a nivel internacional. Fue muy emocionante que el papa Francisco nos recordara el domingo luego del Ángelus … y antes de ser internado! SADC (semejante a nuestro Mercosur) ayudaría en el proceso de lectura de la crisis y posibles caminos de diálogo. 

-¿Cómo ha incidido la pandemia en esta situación?
-En este momento estamos al inicio de la tercera ola. La segunda ola a comienzos de este año fue – quizás – la peor en el número de muertos y enfermos. Eswatini fue afectado por el Sida y tiene el porcentaje de enfermos más alto del mundo. Si bien en este momento el sistema de salud provee a casi todos (los detectados) la medicina antiretroviral, hay un número muy alto de huérfanos de uno o ambos padres. La media de vida había bajado a 39 años. Hoy probablemente llega a los 50 años.  Como en otros países, muchos han perdido su trabajo en un país donde el desempleo es alto y donde quienes han podido estudiar en la universidad no consiguen trabajo. 

Mientras que la escuela primaria es gratuita, la escuela secundaria es paga y muchos no tienen con qué. Todos los años, en el mes de enero, cientos y cientos de personas se acercan a la oficina de la diócesis pidiendo al menos una pequeña ayuda para pagar el inicio del año. La pandemia hizo esto todavía más difícil. Eswatini tiene un nivel muy alto de violencia de género y familiar que también aumentó mucho durante los tiempos de aislamiento.

-¿Por qué el descontento de los jóvenes, sobre todo, con las autoridades?
-Eswatini se independizó en 1968. En 1973 los partidos políticos fueron prohibidos y se cambió a lo que hoy se llama una “monarquía democrática” donde una parte de los legisladores son elegidos por el pueblo en los diversos distritos electorales y el resto son nombrados por el rey. El descontento es fruto de muchos elementos: falta de servicios básicos (mientras que grandes proyectos estructurales se llevan a cabo), desempleo, violencia policial… sentir que quien está en el gobierno se beneficia pero el resto de la población no. Hay que tener presente que es un país mayoritariamente joven que no fue parte del cambio de sistema político casi 50 años atrás.

- ¿Es posible un cambio hacia una elección democrática del primer ministro?
-Cualquier cambio requiere modificar la Constitución nacional. Hay quien quisiera seguir con este sistema de gobierno (monarquía democrática) agregando la elección directa del primer ministro por parte del pueblo y quien quisiera cambiar radicalmente pasando a un sistema de partidos políticos con la elección del primer ministro. El lugar de la monarquía en cualquier sistema futuro es otro punto de reflección.+