ODSA UCA: Violencia doméstica hacia las mujeres en contexto de pandemia

  • 8 de julio, 2021
  • Buenos Aires (AICA)
El Observatorio de la Deuda Social Argentina puso a disposición el informe técnico en este sentido, en el que se hace una mirada sobre los factores de riesgos y efectos asociados al aislamiento social

El Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA UCA) puso a disposición el informe técnico "Violencia doméstica hacia las mujeres en contexto de pandemia por Covid-19. Una mirada exploratoria sobre factores de riesgo y efectos asociados a la violencia hacia las mujeres en el período de aislamiento social preventivo y obligatorio".

El estudio se realizó en el marco del convenio de colaboración entre la Universidad Católica Argentina y la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires.

"El particular interés de este informe consiste en describir los factores de riesgo de las mujeres de 18 años y más de ser víctimas de violencias en el hogar, describir los perfiles sociodemográficos de quienes declaran ser víctimas de violencias, y analizar las implicancias que tienen estas violencias en el bienestar psicológico de quienes las padecen", se explica en la presentación.

"Ello adquiere particular importancia en el contexto de aislamiento social preventivo y obligatorio por la situación de pandemia por Covid-19, ya que las circunstancias del confinamiento potencian los factores de riesgo de violencia doméstica hacia las mujeres, al aumentar el aislamiento y las barreras que dificultan la solicitud de ayuda, el apoyo familiar o la denuncia social. Desde que se desató el brote de Covid-19, los nuevos datos e informes que presentan quienes están en primera línea revelan que se ha intensificado todo tipo de violencia contra las mujeres y las niñas, sobre todo la violencia en el hogar".

Al comienzo del informe se citan palabras del papa Francisco, pronunciadas el 1° de febrero de este año: “Hoy, sigue habiendo mujeres que sufren violencia. Violencia psicológica, violencia verbal, violencia física, violencia sexual. Es impresionante el número de mujeres golpeadas, ofendidas, violadas. Las distintas formas de malos tratos que sufren muchas mujeres son una cobardía y una degradación para toda la humanidad. Para los hombres y para toda la humanidad. Los testimonios de las víctimas que se atreven a romper su silencio son un grito de socorro que no podemos ignorar. No podemos mirar para otro lado".

Resumen ejecutivo
* La violencia contra la mujer constituye un obstáculo fundamental para el desarrollo de las capacidades humanas. Las Naciones Unidas definen la violencia contra la mujer como «todo acto de violencia contra las mujeres que resulte, o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada». Constituye así un importante problema de salud pública y una violación de los derechos humanos y las libertades fundamentales, e impide total o parcialmente a la mujer gozar de dichos derechos y libertades (UN, 1994; OMS 2020).

* Según los datos de la EDSA 2020 el 5,3% de las mujeres de 18 años y más, residentes en el Área Metropolitana de Buenos Aires, declara haber sufrido de al menos una forma de violencia (agresión verbal, amenazas, golpes, empujones u otras formas de violencia física o agresión sexual). En el resto urbano relevado ese porcentaje es de 3% completando para el total de aglomerados urbanos relevados un 4,3%.

* En el análisis de los factores de riesgo intenta responder a la pregunta ¿a quiénes afecta más el problema? En este caso ¿quiénes son las mujeres que presentan mayor exposición a padecer algún tipo de violencia? El análisis de los datos ha mostrado que tanto en AMBA como en el conjunto del país los grupos más afectados son: las mujeres en edad central (35 a 59 años); las que conviven con hijos/as menores de 18 años en el hogar y así también las que han sido madres; las que residen en hogares en situación se carencias (y a mayor cantidad de carencias mayor vulnerabilidad y riesgo) y las que residen en hogares indigentes.

A su vez debe destacarse que, a pesar de ello, las problemáticas de violencia contra las mujeres atraviesan a toda la sociedad. Dos hechos llaman la atención sobre ello: se ha verificado mayor declaración de violencias en los hogares no pobres (en relación con los hogares pobres no indigentes) y también se ha verificado mayor declaración de violencias entre las mujeres con nivel secundario completo. Este último punto permite hipotetizar sobre la importancia de la educación como un factor de prevención y protección para las víctimas, e, incluso, para un cambio cultural a nivel social.

* El análisis de los perfiles sociodemográficos de la población afectada intenta dar respuesta al interrogante sobre cómo está compuesta la población de mujeres que ha sufrido algún tipo de violencia durante la cuarentena. En relación con los indicadores analizados hemos comprobado que el grupo de mujeres que declaran violencias está compuesto mayoritariamente por mujeres de edad central (35 a 59 años) tanto en AMBA como en el total de aglomerados relevados; está compuesto mayoritariamente también por mujeres madres que conviven con hijos/as de 0 a 17 años y por las que siendo madres conviven con hijos/as de mayor edad, o bien han sido madres y sus hijos ya no residen en el hogar.

Además, lo componen mayoritariamente mujeres que residen en hogares con al menos una carencia y también tienen una participación mayoritaria las mujeres que residen en hogares no pobres.

Debe señalarse además que, en lo que refiere estrictamente a violencias físicas, una de cada 4 para el total país, y una de cada 10 para el AMBA, reside en hogares pobres no indigentes.

Una vez más y en línea con los hallazgos encontrados en los factores de riesgo, en la población de mujeres que declara violencias son mayoría las que han finalizado el nivel secundario.

* El análisis de los efectos en el bienestar subjetivo intenta responder a la pregunta de qué incidencia tiene el ejercicio de violencias sobre las mujeres en su bienestar subjetivo, como elemento constitutivo de su bienestar general. Al respecto se ha comprobado que los niveles de malestar o déficits en las distintas dimensiones analizadas en las mujeres que padecen violencias duplican a los de aquellas que no las padecen. Específicamente lo encontramos tanto entre las mujeres del conjunto de aglomerados relevados como en las del Área Metropolitana de Buenos Aires.

El nivel malestar psicológico, es decir la presencia de síntomas ansiosos o depresivos, es el doble en las mujeres que padecen violencias (en relación con el nivel que presentan las que no declaran padecerlas). El déficit en la percepción de felicidad, es decir sentirse poco o nada feliz, y la percepción de encontrarse viviendo con una mala calidad de vida, también duplica al de las mujeres que no declaran violencias. Además, si se analiza el déficit en la percepción de satisfacción con la vida (sentirse poco o nada satisfecha con la vida) las brechas se profundizan, es decir que la percepción de insatisfacción en las mujeres que sufren violencias triplica al de las que no declaran este padecimiento. 

Es preciso mencionar que estas afirmaciones aplican para el padecimiento de violencias en general y en particular para las violencias no físicas. Si se analizan solamente las violencias físicas, las brechas se estrechan y las diferencias pierden significatividad estadística. Este último aspecto puede explicarse por la cantidad de casos y también el siguiente indicador puede contribuir a la explicación.

El afrontamiento negativo es un indicador que da cuenta de los recursos psicosociales de que se dispone para hacer frente a las situaciones problemáticas, específicamente, el afrontamiento negativo identifica aquellas estrategias que asumen formas evitativas o de negación del problema. Bien, los resultados muestran que este es el único indicador que muestra brechas significativas no sólo en la población de mujeres víctimas de violencias verbales o amenazas, sino también en las que sufren violencias físicas. De modo que este tipo de estrategia puede estar incidiendo en dos sentidos, por un lado, en la subdeclaración de violencias en general, pero podría pensarse también que parte de las violencias físicas han quedado declaradas sólo como violencias verbales y sea esta primera variable la que está mostrando el efecto del malestar.

Finalmente, el análisis de la variable que releva la capacidad de generar proyectos y poder pensarse más allá del día a día, si bien muestra déficits levemente más altos en las mujeres que padecen violencias, las brechas son mucho menores que en el resto de los indicadores y no resultan estadísticamente significativas, motivo por el cual podría interpretarse que a pesar de la situación de padecimiento físico y psicológico que están atravesando, pensarse y proyectarse más allá del día a día es posible. 

El informe técnico sobre violencia doméstica hacia las mujeres puede descargarse en http://wadmin.uca.edu.ar/public/ckeditor/Observatorio%20Deuda%20Social/Documentos/2021/2021_Informe%20Tecnico_Defensoria_Prov_BsAs_Violencia_intradomestica_junio.pdf.

Mayor información www.uca.edu.ar.+