El episcopado denuncia situación dramática por la falta de vacunas en Paraguay

  • 5 de julio, 2021
  • Asunción (Paraguay) (AICA)
El presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya, monseñor Adalberto Martínez Flores, alerta sobre el estado crítico del sistema sanitario en el país y pide acelerar la campaña de inmunización.

La situación que atraviesa Paraguay como consecuencia del Covid-19 es dramática, siendo el país de la región con más muertos por millón de habitantes como consecuencia de la pandemia. A esto se une las pocas vacunas que han sido aplicadas, solo el 1,8% de la población está inmunizada, y la primera dosis solo la ha recibido el 6,8% de la población.

El país vive un caos, motivado por la falta de insumos, la incertidumbre con respecto a la campaña de vacunación, las especulaciones en torno a los precios de los medicamentos debido al aumento de la demanda, sumado a casos de corrupción, con la pobreza agudizada hasta el extremo, hace que el país esté pasando “su peor momento”.

La situación es tan grave que se dio el caso de familias enteras fallecidas, niños huérfanos, una crisis económica que llevó en algunos casos hasta a la pérdida misma de la dignidad, hace que esta realidad pida a gritos ser puesta a la luz.

En entrevista a Vatican News, el presidente del Episcopado paraguayo, monseñor Adalberto Martínez Flores, ofreció una visión general de la situación sanitaria del país. Según el prelado, les preocupa “la ineficacia y la falta de respuesta a la gran cantidad de demanda que existe en los hospitales. Nos duele profundamente ver a nuestra gente correr angustiados a los hospitales y a los centros de ayuda social, donde muchas veces y tristemente reciben como respuesta ‘no tenemos’”.

Ante esa situación destaca las ayudas solidarias llevadas a cabo por los agentes pastorales, intentando cubrir las necesidades básicas, a través de ollas y farmacias populares en distintos lugares.

La mayoría de las vacunas son donaciones, según el prelado, “pero son muy pocas las que llegaron hasta ahora”, quedando todo en promesas, lo que pone en duda las palabras del gobierno, que dijo que para el mes de agosto ya estaría vacunado el 50% de la población. La vacuna es importante “para salvar vidas, cada vida es importante, cada vida representa a un ser querido, representa lo más valioso para la Iglesia”, según Mons. Martínez Flores.

Ante eso pide “un esfuerzo extraordinario entre todos los sectores para salvar la mayor cantidad de vida posibles”. El obispo recuerda lo dicho el pasado 23 de enero que “nuestras autoridades, empresas farmacéuticas y organizaciones internacionales escuchen y respondan al imperativo moral de hacer accesible la vacuna y la atención de salud a los sectores sociales más desprotegidos y a la población más vulnerable”.

El presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya denuncia el estado crítico del sistema sanitario en el país, insistiendo en que la pandemia mostró “qué grave y catastrófica resulta la atención cuando se omite o no se prioriza la atención con buenos recursos, tecnología de primer nivel, personal médico capacitado y bien remunerado”, criticando algunas medidas del gobierno.

Uno de los problemas es que “la mayoría de nuestra gente humilde no tiene posibilidad de costear el alto volumen de gasto que representa la enfermedad estando o no internado, porque no todos tienen un trabajo estable, algunos trabajan por su cuenta, lo que implica que con el aislamiento eso se agravó y además la alta demanda generó que los precios de medicamentos se eleven exageradamente”.

La situación que vive el país es consecuencia de que “la gente ya necesitaba volver a trabajar para alimentar a su familia, asegurar el pan diario”, a lo que se unen “varios hechos de corrupción y el retraso de las vacunas”, según el obispo. Por eso, insiste en que el actual aislamiento no funciona porque “ahora la gente sale a trabajar, no hay otra alternativa, sale y corre el riesgo de contagiarse y contagiar a la familia”.

Lo que más preocupa a la Iglesia paraguaya, según el presidente del episcopado, “es el sufrimiento de la gente”, la pérdida de la dignidad de quien vende todo para salvar a sus familiares, que en muchos casos han muerto. Esta situación también afectó a los sacerdotes, de los cuales varios fallecieron. Según el obispo, “rezamos diariamente para que las condiciones mejoren, rezamos por el alma de los fallecidos, rezamos por la recomposición, sobre todo espiritual de las personas que en esta pandemia han perdido a un miembro de su familia”.

Monseñor Adalberto reclamó una mayor responsabilidad de las autoridades y sus instituciones del estado “que deben velar por la salud de nuestra población”, insistiendo en que “cada error, cada minuto que se pierde, cada falencia y carencia representa el riesgo de una vida”. Por eso, los obispos paraguayos piden encarecidamente a las autoridades “priorizar la salud y eso implica necesariamente destinar la mayor cantidad de recursos del Estado, tanto material como talento humano, para atender esta urgencia”.

También solicita la atención de la comunidad internacional, “nuestro país necesita de forma urgente sentir el acompañamiento, la cercanía y solidaridad de los países hermanos”. Finalmente pide el amparo del Señor y que “con su soplo espiritual nos dé fortaleza y nos ayude a superar este momento de pandemia y consecuencias que estamos viviendo”.+