El Papa invita a rezar por el Líbano y a escuchar clamor

  • 30 de junio, 2021
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
El objetivo de la Jornada de Oración y Reflexión por el Líbano que se celebra mañana en el Vaticano será reavivar las luces de la esperanza en una tierra agobiada por una dura crisis.

La Jornada de Oración y Reflexión por el Líbano del 1° de julio, convocada por el Papa con la esperanza de abrir destellos de paz en el país oprimido por una polifacética crisis política, económica y social, escenario en agosto de 2020 de la violenta explosión en el puerto de Beirut, es el fruto de un camino de unos treinta años.

Un camino -recordó el cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, al presentar la Jornada en la Oficina de Prensa del Vaticano - que comenzó con el Sínodo para el Líbano convocado por Juan Pablo II en 1995, y que continuó con la exhortación apostólica "Una esperanza para el Líbano", pronunciada en la visita del Papa a la Tierra de los Cedros en mayo de 1997.

Benedicto XVI también siguió estos pasos y eligió el Líbano para firmar y entregar el Documento en la conclusión del Sínodo especial para Medio Oriente, en septiembre de 2012, Ecclesia in Medio Oriente, durante el que fue el último viaje apostólico antes de su dimisión.

Ahora es Francisco quien llama la atención del mundo sobre esta tierra a la que san Juan Pablo II definió "un mensaje". En la conferencia en el avión cuando regresaba de Irak, el pontífice argentino reveló que había recibido una petición para detenerse en Beirut antes de ir a Bagdad. Una parada difícil de organizar en ese momento, pero que Francisco prometió hacer tarde o temprano.

Un probable viaje en Líbano en 2022
Tal vez a finales de este año, aunque es más probable que sea a principios del próximo, dijo el arzobispo Paul Richard Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados, explicando a los periodistas que, además de algunos compromisos que ya están en la agenda papal, se espera la formación definitiva de un gobierno con el que dialogar.

En previsión de esa peregrinación, el Papa, dada la emergencia de la situación libanesa, quiso convocar esta jornada, en la estela de otras grandes iniciativas del pontificado como la vigilia por Siria en la Plaza de San Pedro (2013), la oración de paz en los Jardines Vaticanos por Tierra Santa (2014), el encuentro bilateral en Santa Marta con los líderes políticos y religiosos de Sudán del Sur (2019).

Preocupación por el agravamiento de la crisis en el país
Todo surge de la preocupación por el agravamiento de la crisis en el Líbano, confirmó monseñor Gallagher: "La Santa Sede está muy preocupada por el colapso del país, que afecta especialmente a la comunidad cristiana". No sólo está el "impasse político", sino también la "fuerte emigración de los jóvenes". Un fenómeno que "amenaza con destruir el equilibrio" y reducir a la mitad la presencia cristiana en Oriente Medio.

En concreto, la Jornada de Oración del 1° de julio - explicó Sandri - será un continuo "caminar juntos" entre el Papa y los responsables de las Iglesias y Comunidades Eclesiales.

Todos ellos se reunirán en Santa Marta -donde serán recibidos del 30 de junio al 2 de julio-. Luego se dirigirán hacia San Pedro; en la Basílica, tras rezar el Padre Nuestro, bajarán las escaleras de la Confesión del Apóstol Pedro y cada uno colocará una vela como signo de la oración que arde pidiendo la intercesión del apóstol. 

"Durante el día no podremos verlos ni oírlos, porque las puertas de la Sala Clementina del Palacio Apostólico permanecerán cerradas a nuestra mirada", explicó el cardenal Sandri, que instó a seguir la jornada a distancia con una oración de intercesión en sus parroquias y comunidades religiosas.

La oración final en la basílica vaticana
La mesa de reunión será redonda y en torno a ella se sentarán el nuncio apostólico en Líbano, monseñor Joseph Spiteri, como moderador, y los diez jefes de las comunidades cristianas. Entre ellos podría estar también el sucesor del patriarca de Cilicia de los Armenios, Gregorio Pedro XX Ghabroyan, fallecido el 25 de mayo, que será elegido en el Sínodo iniciado hace tres días.

Entre la mañana y la tarde habrá tres sesiones de trabajo, cada una de ellas introducida por un ponente. A la oración final en la basílica vaticana asistirán los embajadores de la Santa Sede y fueron invitadas todas las comunidades religiosas masculinas y femeninas, así como los laicos libaneses residentes en Roma. No habrá presencia de personalidades políticas, ya que se decidió dar al acto una dimensión exclusivamente religiosa.

El Papa y los demás invitados irán en procesión hasta San Pedro, siguiendo a un sacerdote que llevará el Evangelio. A continuación, se realizará una oración ecuménica que incluirá la proclamación de algunos pasajes de la Palabra de Dios, alternando con oraciones y cantos de las diferentes tradiciones rituales presentes en el Líbano. 

Los textos en árabe, sirio, armenio y caldeo resonarán entonces entre las bóvedas de San Pedro. Hacia el final de la celebración, algunos jóvenes entregarán una lámpara encendida, que se colocará en un candelabro.

Las generaciones más jóvenes, esperanza de la paz
"Es la esperanza de la paz que entregan las generaciones más jóvenes, pidiendo ayuda para que no se extinga por las tribulaciones del presente", destacó el cardenal Sandri. 

La conclusión será confiada al papa Francisco, que pronunciará un discurso de clausura y, antes de despedirse, donará una placa en recuerdo de la jornada con el logotipo. No está previsto un llamamiento conjunto, pero el discurso del Papa "contendrá llamamientos y consideraciones, fruto de las reflexiones de ese día que podrían ser indicaciones para el futuro del Líbano".+