Ángelus del Papa: La enfermedad más grave es el desamor

  • 27 de junio, 2021
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
En vísperas de la fiesta de los santos Pedro y Pablo, el papa Francisco pidió a los fieles este domingo que rezaran por el pontífice "que lo necesita mucho".

En este momento en que la enfermedad sigue siendo el centro de la actualidad, centramos nuestra mirada en la "curación que más importa, la de los afectos", pidió el papa Francisco dirigiéndose a los numerosos fieles de diferentes países reunidos en la Plaza de San Pedro para la oración del Ángelus. 

También les pidió, en vísperas de la fiesta de los santos Pedro y Pablo, que rezaran por el Papa "que está muy necesitado de sus oraciones". "Sé que lo harán", añadió.

Al comentar el pasaje evangélico de la curación de la hija de Jairo y de la mujer con hemorragia, propuesto por la liturgia de este domingo, Francisco observó que "Jesús se encuentra con nuestras dos situaciones más dramáticas, la muerte y la enfermedad". 

En este período aún tan marcado por la experiencia Covid-19, invitó a centrar la atención en el segundo, leyendo en profundidad la condición de esta mujer. La enfermedad "de esta mujer sin nombre, en la que todos podemos vernos", trajo consigo un malestar social: ser considerada impura, fue marginada. 

“Vivía sola -comentó el Papa- con el corazón herido”. Esto nos dice que la enfermedad más grave no es el cáncer, la tuberculosis o la pandemia, sino "el desamor, el no poder amar. Y la curación que más cuenta es la de los afectos".

Es una condición que todos vivimos también y, como esta mujer, estamos tentados a "gastar todas nuestras posesiones" buscando los remedios equivocados. 

“Pensamos que lo que nos hace felices -prosiguió el pontífice- es el éxito y el dinero, pero el amor no se compra. Nos refugiamos en lo virtual, pero el amor es concreto. No nos aceptamos como somos y nos escondemos detrás de los trucos de la exterioridad, pero el amor no es una apariencia. Buscamos soluciones de magos y gurús, solo para encontrarnos sin dinero y sin paz, como esa mujer”.

En cambio, es el encuentro personal con Jesús lo que sana a esta mujer. 

En la pandemia, continuó Francisco, “comprendimos lo importante que son los contactos y las relaciones. Lo mismo ocurre con Jesús: a veces nos contentamos con observar algunos preceptos y repetir oraciones, pero el Señor espera que lo encontremos, para abrirle nuestro corazón, al que, como mujer, tocamos su manto para sanar. Porque, entrando en la intimidad con Jesús, somos sanados en nuestros afectos”.

Y es una invitación -añadió- que el Evangelio vuelva a todos: “Hermana, hermano -concluyó el Papa- deja que Jesús mire y sane tu corazón. Y si ya probaste su tierna mirada en ti, imítalo, hazlo como Él. Mira a tu alrededor: verás que muchas personas que viven a tu lado se sienten heridas y solas, necesitan sentirse amadas. Jesús te pide una mirada que no se detenga en el exterior, sino que vaya al corazón; una mirada sin prejuicios -terminemos de juzgar a los demás- pero acogedora. Porque solo el amor cura la vida”.

Tras la oración del Ángelus, el pontífice recordó la Jornada por la Paz anunciada para hoy por los patriarcas de Oriente Medio con la consagración de la región a la Sagrada Familia y también dirigió un pensamiento a las poblaciones del sudeste de la República Checa golpeadas por un fuerte huracán.

"Aseguro mi cercanía a las poblaciones del sudeste de la República Checa golpeadas por un fuerte huracán. Rezo por los muertos y heridos y para los que han tenido que dejar sus hogares, gravemente dañados", expresó el Papa.+