Mons. Ojea: "Dejémonos mirar por el amor y la ternura de Jesús"

  • 27 de junio, 2021
  • San Isidro (Buenos Aires) (AICA)
El obispo de San Isidro invitó a los fieles a pedirle al Señor que mire, toque, cure, perdone, aumente la fe y bendiga a cada uno en este momento de la vida y de la historia, marcado por la pandemia.

El obispo de San Isidro, monseñor Oscar Vicente Ojea, inició su reflexión semanal señalando que en el Evangelio de este domingo Jesús aparece muchas veces como cercado por la multitud que lo “apretuja” por todos lados, lleno de demandas.

El prelado hace hincapié en el pasaje donde San Marcos escribe: “Era tanta la gente que iba y venía que no tenía tiempo ni para comer”.

“Aquí lo vamos a ver a Jesús atravesando una multitud, pero a Él lo atraviesa el dolor de dos personas: la primera es un padre que le pide por su hija, Jairo, el jefe de la sinagoga, se arrodilla delante de Jesús y le pide que vaya a curar a su hija y cuando va en camino se encuentra con una enferma que hacía doce años que no podía con su enfermedad de la sangre”, puntualizó.

“Los dos, tanto Jairo como esta mujer que padecía flujo de sangre, tienen fe”, destacó.

En este sentido, el obispo sanisidrense afirmó que “la fe es cómo tocar a Jesús, tocar directamente a Jesús”.

“Entonces el Señor que se encamina para curar a la hija de Jairo se encuentra que lo apretuja la multitud, pero una mujer desde la humildad de su fe piensa que si le toca los flecos del manto será curada y al instante quedó curada. El Señor no mira la “masa” cuando mira a la multitud, mira a cada uno, su pueblo no es un pueblo masificado sino que su pueblo tiene singularidades”, precisó.

El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina reflexionó: “El Señor mira la historia concreta de cada uno y así pasará luego, cuando llega a la casa de Jairo, le dicen que la hija está muerta. El Señor dice que no, que simplemente duerme. Entra con Pedro, Santiago y Juan y con una serenidad increíble le dice que se levante y con esa ternura infinita del amor de Jesús lo primero que hace con la niña de 12 años que saca de la muerte, le pide a sus padres que le den de comer. Mira esa primera necesidad que tenemos todos los seres humanos, el hambre”.

Monseñor Ojea animó expresando: “Queridos hermanos y hermanas, el Evangelio es una invitación a la fe, a renovar nuestro acto de fe; en esta pandemia cuántos hermanos nuestros han sufrido enfermedades o la partida de seres queridos”.

“Estamos en un momento muy difícil de la pandemia; le pedimos al Señor que nos mire, que nos toque, que nos cure, que nos perdone, que aumente nuestra fe y nos bendiga especialmente en este momento de nuestra vida y de nuestra historia; dejémonos mirar por el amor y la ternura de Jesús”, concluyó.+