Papa: El verdadero pastor no se separa del pueblo de Dios

  • 10 de junio, 2021
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
Francisco recibió hoy a la comunidad del Seminario Regional "Pío XI" de la región de Las Marcas, a los que señaló a San José como modelo inspirador para la formación sacerdotal.

“Ir con entusiasmo al encuentro de la gente”, es para el papa Francisco el objetivo final de la formación de los sacerdotes, así lo explicó este jueves 10 de junio a la comunidad del Seminario Regional Pontificio Pío XI, de la región de Las Marcas.

"Somos sacerdotes para servir al pueblo de Dios, para cuidar de las heridas de todos, especialmente de los pobres", explicó el pontífice

“El verdadero pastor no se desprende del pueblo de Dios”, reiteró: “ni al frente, para indicar el camino; o en el medio, para comprender mejor; o atrás, para ayudar a los que están un poco más atrás y también tomando al rebaño de la nariz para mostrarles cuáles son los nuevos pastos”. 

"A veces veo libros, conferencias sobre el sacerdocio, que tocan este o aquel otro aspecto", prosiguió Francisco, improvisando: "Queremos estudiar eso, pero si todos estos aspectos no tienen raíz en tu pertenencia al santo pueblo fiel de Dios, son sólo profesiones académicas y no sirven de nada. Eres sacerdote del santo pueblo fiel de Dios, eres sacerdote porque tienes el sacerdocio bautismal”, subrayó el Papa.

Pidiendo docilidad
"La docilidad es una virtud que no sólo se adquiere, sino que se recibe", subrayó el Papa a la comunidad del seminario Pío XI, e invitó a todos a preguntarse: ¿Soy dócil? ¿Soy rebelde? O no me importa, ¿hago lo que me importa? 

"Dócil es una actitud constructiva de la propia vocación y también de la personalidad. Sin docilidad nadie puede crecer y madurar". Y, citando la Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis, recordó que "la formación es un proceso en evolución" y que, por tanto, la docilidad es un elemento esencial.

Francisco aconsejó a los formadores “sean para los seminaristas lo que José fue para Jesús”. Que aprendan la docilidad de tu obediencia; la laboriosidad de tu dedicación; generosidad hacia los pobres desde el testimonio de su sobriedad y disponibilidad; la paternidad gracias a tu afecto vivo y casto.

Es la síntesis que el Papa señala como camino de valor en el camino sacerdotal. La "escuela" a la que se refiere es la del "coraje creativo" de José. La esperanza expresada a todos los directores espirituales y formadores es que los seminaristas "aprendan más de su vida que de sus palabras".

El amor casto no posee, no aprisiona
Francisco se centra en el significado profundo y auténtico de la castidad, refiriéndose al nombre "muy casto" que se usa para describir a san José. 

Citando la carta apostólica Patris Corde, reitera: “No es una indicación meramente afectiva, sino la síntesis de una actitud que expresa lo contrario a la posesión. La castidad es la libertad de posesión en todas las áreas de la vida. Sólo cuando un amor es casto es amor de verdad. El amor que quiere poseer al final siempre se vuelve peligroso, aprisiona, ahoga, nos hace infelices”.

El Papa plantea a los seminaristas la duda de que "quizás no hemos reflexionado lo suficiente sobre el joven Jesús, comprometido con el discernimiento de la propia vocación". 

Es en la casa de Nazaret donde el Hijo de Dios aprendió humanidad y cercanía, el seminario debe ser un lugar similar a ese. Y luego subraya el desafío de la comunicación que siempre debe partir de la Palabra de Dios y su poder transformador:

Solo transformado por la Palabra de Dios podrás comunicar palabras de vida. El mundo tiene sed de sacerdotes que sean capaces de comunicar la bondad del Señor a quienes han experimentado el pecado y el fracaso, de sacerdotes expertos en humanidad, de pastores dispuestos a compartir las alegrías y el trabajo de sus hermanos, de hombres que permitan ser marcados por el grito de los que sufren.

“Un sacerdote puede ser muy disciplinado, explicó el Papa, puede explicar bien la teología, incluso la filosofía y muchas cosas. Pero si no es humano, es inútil, no puede ser sacerdote: le falta algo. Extraña su corazón”, sean “expertos en humanidad”, pidió el pontífice.

El Santo Padre desconfía de considerar el seminario como una especie de escape del mundo, incluidos sus peligros. En cambio, debe ser un lugar para experimentar cada vez más cercanía a Dios y a los hermanos:

Dentro de los muros del Seminario expandan los límites del corazón, extiéndanlos a todo el mundo, sean apasionados de lo que "trae", "abre" y "une". Desconfíen de las experiencias que conducen a intimismos estériles, de “espiritualismos cumplidores”, que parecen dar consuelo y en cambio conducen a cierres y rigideces.

Cultivar relaciones limpias, alegres y liberadoras
Finalmente, al presentar cuatro caminos que deben mantenerse siempre interconectados, a nivel de formación humana, espiritual, intelectual y pastoral, el Papa advierte a los seminaristas contra la tentación de considerar el seminario como un lugar desde el que se puede dejar fuera la complejidad de su interioridad, de sus sentimientos y afectividad: No se encierren en sí mismos cuando estén experimentando un momento de crisis o debilidad. Es propio de la humanidad hablar de ello. Ábranse con toda sinceridad a sus formadores, luchando contra toda forma de falsedad interior. 

“Los que ponen cara de la beata Imelda y por dentro son un desastre: no; esa es falsedad interior. No se hagan los buenitos, no. Cultiven relaciones limpias, alegres, liberadoras, humanas, plenas, capaces de amistad, capaces de sentimientos, capaces de fecundidad.

El Papa recomienda una vez más que la oración sea "encuentro personal con Dios, diálogo y confianza con él".

Tengan cuidado de que la liturgia y la oración comunitaria no se conviertan en una celebración de nosotros mismos. Enriquezcan la oración con rostros, siéntense ya intercesores por el mundo. Y agregó: Y si te enojas con Dios, hazlo: porque enojarte con papá es una forma de comunicar amor. No tengas miedo: Él entiende ese idioma, es un padre.

No sean hostiles al estudio
El papa Francisco dedicó una reflexión particular a la actitud hacia el estudio, actividad que debe ayudar a "adentrarse con conciencia y competencia en la complejidad de la cultura y el pensamiento contemporáneos". 

También en este caso, el Papa reitera que no hay que temerle al diálogo y que hay que proclamar la fe incluso en un mundo donde parecería sobresalir el pensamiento ateo. Ahí es donde "tienes que anunciar tu fe y anunciar a Jesucristo: a este mundo, a este pensamiento".

"Es ahí donde debe encarnarse la sabiduría del Evangelio. El desafío de la misión que les espera, requiere, hoy más que nunca, competencia y preparación".

El clericalismo es una perversión del sacerdocio
Sobre el aspecto pastoral de la formación, Francisco reiteró una vez más la importancia de "ir con entusiasmo al encuentro de la gente". Citando el Evangelio de Marcos sobre la vida de servicio a los demás vivida por Jesús, el Papa precisó que "ser discípulo de Jesús significa liberarse y adaptarse a sus propios sentimientos".

"La rigidez, está algo de moda hoy en día" dijo el Papa; y la rigidez es "una de las manifestaciones del clericalismo".

El clericalismo es una perversión del sacerdocio: es una perversión. Y la rigidez es una de las manifestaciones. Cuando encuentro un seminarista o un joven sacerdote rígido, digo "a este le pasa algo malo por dentro". Detrás de cada rigidez hay un problema grave, porque la rigidez carece de humanidad.

Ante el cierre de parroquias
Finalmente, el Papa agradeció a los presentes “el testimonio de comunión eclesial, dado por la opción de potenciar la institución interdiocesana y regional del Seminario”. 

El pontífice mostró satisfacción por esto y aclaró que “también es una necesidad: cuando hay cuatro o cinco seminaristas en una diócesis, la comunidad es necesaria”. 

“En una época histórica en la que asistimos, tanto fuera como dentro de la Iglesia, a cierres de parroquias, la experiencia de comunión que estás viviendo es un buen ejemplo también para otras diócesis que, compartiendo un proyecto de formación común, se les ayudará a encontrar formadores y profesores idóneos para el gran desafío del acompañamiento vocacional”. 

La sabiduría de los viejos sacerdotes
Por último, una sugerencia: "Busquen sacerdotes antiguos en sus diócesis, los que tienen la sabiduría del buen vino, los que con su testimonio les enseñarán a resolver problemas pastorales, los que como párrocos conocían el nombre de cada uno de sus fieles, incluso el nombre de los perros. Viejos sacerdotes que llevaban sobre sus hombros los problemas de muchas personas, que ayudaban a todos a vivir más o menos bien y a morir bien”. 

“Hablen con estos sacerdotes, que son tesoros de la Iglesia, y muchos de ellos a veces son olvidados o están en una residecia de ancianos. Vayan a buscarlos. Son un tesoro”.+