En el Mes de los Cinco, hicieron memoria contemplativa de los palotinos asesinados

  • 8 de junio, 2021
  • Buenos Aires (AICA)
Camino a los 45 años de la "Masacre de San Patricio", la comunidad Palotina realizó el encuentro virtual "Memoria Contemplativa de los Cinco", con la presencia de la hermana María Luisa Berzosa.

A un mes del 45° aniversario del asesinato de los sacerdotes y seminaristas palotinos de la parroquia porteña de San Patricio, que se conmemora el próximo 4 de julio, la comunidad celebró un encuentro de oración, reflexión y memoria contemplativa.

Se trata de una actividad que se realiza el 4 de cada mes en el monumento dedicado a “Los cinco” en el templo donde fueron asesinados. A causa de la pandemia, los encuentros se llevan a cabo de manera virtual, lo que posibilitó que en esta oportunidad, la actividad contara con la presencia de la hermana María Luisa Berzosa, quien desde Roma compartió su reflexión.

El momento de oración contó con la presencia de 50 participantes unidos a la plataforma Zoom, y 50 espectadores lo siguieron a través de Facebook.

En su exposición, la hermana María Luisa invitó a disponer nuestro cuerpo, nuestro corazón y todo nuestro ser para “hacer-nos silencio”, interior y exterior, para dejar lugar a la oración, que es “encuentro con nosotros mismos, con los demás y con el Señor”. Asimismo, animó a acoger con nuestros sentidos todo lo que va sucediendo en este encuentro, en el que “estamos acompañados por nuestros cinco mártires”.

“Es un encuentro eclesial, cristiano, en nombre de Jesús”, señaló. Y desde Jesús vamos a la Iglesia donde “somos y nos sentimos miembros activos, comprometidos”.

“¿Qué nos dicen hoy, aquí, ahora los cinco?”, planteó. “Nos lanzan en este tiempo de pandemia, nuestra gratitud compromete, no se queda sólo en palabras, nos empuja, nos invita, nos lanza a la entrega. Es una memoria activa”.

“Formaron un solo cuerpo en Cristo y por la verdad”. Se enraizaron en Cristo, se plantaron ahí. Se enraizaron en la realidad, en la historia, en el contexto que les tocó. Por la verdad, por el Evangelio, por Jesús, que nunca puede alejarse de la verdad.

“¿Por qué memoria contemplativa?”, preguntó. “Contemplar tiene que ver con lo afectivo, lo simbólico, lo que nos afecta, lo que nos toca por dentro. Contemplar es mirar con los ojos del corazón, dejarnos afectar, dejarnos tocar, dejar que se conmuevan nuestras entrañas, emocionarnos y de nuevo recordar –volver a pasar por el corazón-. ¿Para qué? Para comprometernos. ¿Dónde? En este mundo en el que estamos, aquí y ahora. En el mundo universal y en el micromundo”. E invitó a visualizar nuestro mundo concreto, donde nos dejamos afectar, donde miramos y vemos, donde traspasamos las apariencias. Contemplar, consideró, “no es algo pasivo ni estático, es dinámico, nos mueve, nos desafía, nos reta”.

“Todo desde Jesús y como Él. No hay memoria agradecida, contemplativa y comprometida si no es desde Jesús, desde su Evangelio, hecho más de gestos que de palabras. Ese Jesús que nuclea, que nos fascina, que nos apasiona, que nos da sentido central. Los cinco, sin duda fueron tocados, apasionados por ese Jesús del Evangelio. Contemplaban ellos también cómo actuaba, cómo perdonaba, cómo acogía, y se sintieron invitados a vivir así, al estilo de Jesús, desde Él y como Él. Asumieron sus consecuencias de ser coherentes con este programa de vida que nos da el Evangelio”.

“Hay una frase que siempre comentamos: ‘Juntos vivieron y juntos murieron’. Esa comunión que no da uniformidad, porque todos somos distintos, pero que tiene una raíz que permite vivir la comunión como riqueza, como don, como regalo”. 

“Cada uno tendría su personalidad, su historia, sus vivencias, su modo de entender la vida, a Dios, la fe, pero pudieron hacer la común unión, la raíz de la comunidad en Jesús y desde ahí toda la diversidad. Es una tentación intentar igualar, homogeneizar, y la diversidad es una riqueza, una oportunidad, una apertura”, valoró la religiosa.

Hacia el final del encuentro, la hermana María Luisa animó a reflexionar a partir de una pregunta: “Si hoy vivieran los cinco, ¿qué nos dirían, en qué causas estarían involucrados, a qué nos invitarían?”

En primer lugar, expuso: “A donde estamos, florecer. Dar frutos, dar flores, poner color, poner belleza, sin renegar de nuestro lugar, en el aquí y ahora de nuestra historia, estamos invitados a dar vida, a ser generativos, fecundos”.

“Seguro que nos invitarían también a la inclusión de toda diversidad, estamos invitados a ser una iglesia sinodal, pero tenemos gente en los márgenes, gente marginada, fronteras existenciales en nuestra Iglesia, en nuestro mundo”.

También a “Llegar con todos, a tiempo”: “A veces tenemos tanta prisa y dejamos gente por el camino, nos cuesta acompasar ritmos, integrarnos, para que nadie quede fuera. Seguro que los mártires nos invitarían a tener una casa de puertas abiertas, donde haya lugar para todos los seres humanos”.

“Nos invitarían también a ser luz y sal, a iluminar, a poner sabor en tantas situaciones del mundo que lo necesitan, necesitan nuestra luz. La falta de sentido, la incertidumbre, tantas situaciones que nos toca vivir en esta pandemia. ¿Dónde hacemos que la vida tenga sabor a pesar de las dificultades, a pesar del dolor y la muerte? Es un sabor y una luz más allá de lo material”, aseguró.

“A cuidar la naturaleza, ¿Cómo no se iban a implicar ellos en la Casa Común, en el cuidado del planeta para ser disfrutado por todos los seres humanos? Y a agradecer y disfrutar, y contagiar esperanza, en una situación dura que nos toca vivir, para esperar contra toda esperanza”.

“Y nos invitan a pasar por la vida dejando huella, haciendo camino, en un mundo herido físicamente de enfermedad y de muerte, y también de fragmentación, de división, de violencia, necesitado de reconciliación. Somos invitados a ser instrumentos de encuentro, de unir lo que se ha roto, de vincular lo que ha sido dividido, fragmentado”, animó.

“A ampliar nuestra mirada, salir de la zona de confort hacia la zona de riesgo, superar miedos, salir de esquemas pequeños y localistas”, consideró.

“A discernir entre luces y sombras, a mantener la utopía. La pasión, como el desafío nos sostiene, nos empuja, nos lanza”, concluyó.

El encuentro culminó con una oración conjunta y los presentes dirigieron, a través del chat, unas palabras a los cinco. El programa de actividades del 4 de julio será comunicado oportunamente por la Comunidad Palotina.+