El Papa alienta a jóvenes empresarios a cuidar el trabajo y dar alma a la economía

  • 5 de junio, 2021
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
Francisco se reunió hoy con un centenar de jóvenes de las empresas y cooperativas del Proyecto CEI Policoro, que cumple 25 años de vida

La evangelización "pasa también por el cuidado por el trabajo" y para el reinicio tras la crisis generada por la pandemia Covid-19, necesitamos el coraje de "soñar juntos" como lo vienen haciendo los jóvenes y adultos promotores del Proyecto Policoro desde hace 25 años, expresó esta mañana el papa Francisco al recibir en la Sala Clementina a cien jóvenes y 20 adultos del equipo nacional del Proyecto, promovido por la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), representada por el presidente, cardenal Gualtiero Bassetti.

En su discurso el Papa utilizó cuatro verbos: animar, vivir, apasionarse y acompañar, porque los jóvenes de más de 400 empresas, "CIF", cooperativas, actividades comerciales, nacieron primero en el Sur y luego en toda Italia gracias al proyecto, animado por el Espíritu de Cristo, ayudar a las personas a retomar el camino y a comprometerse "en la vida, en la familia, en la Iglesia y en la sociedad".

Dar un alma a la economía, un compromiso de los jóvenes
Animar, para Francisco es "dar un alma a la economía". Como están haciendo los jóvenes de la iniciativa "Economía de Francisco", porque, y aquí el pontífice cita su encíclica Laudato si ', "los problemas sociales se resuelven con redes comunitarias".

Ustedes, recuerda el Papa Francisco, se llaman a sí mismos "animadores comunitarios", y las comunidades "deben estar animadas desde dentro con un estilo de entrega: ser constructores de relaciones, tejedores de una humanidad solidaria". Es importante, prosigue el Papa, "ayudar a las parroquias y diócesis a caminar y planificar el gran tema que es el trabajo”, haciendo germinar "las semillas que Dios puso en cada uno, en sus habilidades, su iniciativa, su fuerza".

Creatividad para un nuevo modelo de economía
Francisco subraya además que "cuidar el trabajo es promover la dignidad de la persona", porque el trabajo nace "del ingenio y la creatividad del hombre". Ustedes, dijo el Papa a los jóvenes del Proyecto Policoro, "no son de los que se limitan a quejarse por la falta de trabajo, sino que quieren ser proactivos, protagonistas, para incentivar el crecimiento de figuras emprendedoras al servicio de el bien común". 

“A ustedes jóvenes, no les falta creatividad: los animo a trabajar por un modelo económico alternativo al consumista, que produce residuos. Al compartir, la fraternidad, la gratuidad y la sostenibilidad son los pilares sobre los que se fundamenta una economía diferente. Es un sueño que requiere audacia, de hecho, son los audaces los que cambian el mundo y lo hacen mejor. No es voluntarismo: es fe, porque la verdadera novedad siempre viene de las manos de Dios.

Viviendo en el mundo sin pisarlo
El segundo verbo indicado por el pontífice es vivir, porque los jóvenes pueden demostrar a todos "que es posible vivir en el mundo sin pisarlo", porque habitar la tierra no significa "poseerla, sino saber vivir plenamente relaciones con Dios, con los hermanos, con la creación y con nosotros mismos”, y exhortó a los jóvenes empresarios de un proyecto que dio sus primeros pasos en Puglia, Calabria y Basilicata, "a amar los territorios donde Dios los ha colocado, evitando la tentación de huir a otro lado". Porque las mismas periferias “pueden convertirse en laboratorios de fraternidad. Los experimentos de inclusión a menudo surgen de las periferias”.

Ayude a la comunidad cristiana a vivir la crisis pandémica con valentía y esperanza. Dios no nos abandona nunca y podemos convertirnos en signo de su misericordia si sabemos inclinarnos sobre la pobreza de nuestro tiempo: en los jóvenes que no encuentran trabajo, en los que sufren de depresión, en los que están desmotivados y cansados en la vida, en los que dejaron de soñar con un mundo nuevo.

El Papa lamentó que hoy en Italia, en el invierno de la vida demográfica italiana "nos faltan jóvenes y por eso los jóvenes no pueden darse el lujo de no acceder a este trabajo". Italia, con una edad media de 47 años, es vieja, no tiene futuro.

Ahora es también el momento de "vivir la vida social, el trabajo y la política sin miedo a ensuciarse las manos". Ustedes, jóvenes, echen una mano para abrir las puertas de las parroquias "para que los problemas de la gente entren cada vez más en el corazón de las comunidades".

Y no tengan miedo de habitar también los conflictos. Los encontramos en el mundo, pero también a nivel eclesial y social. Se necesita paciencia para transformarlos en capacidad de escuchar, de reconocer al otro, de crecimiento mutuo. Las tensiones y los conflictos son parte de la vida, pero sabemos que su "resolución en un plano superior" es la señal de que hemos apuntado más allá de nuestros intereses particulares, salir de las arenas movedizas de la enemistad social”.

Ser un apasionado del servicio a las personas
El tercer verbo que usa Francisco es ser apasionado, porque lo que marca la diferencia es "la pasión por Jesucristo y por su Evangelio". El Proyecto Policoro es el deseo del pontífice de estar siempre al servicio "de la vida de las personas, especialmente de los pobres y los más necesitados de nuestra sociedad". 

El pontífice animó a los jóvenes a preguntarse: “¿De quién soy un apasionado? ¿Qué se lleva mi corazón? ¿En qué estoy gastando? No fuimos creados para hacer carrera, sino para crecer en comunión con el Creador y con las criaturas”. 

Somos apasionados, aclara el Papa "cuando cuidamos nuestra interioridad, si no descuidamos la espiritualidad, si estudiamos, si conocemos en profundidad la doctrina social de la Iglesia y tratamos de plasmarla en situaciones concretas".

Finalmente, habla del último verbo, acompañar. Son muchas las personas que se comprometieron a acompañar este Proyecto, recordó el pontífice, "sus diócesis los miran con esperanza y cada uno de ustedes es capaz de ser un compañero de camino de todos los jóvenes que encuentra en su camino".

Su presencia en los territorios, para el papa Francisco, “se convierte así en el signo de una Iglesia que sabe tomar de la mano”. La fe nos dice que la crisis puede ser un paso de crecimiento: el Espíritu de Cristo resucitado anima la esperanza, que se convierte en una ayuda para que las personas se levanten, retomen su camino, vuelvan a soñar y se comprometan en la vida, en la familia, en la Iglesia y en la sociedad.+