El Papa bendice a Haddad, el deportista que hizo frente a una lesión medular, antes de su viaje al Polo

  • 3 de junio, 2021
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
El libanés, paralizado desde los seis años por una lesión medular, activista climático, fue bendecido por Francisco antes de emprender su próximo reto: caminar 100 kilómetros por el Ártico.

Michael Haddad, libanés de la zona del Monte Líbano, deportista profesional y embajador de buena voluntad de la ONU para cuestiones medioambientales, con el 75% de su cuerpo paralizado desde que tenía seis años por una lesión medular se encontró con el papa Francisco al final de la audiencia general. 

Era solo un niño cuando un accidente de moto acuática le causó una lesión medular que lo inmovilizó del pecho para abajo. Desde entonces, perdió tres cuartas partes de sus funciones motoras. Sin embargo, Michael ha superado todos los obstáculos bajo el lema personal “La discapacidad es solo un estado mental".

Gracias a la medicina y a la investigación científica, ahora puede esquiar y escalar libremente una montaña, ostentando tres récords mundiales. Gracias a su fe, mantiene la llama encendida, lo que le lleva a ser no solo un hombre sereno, sino también un testigo en numerosas campañas de sensibilización y un ejemplo para muchos otros en su misma condición. 

"Como persona incapaz de caminar, levantarse y sentarse de forma autónoma, decidí explorar mi potencial. Descubrí que nada es imposible. Esto se debe a dos cosas: la fe y la determinación. Fe en nuestro Creador, fe en nosotros mismos. Determinación, en la certeza de que dentro de nosotros hay potencialidades ilimitadas para avanzar y vencer todas las barreras", afirma con total convicción.

Haddad se mueve gracias a un exoesqueleto, desarrollado especialmente por un equipo de ingenieros, médicos e investigadores, que estabiliza su tronco, hombros y brazos. Así logra empujar su cuerpo hacia adelante y avanzar un paso a la vez. 

"Soy fuerte", asegura Michael a VaticanNews luego del encuentro con el pontífice.

Michael es creyente: "Soy cristiano, creo en Jesucristo", dice. Y añade que la fe le ayudó en todas las batallas, incluyendo la que lleva a cabo a diario y que él llama "mi gran misión", es decir, crear conciencia en el mundo acerca de los problemas medioambientales. 

"Decidí caminar, explica, porque la tierra está en silla de ruedas. Debemos unirnos para salvarnos a nosotros mismos y al planeta. Lo hago bajo una bandera, la de las Naciones Unidas, con la que intentamos en todo el mundo hacer este cambio. Y debemos hacerlo ahora".

Michael escaló montañas, esquía, cruzó desiertos y también participó en dos maratones: una en El Cairo y otra en Beirut, en su Líbano natal, para recaudar fondos para la reconstrucción del hospital devastado por la explosión del puerto en agosto de 2020.

Ahora tiene otra misión: recorrer 100 kilómetros en el Polo Norte. "Ciertamente es un reto”, comenta Haddad, quien añade que "recorrer 100 kilómetros hasta el Polo Norte no es solo un mensaje, sino una contribución a la ciencia. Trabajo con un gran equipo científico y me han considerado una de las pocas personas en el mundo que puede hacer algo así en mi condición. Por ende, todo lo que estamos planeando antes, durante y después de esta caminata contribuirá a la investigación científica para ayudar a que otras personas vuelvan a caminar".

El Papa: "Reza por mí en el Polo Norte"
"Cuando le conté al Santo Padre mi historia, posó su mano sobre mi cabeza. Le dije que intentamos llevar un mensaje de humanidad, a favor de la tierra y del medio ambiente. Me bendijo y le pedí: 'Padre, rece por mí'. Y él me respondió: ‘Reza por mí en el Polo Norte’. No puedo quitarme esta frase de la cabeza. Me dio fuerzas y mucho que pensar. Me siento más comprometido, ya no solo, sino junto con el Papa para intentar hacer este cambio".

Michael le trajo dos regalos al Papa: la ramita de un cedro, símbolo de su patria, el Líbano, “un árbol eterno, que se menciona varias veces en la Biblia, y se llama el Cedro de Dios", detalló. 

El Papa también recibió una foto de una iglesia rodeada de uno de los bosques de cedros más antiguos. "La madera de esos cedros se conectó a la tierra hace diez mil años. Así que hay un doble significado: la historia y la estrecha relación del hombre con el planeta. Antes vivíamos en los bosques, es hora de recordarlo, porque sin un planeta sano no hay humanidad sana. Debemos enviar este mensaje al mundo".

"Gracias", repitió el Papa varias veces.+