Mons. Azpiroz Costa: "Somos templos del Espíritu Santo, en el corazón de la Trinidad"

  • 2 de junio, 2021
  • Bahía Blanca (Buenos Aires) (AICA)
"La fiesta de la Trinidad, es la fiesta de la dignidad de los hijos de Dios, frente a ello, adoración y responsabilidad porque somos los herederos", subrayó el arzobispo de Bahía Blanca.

El arzobispo de Bahía Blanca, monseñor Carlos Alfonso Azpiroz Costa OP, presidió la celebración de la Santísima Trinidad en la la Catedral Nuestra Señora de la Merced, donde afirmó que la fiesta de la Trinidad expresa la dignidad de los hijos de Dios.

“Estamos reunidos hoy de un modo nuevo, impensado ayer. No pretendemos que estos tiempos que son difíciles sean más fáciles o de una normalidad que normalice lo que normalizábamos y que sabemos que no era normal y tapaba muchas situaciones que ahora se están poniendo más claramente sobre la superficie. Este hoy de Dios es el tiempo de la salvación, si no deberíamos decirle a Dios Uno y Trino que espere a que todo ande bien, para hacer el bien, ser buenos, para ser santos”, contextualizó.

“Dice Jesús en el Evangelio que todos somos, no solo discípulos, si no también misioneros. Toda misión no comienza con un mandato, sino que esta misión hace visible una dinámica de vida interior, que Dios mismo Uno y Trino comparte con nosotros”, sostuvo.

El arzobispo bahiense destacó que “Jesús dice en la Última Cena, que Él ha sido enviado por el Padre y que ´el Padre y Yo somos una misma cosa y quién me ve, ve al Padre´. Aun así, también en la Última Cena Jesús dijo: ´es necesario que yo me vaya porque si no me voy, no vendrá el Espíritu, que es el espíritu del Padre y del Hijo´”.

“La fe es una luz, la caridad es un fuego que arde en nuestro interior que nos da fuerza para dar testimonio. Así estamos ya confesando esta Santísima Trinidad, la misión que el Padre y el Hijo envían al Espíritu Santo, para que nos confirme y también nosotros podamos decir ´Padre´ y que somos hijos adoptivos, que somos herederos”. 

“En los relatos de las vocaciones en el Antiguo y Nuevo Testamento –Moisés, Jeremías, Pablo– se reconocen tres frases que se repiten constantemente y se repiten hoy a cada uno de nosotros: ´ve, yo te mando´ porque es el señor que nos llama y que nos manda la misión, como el Padre envió al Hijo y como el Padre y el Hijo nos envían el Espíritu Santo”, indicó.

“La segunda frase es ´no tengas miedo´ porque sabemos que esto nos desborda y nos hace temblar frente a nuestras falibilidades. La tercera frase que consuela es ´yo estaré contigo´. El mandato que viene de Dios nos desborda, nos da miedo, pero ´yo estaré contigo´. La relación personal que nos hace discípulos a través del Bautismo no consiste solo en adherir a la misma doctrina sino a seguirlo a Jesús y vivir su misma vida”. 

Monseñor Azpiroz Costa recordó que “Jesús, el Emmanuel, no se ha ido. Vive presente en nosotros, se queda por su Espíritu. El Padre ama al Hijo y el Hijo ama al Padre y ese es el impulso de amor del Espíritu”.

“San Pablo es un hombre que ha estado encendido de ese amor tanto que también dirá que el amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. Esa es la vida del creyente impulsado por el Espíritu Santo y esa es la acción del Espíritu Santo en todo creyente. Somos hijos de Dios guiados por ese espíritu, por eso podemos decir Padre como Jesús lo decía, porque somos hijos. Y somos templos del Espíritu Santo en el corazón de la Trinidad”.

“La fiesta de la Trinidad, es la fiesta de la dignidad de los hijos de Dios, frente a ello, adoración y responsabilidad porque somos los herederos. Si tocáramos el umbral de este misterio cuántas crisis de identidad habría de menos y cuánta esperanza de más en nuestro día a día, porque así sumergidos en la Trinidad descubrimos que nuestro conocer de la inteligencia y nuestro amar del corazón que pide rienda, son poderes del alma que encuentran en la Trinidad su fuente y su culmen, por eso somos hijos y herederos”, concluyó.+