Obispos filipinos dedican una jornada de oración ante la crisis en Myanmar

  • 28 de mayo, 2021
  • Manila (Filipinas) (AICA)
Será el próximo domingo 30 de mayo, para implorar al Señor "el fin de esta violencia y que todas las personas implicadas sean conducidas hacia la construcción de la paz".

Los obispos de Filipinas convocaron a rezar por la situación en Myanmar, después de que cuatro personas que se refugiaban en una iglesia murieron y muchas otras resultaron heridas en los enfrentamientos en este país del Sudeste Asiático, y de que la iglesia del Sagrado Corazón de Kayanthayar, cerca de Loikaw, sufriera grandes daños durante el ataque del 23 de mayo, domingo de Pentecostés.

La convocatoria es para el próximo domingo 30 de mayo, solemnidad de la Santísima Trinidad, y fue hecha por el presidente de la Conferencia Episcopal de Filipinas, monseñor Rómulo G. Valles, arzobispo de Davao, a través de la página web del episcopado.

El prelado precisó que será una jornada de oración "por el pueblo que sufre en Myanmar y, en particular, por la Iglesia en Myanmar". "Imploramos al Señor el fin de esta violencia y que todas las personas implicadas sean conducidas hacia la construcción de la paz".

Por otra parte la Conferencia Episcopal de Filipinas envió una carta al cardenal Charles Maung Bo SDB, arzobispo de Yangon, asegurándole sus oraciones y su solidaridad con el pueblo de Myanmar en estos "tiempos difíciles".

En los últimos días, el purpurado birmano hizo un nuevo llamamiento al fin de la violencia, mientras que el conflicto entre el ejército y las fuerzas opositoras al gobierno militar se intensificaron en los últimos días: "Todo esto debe terminar. Les rogamos a todos... que no intensifiquen la guerra", clamó.

Mientras tanto, desde que se profundizó la crisis, más de 800 personas han muerto y más de 3.000 han sido detenidas desde el golpe militar del 1° de febrero.

El papa Francisco también celebró el 16 de mayo una misa para los católicos de Myanmar que viven en Roma, instándoles a no perder la esperanza y apelando a la unidad, calificando la división entre los pueblos como "una enfermedad mortal".+