Mons. Martínez: El Espíritu Santo acompañará a la Iglesia hasta el final de los tiempos

  • 27 de mayo, 2021
  • Posadas (Misiones) (AICA)
"En estos dos mil años la Iglesia evangelizó, con la alegría del Espíritu, pero no le faltaron sufrimientos y martirios", sostuvo el obispo de Posadas.

El obispo de Posadas, monseñor Juan Rubén Martínez, reflexionó sobre la solemnidad de Pentecostés y la importancia de la Iglesia en su carta semanal. 

“En este domingo estamos celebrando la gran solemnidad de Pentecostés. El Evangelio nos muestra a Jesucristo Resucitado enviando a sus apóstoles y les otorga el poder para ejercer el ministerio de perdonar y retener los pecados, que los sacerdotes ejercen en el sacramento de la confesión”, recordó.

“Es importante recordar que estos hombres eran como nosotros. Pedro, cuando es elegido, se reconoce como pecador, y en el contexto de la Pasión de Jesús niega tres veces a su maestro, aunque después llora arrepentido por su debilidad y miedo”, agregó.

Monseñor Martínez destacó que “esto es fundamental que lo tengamos presente, porque si bien es cierto que solo Dios es perfecto, nosotros no podemos hacer alarde de nuestras fragilidades, más bien debemos reconocerlas y tratar de cambiar, de insertar la Pascua en nuestra vida. Quizá como el apóstol Pedro deberemos no relativizar, sino llorar nuestros pecados con arrepentimiento. Solo desde la humildad nos hacemos amigos de Dios”. 

“En esta reflexión de Pentecostés quiero tener especialmente presente a la Iglesia. Los cristianos por el bautismo somos parte de la Iglesia. Nuestra fe en Jesucristo el Señor, por un lado, tiene una dimensión de compromiso personal y, por otro, necesariamente tiene una dimensión comunitaria, eclesial”. 

En este sentido, el obispo posadeño citó al papa Francisco en la exhortación apostólica Evangelii gaudium y también el documento de Aparecida. 

Monseñor Martínez afirmó que “en estos dos mil años la Iglesia evangelizó, con la alegría del Espíritu, pero no le faltaron sufrimientos y martirios. Solo basta recorrer la historia, en donde desde ya se hace presente la fragilidad humana y la debilidad, como las negaciones de Pedro o la búsqueda de los primeros lugares de los Apóstoles Juan y Santiago, cuando todavía no entendían de qué se trataba el Reino de Dios…”

“Pero la Iglesia que ha recorrido los siglos ha contado con la garantía del Espíritu Santo, que llevó a que muchos hombres y mujeres sean ´testigos de Dios´. También tantos santos, mártires, hombres y mujeres que desde el silencio de la cotidianidad fueron fieles, y dieron su vida por Amor a Dios y a sus hermanos. Hoy como ayer también deberemos dar testimonio en medio de alegrías y sufrimientos”, sostuvo.

“Nosotros en este Pentecostés queremos que resuene en nuestro corazón el mandato del Señor que nos dice: ´Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos´”, concluyó.+

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