Mons. Ojea: "El Espíritu Santo es el consuelo, nunca nos deja solos"

  • 23 de mayo, 2021
  • San Isidro (Buenos Aires) (AICA)
En su mensaje por la solemnidad de Pentecostés, el obispo de San Isidro pidió: "Que vivamos el Espíritu como una verdadera compañía, como un consuelo de cualquier soledad en este tiempo difícil".

El obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Oscar Vicente Ojea, recordó que este domingo es la celebración de la solemnidad de Pentecostés, la venida del Espíritu Santo, y enfatizó: “El Espíritu Santo es el consuelo, el que nunca nos deja solos”.

“Consolar quiere decir justamente, acompañar la soledad. Desde que nos bautizamos ninguno de nosotros está solo, el Espíritu acompaña toda nuestra vida”.

El prelado sanisidrense valoró la importancia de una “pastoral del consuelo” en este tiempo, para “pedirle al Espíritu Santo que nos enseñe a acompañarnos, a escuchar, a sentirnos cerca, a contener, a no apresurarnos, a vivir con mayor serenidad, con menos ansiedad, con más respeto”.

“El Espíritu Santo nos acompaña. El Espíritu es llamado también el ‘alma de la Iglesia’; el alma está en todas y cada una de las partes del cuerpo, el alma está para la unidad en la Iglesia y en el mundo. El Espíritu nos da la libertad necesaria como para valorar todos los carismas”, sostuvo.

El obispo explicó que “los carismas son los dones que regala el Espíritu Santo y son diferentes, y todos son necesarios”.

“Por eso el Espíritu es importantísimo para enseñarnos a vivir en la diversidad, apreciar lo diverso, a ver con sencillez los carismas que no tenemos y a valorarlos en los demás, abrir los ojos para decir: qué bien; aquel o aquella tiene esto que yo no tengo y lo valoro. Eso es un aporte a la comunidad”, precisó.

“Que el Espíritu Santo que pedimos y deseamos, como lo llamamos en la oración: ‘ven Padre de los pobres’; a Él le decimos: ayuda a este vacío que tengo para llenarlo de Vos, llenarlo de tu Amor”. 

Monseñor Ojea finalizó su reflexión para la solemnidad de Pentecostés rezando: “Que vivamos el Espíritu como una verdadera compañía, como un consuelo de cualquier soledad en este tiempo difícil; que aprendamos a consolar a los demás y que aprendamos a apreciar lo diverso, a valorar aquellos dones que nosotros no tenemos y que aportan al mismo cuerpo”.+