Antiquum ministerium: "un servicio estable pero realizado de forma laica"

  • 11 de mayo, 2021
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
En la rueda de prensa de presentación del motu proprio, Mons. Rino Fisichella, recordó que la formación es necesaria y no una cuestión de clericalizar a los laicos.

Un ministerio "muy antiguo", el de catequista, que siempre acompañó el camino evangelizador de la Iglesia, dijo esta mañana el presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, monseñor Rino Fisichella, durante la rueda de presentación del motu proprio “Antiquum ministerium", del papa Francisco, que instituye el ministerio laical del catequista.

El establecimiento de este ministerio laical específico, deseado por el Papa, constituye, por tanto, tras la publicación del Directorio para la catequesis de 2020, "un paso más para la renovación de la catequesis y su trabajo eficaz en la nueva evangelización". 

Y también "una gran novedad", con la que "es fácil ver cómo el papa Francisco cumple un deseo de Pablo VI". En su discurso resuena la referencia a la exhortación apostólica Evangelii nuntiandi de 1975 y al Concilio Vaticano II. 

Es importante la referencia a la Constitución dogmática Lumen gentium, que dice: "Los laicos están llamados ante todo a hacer la Iglesia presente y activa en los lugares y circunstancias en los que no puede convertirse en la sal de la tierra sino a través de ellos".

Monseñor Fisichella, entrando en la especificidad del motu proprio, subrayó que no se trata, por tanto, de ser "sustitutos de sacerdotes o consagrados" sino, como laicos, de expresar de la mejor manera la vocación bautismal con una acentuación de compromiso misionero, "sin caer en ninguna expresión de clericalización". 

Un ministerio que, por tanto, no se expresa "principalmente en el ámbito litúrgico, sino en el específico de la transmisión de la fe mediante el anuncio y la instrucción sistemática".

Los requisitos
“Es obvio que no todos los que hoy son catequistas podrán acceder al ministerio de catequistas”, sin dejar de ser catequistas, dijo. 

“Este ministerio -explicó- está reservado para quienes responden a ciertos requisitos que enumera el motu proprio. En primer lugar, el de la dimensión vocacional al servicio de la Iglesia donde el obispo lo considera más calificado", donde "considera necesaria su presencia ".

También es central el aspecto de la formación para lo cual el Catecismo de la Iglesia Católica es una herramienta esencial. "Las diócesis deberán velar -destacó- que los futuros catequistas tengan una sólida preparación bíblica, teológica, pastoral y pedagógica para ser comunicadores atentos de la verdad de la fe, y que ya hayan adquirido una experiencia previa de catequesis". Por tanto, la referencia a los obispos es fundamental. 

Para Fisichella es deseable, entonces, que "la institución del ministerio lleve también a la formación de una comunidad de catequistas que crezca con la comunidad cristiana", "sin la tentación de restringirse a los estrechos confines de la propia realidad eclesial y libre de cualquier forma autorreferencial".

La prioridad es el encuentro con el Señor
"No se improvisa catequistas", dijo monseñor Fisichella, "porque el compromiso de transmitir la fe, además del conocimiento de los contenidos, requiere un encuentro personal previo con el Señor: quien realiza el ministerio de catequista sabe esa Iglesia y transmite la fe de la Iglesia”. Esta responsabilidad no se puede delegar, pero afecta a todos personalmente.

Concretamente, corresponde ahora a las Conferencias Episcopales identificar los requisitos, como la edad, los estudios necesarios, los métodos para acceder al ministerio, mientras que a la Congregación para el Culto Divino se le encomienda la tarea de publicar el rito litúrgico para la institución del ministerio por el obispo. 

Además, en nombre del Papa, el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización prestará todo su apoyo para que el nuevo ministerio se expanda en la Iglesia y encuentre también formas de apoyo para la formación de los catequistas.

Millones de catequistas pueden redescubrir su vocación
Monseñor Fisichella puso de relieve el hecho de que este motu proprio se hace público en la memoria litúrgica de San Juan de Ávila (1499-1569), un doctor de la Iglesia que supo ofrecer a los creyentes "la belleza de la Palabra de Dios y la enseñanza viva de la Iglesia con un lenguaje no sólo accesible a todos, sino fuerte en una intensa espiritualidad". 

En 1554 produjo el catecismo dividido en cuatro partes. Una oportunidad, por tanto, para que los catequistas se inspiren en el testimonio de este santo. 

Finalmente, el prelado deseó que "el proceso de evangelización prosiga su fecundo camino de inculturación en las diversas realidades locales y que los millones de catequistas, que cada día dedican su vida a este ministerio tan antiguo y siempre nuevo, redescubran su vocación. Por una renovación del proceso catequético a favor de la Iglesia y de las nuevas generaciones”.+