Francisco: Para un cristiano no hay distinción entre acción y oración

  • 5 de mayo, 2021
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
Continuando el ciclo de catequesis sobre la oración, el Papa centró hoy su meditación en el tema: La oración contemplativa

“Quien vive en una gran ciudad, donde todo es artificial y funcional, corre el riesgo de perder la capacidad de contemplar”, advirtió esta mañana el papa Francisco durante la audiencia general que tuvo lugar en la biblioteca del Palacio Apostólico y en la que el pontífice, continuando con su ciclo de catequesis sobre la oración, meditó hoy sobre el tema: La oración contemplativa.

Francisco destacó que “la dimensión contemplativa del ser humano -que todavía no es la oración contemplativa- es un poco como la 'sal' de la vida: da sabor, da gusto a nuestros días. Puedes contemplar mirar el sol que sale por la mañana, o los árboles que se vuelven verdes en primavera; puedes contemplar escuchar música o el canto de los pájaros, leer un libro, frente a una obra de arte o esa obra maestra que es el rostro humano”.

Pero “ser contemplativo no depende de los ojos, sino del corazón. Y aquí entra en juego la oración, como acto de fe y amor, como 'aliento' de nuestra relación con Dios. La oración purifica el corazón y, con ella, ilumina también la mirada, permitiéndonos captar la realidad desde otro punto de vista".

En este sentido, recordó el Papa, el Catecismo cita un célebre testimonio del Santo Cura de Ars: "La contemplación es una mirada de fe fija en Jesús. 'Yo lo miro y él me mira'". 

“Todo sale de ahí: de un corazón que se siente mirado con amor. Entonces la realidad se contempla con otros ojos. 'Yo lo miro y él me mira a mí'. Es así: en la contemplación amorosa, propia de la oración más íntima, no se necesitan muchas palabras: basta una mirada, basta con estar convencidos de que nuestra vida está rodeada de un amor grande y fiel del que nada nos podrá separar. Jesús fue el maestro de esta mirada. 

La luz del amor del Padre
En la contemplación amorosa, prosigue el Papa, basta una mirada, “basta estar convencidos de que nuestra vida está rodeada de un amor grande y fiel del que nada nos podrá separar jamás”. 

Así fue para Jesús cuyo secreto, en los momentos más difíciles de su existencia terrena, fue "la relación con el Padre celestial". 

Francisco recordó el episodio de la Transfiguración que sitúan los Evangelios precisamente en el momento crítico de la misión de Cristo "cuando a su alrededor crece la contestación y el rechazo" incluso por parte de los discípulos. 

“Justo en el momento en que Jesús es incomprendido –observa el Papa– justo cuando todo parece desdibujarse en un torbellino de incomprensiones, es allí donde brilla una luz divina”, la luz del amor del Padre.

En el Evangelio no se oponen contemplación y acción
El papa Francisco continúa su reflexión señalando que hubo maestros de espiritualidad que han contrastado la contemplación con la acción, exaltando a quienes optan por huir del mundo para dedicarse solo a la oración, pero, se trata de "un dualismo que no pertenece el mensaje cristiano”. 

Hay una gran llamada en el Evangelio, y es seguir a Jesús por el camino del amor. Este es el vértice, es el centro de todo. En este sentido caridad y contemplación son sinónimos, dicen lo mismo. 

San Juan de la Cruz argumentó que un pequeño acto de amor puro es más útil para la Iglesia que todas las demás obras juntas. Lo que proviene de la oración y no de la presunción de nuestro ego, lo que se purifica con la humildad, aunque sea un acto de amor apartado y silencioso, es el mayor milagro que un cristiano puede lograr. 

Y este es el camino de la oración contemplativa: yo lo miro, él me mira y ahí, un acto de amor en el diálogo silencioso con Jesús que tanto bien hace a la Iglesia.

El Papa recuerda a los fieles el rezo del Rosario
Antes de dirigir la última despedida a los fieles de los distintos idiomas, al final de la audiencia, el papa Francisco dirige a todos una invitación vinculada al mes mariano que vivimos: "Guiados por santuarios de todo el mundo, en este mes de mayo rezamos el Rosario para invocar el fin de la pandemia y la reanudación de las actividades sociales y laborales. Hoy guía esta oración mariana el santuario de la Santísima Virgen del Rosario en Namyang, Corea del Sur. Nos unimos a los reunidos en este santuario, orando especialmente por los niños y adolescentes".

La exhortación especial a los fieles de lengua española es que “tengan una pausa para ir a la iglesia más cercana, a sentarse un rato delante del sagrario. Déjense mirar por el amor infinito y paciente de Jesús, que allí los espera, y contémplenlo con los ojos de la fe y con los ojos del amor. Él les dirá muchas cosas al corazón. Que Dios los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Muchas gracias”.+